"Hay que saber comerse sapos a veces", dice el precandidato uruguayo a la izquierda en Chile

Daniel Carlos Martínez Villamil (62) le disputó en 2015 la intendencia de Montevideo a la esposa del expresidente de Uruguay, Lucía Topolansky. Y le ganó ampliamente con un 32%  de los votos. Hoy el ingeniero industrial mecánico y ex líder sindical es el precandidato del Frente Amplio de Uruguay-coalición que agrupa desde la DC a la izquierda dura- con más posibilidades de llegar a la papeleta en las presidenciales de 2019.  Según encuestas locales tiene un 54% de las preferencias en su sector.

Martínez esta mañana fue unos de los principales oradores del seminario "Construyendo alternativa democrática progresista" organizado por el Partido Socialista en la antesala de su XXXI Congreso ideológico. Qué le queda a la izquierda para recuperar el espacio que tenía en América Latina y que ha ido perdiendo progresivamente a manos de la derecha, es parte de la disyuntiva que el precandidato uruguayo vino a discutir a Chile.

En conversación con La Tercera PM, el aspirante a suceder a Tabaré Vázquez en la presidencia de Uruguay, habla de cómo el electorado le ha pasado la cuenta a la izquierda por los casos de corrupción en América Latina y el mundo y la experiencia de la izquierda en Uruguay que ha logrado mantenerse en el poder por casi 15 años entendiendo que es obligación tolerar sus diferencias.

Los socialistas lo invitaron a Chile a hablar de la fragilidad de la democracia y de las opciones que tiene el progresismo. ¿Qué puede transmitir a partir de la experiencia de su país?

El Frente Amplio en Uruguay no es solo el Partido Socialista, es una alianza diversa que soñó con crear un proyecto político que logre el desarrollo económico con justicia social. Hay socialistas, comunistas,  democristianos que son parte de la izquierda en Uruguay, hay progresistas de los partidos tradicionales, hay movimientos mas de guerrilleros. Nos respetamos.

Esa es forma en que el Frente logró ser alternativa en Uruguay...

No hay recetas. Esta es la experiencia uruguaya... En Uruguay sí hemos sabido -Chile y otros lugares no lo han logrado- entender que la unidad de lo diverso es lo más importante para poder cambiar... No creo que en estos 14 años hayamos hecho todo bien, pero el país ha fortalecido su institucionalidad democrática y ha trabajado muchísimo la transparencia.

Uno de los puntos que el PS va a discutir en su Congreso XXXI es su política de alianzas, si apuesta de la DC al Frente Amplio, o privilegia más una alianza de izquierda. La DC acá ha dicho que no se siente cómoda con el Partido Comunista. No ha sido fácil hacer coalición...

La política de Chile la resuelven los chilenos...La experiencia uruguaya es saber que por separado no movíamos el reloj de la historia. Y, sabiendo procesar las diferencias, podíamos soñar con llegar al gobierno y mantenernos 14 años y generar cambios profundos. Hay que saber que hay que comerse sapos a veces porque no es siempre se hace lo que uno quiere, pero siempre hay que buscar los consensos en la base. Esa es la experiencia uruguaya, pero no vamos a dictar cátedras.

¿Cuánto han influido los casos de corrupción en el triunfo de la derecha en América Latina? ¿Cuánta responsabilidad tiene la misma izquierda de este retroceso que está sufriendo?

Es el mundo y a lo largo de la historia la gente le puede perdonar a la derecha desviaciones éticas, a la izquierda nunca. Es nuestra línea de flotación. Parte del nuevo paradigma de progresismo es unir el desarrollo económico y la justicia, y lo primero es la reinvindicación de la rigurosidad de la ética en la gestión de gobierno. La izquierda no puede tener la menor desviación ética y tiene que ser más que rigurosa. Esto a influido en Venezuela, en Brasil...El imperativo ético es el punto de partida para cualquier proyecto de izquierda.

Usted es el precandidato del Frente Amplio siendo ingeniero y con un perfil ejecutivo, muy distinto al de Pepe Mujica, que se volvió la imagen de la austeridad y el anticapitalismo para una parte de la izquierda.

Es interesante porque yo me hice intendente compitiendo con la esposa del Pepe. Él fue el protagonista de la campaña de la esposa y yo tuve el 32% de los votos y ella el 18%. Yo fui un dirigente sindical importante y en toda mi vida he trabajado socialmente y he recorrido los barrios. Conozco cada pueblito del país, como pocos políticos. Tenemos un perfil diferente con el Pepe, pero -a su vez- los dos tenemos cercanía con la ciudadanía. Si bien soy ingeniero y profesional, los dos venimos de un sector de clase media, y media para arriba. A mi tampoco me gusta el capitalismo y el consumismo. En algunas cosas no somos iguales con Pepe y en otras somos muy parecidos. Igual tenemos otras diferencias, porque para el Pepe no es tan importante la gestión y para mi sí es importante, yo no cambio nada si no gestiono bien y si me gasto la plata de la gente. El progresismo tiene que ser el reparto de la riqueza, no de la pobreza.

¿Si ganara como será su relación con Bolsonaro?

A Bolsonaro lo eligió su pueblo, a mi no me gustará y se me eriza la piel de susto, pero mi deber como político es entender que lo eligió su pueblo y no me toca hacer de juez. Mientras él respete las reglas de juego democrático...

¿Y con Maduro en Venezuela se aplica lo mismo? Chile ha reconocido la presidencia del Juan Guaidó...

Me preocupan las cosas que están pasando en Venezuela y el nivel de polarización y violencia, y creo que siempre el que tiene la mayor responsabilidad es quien está en el gobierno ....

¿Maduro es para usted un gobierno legítimo?

Creo que tiene que entender que o se logra unir al conjunto del pueblo fuera de enfrentamiento y con un sistema en el cual todo el mundo se sienta representado.  Con dolor veo que Venezuela va a tener un futuro que no me gusta nada.