Kudelka se juega en seis meses su futuro en la U
En el plazo que le queda de contrato, el DT debe darle su identidad al equipo, avanzar en la Libertadores y redefinir los liderazgos en el equipo azul.
Frank Kudelka se prepara para vivir un semestre decisivo. El período no es antojadizo. Es, exactamente, el plazo que le queda de contrato al entrenador en Universidad de Chile. Seis meses en los que buscará plasmar una idea futbolística que, según propia confesión, aún no consigue graficar plenamente. Eso sí, la aspiración debe ir de la mano en los principales frentes que deben asumir los estudiantiles: el Campeonato Nacional y la Copa Libertadores, en la que se medirán ante Melgar, de Perú, por la segunda ronda del torneo continental.
En el torneo nacional el objetivo natural es el título. A nivel continental, el piso es llegar a la fase de grupos, lo que garantizaría ingresos de US$ 1,5 millones solo en premios, aunque superar esa instancia es el objetivo real. En ese caso, el botín se incrementaría en US$ 1 millón por cada encuentro que disputen como dueños de casa. Las fases siguientes se moverán en el mismo rango. Llegar a la final garantiza US$ 6 millones. Y levantar la Copa añade US$ 12 millones a las arcas.
Kudelka se enfoca primero en el fútbol. "Aún no puedo sentir mi trabajo, exponerlo. Aún ganando. No digo que no tengamos virtudes, pero no me alcanza. La exposición de mi trabajo, que es nuestro equipo puesto en cancha, no me deja satisfecho", dijo a fines de agosto. "Me está llevando más tiempo del que yo pretendía. Las cosas que han pasado frenan la rueda. Vengo de muchos años dulces, por decirlo así, y hoy me toca esta. Cuando termine mi recorrido aquí diré si fui capaz ante tanta adversidad. A ver si fui capaz de llevar este barco que está en una tormenta a días más soleados", expresó también. El panorama mejoraría, aunque no radicalmente, en los meses posteriores. La autocrítica se mantuvo.
Azul Azul ha puesto de su parte. La concesionaria que preside Carlos Heller comenzó a trabajar anticipadamente en el proceso de fichajes. La búsqueda se alternó en el medio local, desde donde llegaron apuestas como provenientes de escuadras que el año pasado estaban en el ascenso, como Diego Carrasco, de Coquimbo Unido, y Pablo Parra, de Cobreloa; jugadores que destacaron en el último torneo, como Sergio Vittor, Matías Campos López, Jimmy Martínez, Augusto Barrios y Nicolás Oroz; y el experimentado zaguero argentino Lucas Aveldaño, quien dejó el Tenerife para sumarse al proceso que guía el cordobés. Una mezcla que, esta vez sí, llena el gusto del entrenador, quien se involucró directamente en la elección y no tendrá que ingeniárselas con jugadores heredados de elecciones de otros estrategas.
En contraposición a otras temporadas, en que la billetera se abrió con generosidad, este año la U ha apostado por la mesura. De hecho, la inversión en fichajes bordea los US$ 1,5 millones, un millón menos que lo que costó solamente la salida de Jean Beausejour desde Colo Colo, en 2016, la inversión más costosa del último tiempo y que se enmarcaba en una estrategia distinta y claramente más agresiva que la actual. Ahora se apunta por fichajes de bajo costo, como los de Carrasco y Parra; cesiones como las de Vittor y Oroz, jugadores libres como Aveldaño e inversiones como en los casos de Jimmy Martínez y Augusto Barrios. Y, también en materia económica, se cumple otro gran objetivo: reducir el costo de la planilla. El ahorro se estima cercano a los $ 100 millones mensuales.
Respaldos y cambios
Otra de las fuertes señales de respaldo hacia el trabajo del entrenador ha sido la renovación de la cesión de Yeferson Soteldo. El venezolano se ha transformado en el preferido del DT, quien lo ha elogiado públicamente aunque también le aplicó mano dura cuando su disciplina traspasó los límites de lo permitido. El caribeño es una de las piezas clave en un equipo que apuesta por el equilibrio defensivo y por la dinámica a través de las bandas para generar ataques explosivos.
La propuesta futbolística del entrenador va de la mano de la reestructuración que le introdujo al plantel. La U dejó partir a jugadores veteranos como David Pizarrro, Christian Vilches y Gonzalo Jara y a otros experimentados, pero menos viejos, como Felipe Seymour, Franz Schultz, Alejandro Contreras e Isaac Díaz, precisamente porque no cuadraban con el estilo que Kudelka pretende consolidar, una realidad con la que el DT tuvo que lidiar en la primera parte de su gestión.
De la mano de esta modificación va, también, la redefinición de los liderazgos en el equipo estudiantil. En octubre, el técnico llegó a concluir que parte del plantel no le obedecía. Los futbolistas le reprochaban sus críticas públicas, que también se producían en privado. Por esa época, ya comenzaba la búsqueda de un refuerzo por línea y rondaba la idea de una limpieza en el camarín. "Me quiero quedar a cumplir mi cargo para defender mi idea de trabajo. Me gustaría quedarme mucho tiempo. No me quiero ir. Mi idea es tener un equipo comprometido con el lema de 'la institución por arriba de todos nosotros', porque sólo así se logra un sentido de pertenencia y nadie tiene que estar exento de eso", dijo entonces a la prensa.
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