El primer ministro británico, Boris Johnson, se enfrentará hoy a una moción de censura que podría sacarlo del poder, tras un creciente descontento hacia su gobierno. Si bien desde que asumió el cargo en julio de 2019, el mandatario ha sorteado muchas tormentas políticas, en esta ocasión le ha sido más difícil debido a las críticas por su mala gestión y la baja popularidad.

El escándalo de las fiestas en las dependencias del gobierno durante las cuarentenas contra el COVID-19, restricciones que el propio gobierno impuso a Inglaterra en 2020 y 2021, fue la gota que colmó el vaso para muchos de sus adherentes. Las revelaciones del reporte de Sue Gray sobre que el primer ministro y su equipo ignoraron de forma reiterada las restricciones avivaron la indignación en el país, en un escándalo conocido como “partygate”.

Boris Johnson se reunió hoy a puerta cerrada con las filas tories, a quienes les prometió que bajará los impuestos, tan solo unos días después de subirlos el mes pasado, como una forma de convencerlos para que le entreguen su respaldo.

A continuación las claves para entender la moción contra el premier británico.

En algún momento de los últimos diez días, desde la última sesión del parlamento, se alcanzó el umbral de 54 diputados necesarios para desencadenar un desafío de liderazgo. Esto significa que el 15% de los parlamentarios conservadores escribieron al presidente del Comité de 1922 diciendo que ya no confiaban en Johnson como líder. Solo el presidente, Sir Graham Brady, sabe exactamente quiénes son, aunque unas dos docenas han pedido públicamente que Johnson renuncie.

Boris Johnson estaba en el palco real disfrutando de la fiesta del sábado por la noche por el Jubileo de la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham cuando recibe el memorándum que circulaba entre las filas del Partido Conservador.

Titulado “Liderazgo del partido” y escrito por un parlamentario conservador anónimo, el documento de 758 palabras se distribuía aceleradamente en los grupos conservadores de WhatsApp mientras el primer ministro disfrutaba de las actuaciones de Rod Stewart y Diana Ross, relata el diario The Telegraph.

Al detallar las razones por las que Johnson “ya no era un activo electoral”, el documento resumía los sentimientos de muchos parlamentarios que creían que el mandatario se había convertido en un perdedor de votos.

No solo fue el escándalo por las fiestas durante el confinamiento el que le pasó la cuenta, sino que también las encuestas de popularidad bajas lo que terminó convenciendo a los parlamentarios de que Johnson ya estaba en sus últimos días al frente del gobierno.

En ese sentido, según The Telegraph, la gota que colmó el vaso para sus colegas parece haber sido el abucheo que Johnson recibió en las afueras del servicio de acción de gracias del viernes en la Catedral de San Pablo.

El documento cita una encuesta que sugiere que 27% de los votantes conservadores cree que el primer ministro debería renunciar, el memorando decía: “El abucheo de Boris Johnson en el servicio de Acción de Gracias del Jubileo no nos dice nada que los datos no nos digan. No hay ningún grupo social que confíe en él, incluso considerando que el 55% de los conservadores actuales lo califica de poco confiable, contra solo el 25% que dice que es confiable”.

El memorando condenatorio predijo: “Si se deja en el cargo, llevará al Partido a una derrota sustancial en 2024. Perderá los escaños del Muro Rojo (con mayorías por debajo de 10.000) para los laboristas, y los escaños del Muro Azul (con mayorías de hasta 20.000) para los liberales”. Demócratas.

“Al menos 160 diputados están en riesgo (todas las mayorías por debajo de los 10.000 y las mayorías orientadas a los Liberales Demócratas por debajo de los 20.000). Además, el voto táctico, tan devastador en 1997, está regresando y podría convertir una derrota en un derrumbe”.

Los parlamentarios conservadores votarán en una votación secreta si confían en el liderazgo de Johnson. La votación se lleva a cabo esta noche entre las 6 pm (13 horas de Chile) y las 8 pm (15 horas de Chile) y el resultado se anunciará poco después. Si pierde, se espera que renuncie; si gana, no puede enfrentar otro desafío a su liderazgo durante 12 meses, aunque esa regla puede ser cambiada por el ejecutivo del Comité de diputados conservadores de 1922.

Necesitan convencer a 180 de los 359 diputados conservadores, muchos más de los que se han manifestado contra Johnson hasta ahora. Los rebeldes temen que no obtendrán suficiente apoyo.

Teóricamente estaría a salvo, pero su posición puede ser precaria. Ya ha ocurrido con otros líderes conservadores que si bien ganan en estas votaciones su mandato luego se torna complejo al no poder llevar adelante su agenda y terminan renunciando.

Mucho dependerá de los números. Si solo unos 60 diputados conservadores votan en contra de Johnson, insistirá en que todavía cuenta con el apoyo de la gran mayoría de sus colegas parlamentarios y la rebelión habrá terminado efectivamente. Si el número de rebeldes se acerca a los 150 su posición será mucho más precaria.

Su tiempo como primer ministro terminaría. Según las reglas, se esperaba que renunciara como líder del Partido Conservador y no podría presentarse a la contienda subsiguiente. Sin embargo, seguirá siendo primer ministro hasta que se elija un sucesor.

Si bien los principios generales son conocidos, los detalles los determina el ejecutivo del Comité de 1922 en consulta con la junta del Partido Conservador.

En la última contienda por el liderazgo, que ganó Johnson, cualquier parlamentario podía presentarse si conseguía el apoyo de ocho colegas parlamentarios. Tres días después del cierre de las nominaciones, los parlamentarios realizaron su primera votación, y cada candidato necesitaba al menos 17 votos para pasar a la siguiente ronda. Si todos los candidatos hubieran obtenido más de 17 votos, el candidato con la menor cantidad de votos habría sido eliminado.

La segunda ronda tuvo lugar cinco días después, y los candidatos restantes necesitaron al menos 33 votos para continuar. En rondas posteriores se eliminó al candidato con la menor cantidad de votos hasta que quedaron dos candidatos.

Es probable que cualquier elección de liderazgo siga un proceso similar en términos generales, pero es probable que la cantidad de apoyo que cada candidato debe obtener en cada ronda aumente para reflejar la mayor cantidad de parlamentarios conservadores en general.

Una vez que los parlamentarios han reducido el campo a dos candidatos, la contienda se abre a los miembros del Partido Conservador. Esto puede llevar tiempo: en 2019 hubo una campaña de un mes con campañas electorales en todo el país antes de que se contaran las papeletas. Si hay un concurso de liderazgo este año, es probable que siga una escala de tiempo similar.

Una vez que se elija un nuevo líder, se espera que Johnson presente su renuncia a la reina. Su sucesor acudiría entonces al Palacio de Buckingham para pedir su aprobación para formar un nuevo gobierno. Gran Bretaña no puede quedarse sin un primer ministro, por lo que se espera que Johnson permanezca en el cargo hasta entonces.

Se esperaría que el gabinete acordara un sucesor temporal mientras se lleva a cabo una competencia por el liderazgo. Probablemente sería Dominic Raab, el adjunto de Johnson, pero los posibles retadores de liderazgo podrían querer asegurarse de que el primer ministro interino no fuera alguien que pretendiera postularse a sí mismo.

El mandatario está recorriendo el mismo camino que varios líderes conservadores. La última fue Theresa May, quien enfrentó un voto de confianza a su liderazgo el 12 de diciembre de 2018. En la votación May contó con el respaldo de 200 diputados (63 %), mientras que 117 (37 %) que no tenían confianza en ella, que solo necesitaba una mayoría de 83.

Esto fue suficiente para que May continuara a corto plazo como líder del partido y como primera ministra. Pero solo cinco meses después anunció su renuncia, luego de repetidos fracasos para lograr que su acuerdo Brexit fuera aprobado por la Cámara de los Comunes y una actuación desastrosa de los conservadores en las elecciones europeas.

El caso de John Major fue distinto. Casi cinco años después de convertirse en líder conservador y tres años después de ganar las elecciones generales, provocó el equivalente a un voto de confianza en sí mismo. Anunció su dimisión como líder el 22 de junio de 1995, desafiando a sus críticos dentro del partido Tory a que lo respaldaran o lo despidieran.

Major necesitaba una mayoría simple de los 329 diputados conservadores en la Cámara de los Comunes para ganar la contienda. Pero aunque obtuvo 218 votos, 111 diputados, un tercio del partido, votaron por su contendor John Redwood, anularon sus papeletas o se abstuvieron.

Major continuó como líder y primer ministro hasta que perdió las elecciones generales de 1997, que tuvieron lugar el 1 de mayo de 1997, casi dos años después de las elecciones de liderazgo de 1995.

El caso más emblemático es el de Margaret Thatcher. Según las reglas de entonces en el Partido Conservador, una elección de liderazgo podría llevarse a cabo una vez al año. En noviembre de 1990, se lanzó una nueva moción al liderazgo de Thatcher, que ganó 204 votos y su contendor 152.

Esto no fue suficiente para que Thatcher pasara los dos umbrales especificados en las reglas del partido, que establecían que el ganador necesitaba más del 50% de los votos generales, pero también tener un 15% de ventaja sobre el subcampeón.

Inicialmente declaró que impugnaría una segunda votación, antes de retirarse dos días después, luego de sondear la opinión de colegas cercanos.

Douglas Hurd y John Major decidieron unirse a la contienda, y Major ganó la segunda votación, celebrada el 27 de noviembre, con 185 votos. Luego que los otros contendores se unieran Major se convirtió en líder y primer ministro sin oposición.

El diario The Telegraph nombró algunos candidatos. Uno de ellos podría ser Jeremy Hunt, exsecretario de salud, que perdió ante Johnson en la ronda final d la contienda por el liderazgo conservador de 2019.

Desde entonces, ha estado en un segundo plano y ha sido crítico con el Gobierno, sobre todo en su papel como presidente del comité selecto de salud y atención social, en el que criticó su respuesta al covid.

La actual secretaria de Exteriores, Liz Truss, que es querida de las bases, dice el periódico. Tiene una base sólida dentro del partido entre parlamentarios y miembros. Ha tenido un papel destacado en la respuesta británica a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

Rishi Sunak, secretario del Tesoro desde febrero de 2020, fue considerado durante mucho tiempo un heredero natural para suceder a Johnson como futuro líder del Partido Conservador. Sin embargo, ha estado envuelto en escándalos debido a la situación fiscal de su esposa.

Sajid Javid ahora ha ocupado todos los grandes cargos del Estado y regresó al gabinete como secretario de Salud en el verano de 2021 cuando se levantaron las restricciones de Covid. Javid adoptó un enfoque más agresivo hacia el virus que Matt Hancock, su predecesor, y expresó su resistencia a los llamados a un bloqueo total.