Hinzpeter apoya penalizar el negacionismo: "Supone una forma de burla o menosprecio al dolor"
A diferencia de la mayoría de Chile Vamos, el ex ministro de Piñera sostiene que el negacionismo "erosiona la memoria, y a la larga, puede alentar la repetición de los hechos".
Cuando la semana pasada la comisión de Derechos Humanos aprobó una indicación de Carmen Hertz (PC) que incorporaba el negacionismo como un nuevo tipo penal en el proyecto de ley sobre incitación a la violencia, un tuit de apoyo a esta idea pasó bastante desapercibido.
Era el ex ministro de Interior y Defensa del primer gobierno de Piñera, Rodrigo Hinzpeter: "Estoy totalmente de acuerdo con la penalización del negacionismo", escribió el abogado, marcando total distancia con todas las voces de la derecha que cuestionan esta idea, argumentando, entre otras cosas, que limita la libertad de expresión.
La indicación de la diputada comunista -que se aprobó con los votos en contra UDI, RN y Evopoli- busca sancionar a quien justifique, apruebe o niegue las violaciones a los DD.HH. ocurridas durante la dictadura en Chile y acreditadas por instancias formales del Estado, como las comisiones Rettig y Valech, estableciendo la pena de presidio menor en su grado medio y multa de 40 a 60 UTM y, en caso que lo realice un funcionario público, tanto la pena como la multa aumentan en un grado y se le inhabilitará para ejercer cargos en el Estado por un período de tres a cinco años.
Dedicado 100% al mundo privado, pero siempre con un ojo en la política, Hinzpeter explica hoy su posición. "Básicamente, creo que los países deben tener memoria. No soy de aquellos que creen que recordar horrores es re victimizar a la sociedad. Creo que recordar permite no olvidar generación tras generación y constituye un antídoto contra la repetición o reiteración", sostiene el abogado. Por eso, concluye, "entonces el negacionismo (que supone negar verdades formalmente establecidas por entidades estatales o internacionales, no cualquier idea que sostenga un cierto grupo) erosiona la memoria, dificulta recordar, y a la larga, puede alentar la repetición de los hechos. Adicionalmente, el negacionismo supone una forma de burla o menosprecio hacia el dolor de quienes sufrieron aquellas verdades formalmente establecidas".
Hinzpeter -cuya última aparición pública fue cuando visitó a Cecilia Morel en La Moneda, el mismo día que el Presidente Piñera estaba de cumpleaños-, aborda el argumento que dan quienes se oponen a la penalización del negacionismo.
"Siempre puede haber colisión de derechos. Entonces, las civilizaciones optan cautelosamente. En este caso, cuando se trata de ciertas verdades de horror formalmente establecidas, se opta o prefiere esa protección, limitando el derecho a expresarse", sostiene. Y agrega que "igual que ese derecho se limita, por ejemplo, cuando se sanciona la calumnia, optándose por el derecho al honor. O la libertad de informar se limita en ciertos casos, optándose por la privacidad. Así se construyen los ordenamientos jurídicos occidentales".
El debate en torno a la penalización del negacionismo ha tomando fuerza en los últimos días, más allá de las discusiones en la redes sociales. De hecho, tanto la ONU como el Consejo de Europa y la Unión Europa han instado a sus países miembros a legislar sobre el negacionismo y prohibir la apología de este tipo de crímenes.
La semana pasada, La Tercera PM publicó que un informe realizado por la Biblioteca del Congreso, solicitado por los parlamentarios de oposición que están por la aprobación del proyecto, da cuenta de que Alemania, Francia, Suiza, Austria, Bélgica, España, República Checa, Israel, Liechtenstein y Letonia son las naciones que ya han legislado sobre el tema. En Italia, en tanto, actualmente hay un proyecto en discusión sobre el tema y en los Países Bajos, una sentencia del Tribunal Supremo de esa nación calificó la negación del holocausto como un insulto y dio una sanción de un año de cárcel.
En el caso de Alemania, la norma contempla específicamente los crímenes cometidos por el régimen nazi. Si alguien llegara a negar el genocidio nacionalsocialista, la justicia alemana puede llegar sancionar con una multa o una pena privativa de hasta cinco años. Mientras que en Francia si bien se hace una distinción entre la apología de crímenes y la negación, la legislación contempla una pena de 1 a 5 años de prisión.
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