"Te la vamos a cobrar": la amenaza de barristas que anticipó el ataque al gerente general de la U

Felipe de Pablo, Azul Azul
Corona de flores dejada por antisociales en la casa de los padres de Felipe de Pablo tras ataque.

La disputa entre parte de la barra de la U y Felipe de Pablo se origina en el Superclásico del año pasado en el estadio Monumental. Las restricciones para el ingreso de elementos de animación en el duelo ante la UC revivieron el conflicto.


El atentado al gerente general de Azul Azul, Felipe de Pablo, remece al fútbol chileno. En la noche de este martes, el domicilio de los padres del funcionario de Universidad de Chile y el vehículo en el que había llegado a visitarlos fueron atacados. La vivienda fue apedreada y terminó con los vidrios rotos. El automóvil también resultó dañado. Los agresores, además, lanzaron una corona fúnebre de flores al interior del inmueble con una leyenda a modo de advertencia y una firma genérica que se adjudicaba la acción: "Por la razón o la fuerza" y "Los de Abajo".

El conflicto se enmarca en uno de los años más duros que ha tenido que vivir la concesionaria estudiantil desde que asumió el control del club. El equipo universitario está decimotercero en la tabla del Campeonato Nacional. La amenaza del descenso es real, pues los laicos superan apenas  por un punto a Deportes Antofagasta, el rival más cercano en la zona de pérdida de categoría. En el intertanto, los laicos vieron partir a dos técnicos, Frank Kudela y Alfredo Arias, y hasta al presidente de la empresa que los administra, Carlos Heller.

De Pablo adquirió mayor protagonismo en la organización del club justamente a partir de los ajustes que se produjeron por la salida de Heller de la testera. La salida de Eduardo Álamos propició su ascenso a la gerencia general del club laico.

El funcionario había sido el nexo entre los jerarcas de la barra Los de Abajo y la dirigencia. Se reunían con cierta periodicidad. El tema que más los unía era la coordinación para el ingreso de elementos de animación, como bombos, lienzos y pirotecnia, una situación que está regida y sujeta a restricciones según la ley de Derechos y Deberes de asistentes y organizadores de espectáculos de Fútbol Profesional, cuyo cumplimiento implementan el plan Estadio Seguro, las intendencias y Carabineros. De Pablo también recibía las sugerencias y quejas respecto de las condiciones en que eran tratados los fanáticos.

"Te la vamos a cobrar"

El Superclásico de agosto del año pasado, en el estadio Monumental, que terminó con un triunfo para Colo Colo por la cuenta mínima, marcó el primer punto de desencuentro entre De Pablo y los barristas. En esa época, el funcionario era el gerente de operaciones de Universidad de Chile, por lo que estaba en la primera línea de las reuniones de coordinación con las autoridades, la policía uniformada y Colo Colo, el organizador del espectáculo.

Las quejas de los aficionados apuntaban al hacinamiento al que fueron condenados en el estadio Monumental, considerando, además, que las disposiciones de seguridad los obligaban a ingresar al recinto mucho antes del inicio del encuentro e incluso con bastante antelación respecto de los hinchas colocolinos. Los de Abajo le reprocharon a De Pablo la presunta falta de apoyo. Ahí comenzó a crecer la tensión entre las partes. También lo tenían en la mira por la imposibilidad de disponer de elementos de animación en el duelo ante los albos de este año en el Estadio Nacional.

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La cercanía del clásico universitario frente a Universidad Católica, que se disputará este domingo a las 15 horas, en el que la hinchada azul se verá impedida de entrar los artículos que caracterizan el respaldo en las tribunas, revivió la disputa. Los barristas le exigieron a De Pablo que negociara una tregua con las autoridades que les permitiera utilizarlos a modo de incrementar el respaldo en la difícil instancia deportiva que atraviesa el equipo que ahora adiestra Hernán Caputto. No encontraron una respuesta favorable. Ahí surgió la amenaza. "Te la vamos a cobrar", le advirtieron, según cuentan en el club.

De Pablo también había restringido el traspaso de las entradas que los futbolistas reciben a modo de cortesía a miembros de la barra, una acción que aumentó la tirantez. Cada jugador debe registrar en una lista los nombres de los beneficiarios. El espíritu del beneficio es que sean familiares o amigos de los cuales el deportista debe hacerse responsable.

El ataque

Anoche, De Pablo, el gerente que siempre ha mantenido una relación cercana con futbolistas y que, a modo de ejemplo, hace un tiempo asesoró en la compra de un vehículo al volante uruguayo Ricardo Guzmán Pereira, sufrió la consumación de la amenaza. Un grupo de fanáticos lo siguió hasta el domicilio de su familia en Puente Alto y perpetró la emboscada. "Veníamos desde la ANFP y sentimos los ruidos, que no sabíamos qué eran, si eran balazos, piedras, si era un robo, y cuando salimos logramos identificar que eran cuatro hinchas corriendo hacia la esquina, que arrancaron en un auto. Según las personas que viven acá, nos comentaron que eran cuatro autos que venían en caravana, se dieron vueltas y terminaron tirando la corona de flores y reventando el auto y la casa", relató el funcionario a Mega respecto del ataque, que se produjo a eso de las 22.30 horas. "Son amenazas directas, por lo que dijo la gente que se pudo percatar, andaban armados cuando corren, cuatro vehículos terminan esto, con corona de flores y amenazas de muerte", añadió.

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ANFP condena

La ANFP y el propio club le manifestaron su respaldo a De Pablo. En Qulín comprometieron su respaldo para las acciones legales que persigan dar con los responsables. A su turno, José Luis Navarrete, el timonel de Azul Azul, también repudió el acto, que entiende como premeditado. "Como institución rechazamos esta acción delictual. Lo único que pretenden es amedrentar a Felipe y vamos a tomar las acciones legales correspondientes. Acá hay una razón, hay un seguimiento, es algo planificado", enfatizó.

Igualmente, el máximo directivo estudiantil adoptó la precaución de no generalizar responsabilidades. "La barra había tenido un buen comportamiento y a raíz de eso habíamos subido el aforo. Entonces, creemos que es un hecho aislado de grupos descolgados de la barra", teorizó.

Los elementos

Los rayados a los portones del Centro Deportivo Azul, en La Cisterna, han sido uno de los elementos más utilizados por los fanáticos. En 2015, por ejemplo, después de que se produjeran incidentes en el partido frente a Emelec por la Copa Libertadores, dejaron un categórico mensaje: "A$ul A$ul, tu derecho de admisión no nos intimida". Otro rayado consignaba: "Nuestra lucha continúa, siempre estaremos".

En agosto de 2017 hubo otra manifestación. Después de perder el Superclásico en el Monumental, en las afueras del CDA apareció un lienzo que apuntaba a los jugadores con pasado colocolino que defendían la camiseta azul: "No más zorras en la U".

En marzo de este año, Carlos Heller dejó el directorio de la concesionaria de la que sigue siendo el principal accionista. "Ganó la delincuencia. Me voy", sentenció al momento de anunciar su determinación. Las amenazas se habían incrementado después de la derrota frente a Universidad de Concepción. Los mensajes habían llegado por distintas vías. Incluso en otros lugares de trabajo del empresario. "He decidido dejar Universidad de Chile a partir de ahora. Renuncio dado que la delincuencia del fútbol nuevamente ganó, tengo amenazas de muerte en mi teléfono. Las recibo hace mucho tiempo, rayados en mis lugares de trabajo", declaró Heller. Ese día en la Octava Región también circularon unos panfletos con el rostro de Heller apuntado con un arma."Fuera Heller. Si no es por las buenas, será por las malas #HellerEstoNoEsLoTuyo", decía.

En la cancha, en tanto, la barra ha desobedecido continuamente a las campañas que ha realizado el club para evitar futuros castigos. Incluso estando castigados, han encendido bengalas en señal de rebeldía.

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