Las redes de Claudio Muñoz, el histórico hombre de Telefónica que se hará cargo de la crisis en Aguas Andinas
Estudió en Rancagua y en la Universidad de Chile, estuvo 30 años en Telefónica, llegó a Sofofa e Icare, tendió redes en el mundo político y, desde hoy, es el encargado de apagar la mayor crisis de Aguas Andinas.
Claudio Muñoz, hombre histórico del grupo Telefónica, fue el hombre escogido por el directorio de Aguas Andinas, empresa que controla la francesa Suez -a través de Agbar-, para resolver la crisis desatada por los cortes de agua en Osorno, donde opera su filial Essal.
Se trata de la primera responsabilidad mayor fuera de ese grupo que asume Muñoz tras renunciar, en abril de este año, a la presidencia de Telefónica en Chile. A esa compañía llegó a hacer la práctica en la década del 80, avanzando dentro de la jerarquía hasta asumir la presidencia. Pero, pese a eso, forjó una sólida red también afuera, destacando, por ejemplo, su rol en Icare, el círculo empresarial más top del país, donde hoy ejerce la presidencia. A Aguas Andinas, eso sí, arribó como director independiente en abril de este año, tras renunciar a la presidencia de Telefónica.
Su historia comenzó en Rancagua. "Vengo de una familia de clase media, mi madre era profesora y mi padre, un empleado de una empresa automotriz que ya no existe", relató hace cinco años, en una entrevista con La Segunda. Estudió en la Escuela Pública Número 1 de Rancagua y luego Ingeniería Civil Industrial, en la Universidad de Chile. También relató que viajaba a Santiago todos los días, aunque luego vivió en pensiones en el centro, en los álgidos años 80. El año 86 vio un aviso que decía que la antigua CTC –por esos años estatal- buscaba estudiantes para hacer la práctica y se entusiasmó. Y permanecería tres décadas allí.
En la antigua CTC comenzó como analista, trabajó en la gerencia de Finanzas y en 1999 llegó a la gerencia general. Partió a España, a la casa matriz del grupo, a mediados de la década pasada y fue, desde 2005, presidente del directorio de la compañía.
Su principal respaldo en Telefónica Chile fue Bruno Philippi, quien presidió la compañía hasta 2006 y junto a quien debió dar grandes batallas. Dos de ellas involucraron directamente al gobierno: discusiones tarifarias –en tiempos en que la telefonía fija todavía reinaba- y drásticas reducciones de la dotación de la ex CTC, que por esos años, fines de los 90, era tema nacional.
Fue junto con Philippi que comenzó a forjar redes a nivel político. También tuvo un rol el grupo Telefónica, donde lo prepararon durante años para asumir la presidencia del grupo. En ese rol, entre Philippi y Muñoz, estuvo algunos años el español Emilio Gilolmo, hombre fuerte del grupo, quien también colaboró en su formación para asumir la presidencia.
Parte de ese trabajo consistió en ingresar a diversas instituciones con objetivos más allá de lo estrictamente corporativo. Además de Icare, Muñoz participó o participa aún en la Protectora de la Infancia, Fundación País Digital, la Red Alta Dirección, el Fondo de Inversión Estratégica de Chile (FIE) y la Comisión Nacional de Productividad. En esa última posición fue nombrado directamente por la expresidenta Bachelet, en reemplazo de Rafael Guilisasti cuando este, en medio de los conflictos entre SQM y Corfo, arribó a la presidencia de las sociedades cascadas.
Pero también ha tenido algunos tropiezos. Su arribo al consejo de la Sofofa a comienzos de esta década estuvo cargado de expectativas, pues junto con Alfonso Swett Opazo –actual presidente de la CPC- buscaban renovar la cúpula y darle un perfil más técnico. Pero en 2014, el expresidente de Sofofa, Hermann von Muhlenbrock, dio un polémico discurso en medio del debate por la reforma tributaria que impulsaba el exministro de Hacienda, Alberto Arenas. Allí, advirtió que si se aumentaban los tributos, las inversiones se irían "a otro país".
El terremoto que se generó entonces en Sofofa solo se calmó cuando abandonaron el gremio, un par de años antes del plazo para el que fueron electos, Swett y Muñoz.
¿Cómo es? Diversas fuentes del mundo corporativo lo describen como un hombre negociador, poco confrontacional, con muchas redes y buscador de consensos. Resaltan sus habilidades blandas, que se juntan con un alto perfil técnico. No se identifica con algún sector político –a diferencia de Pickering, histórico DC-, lo que le permite transitar de manera más libre entre los diversos sectores.
"Es un hombre con amplia experiencia en el manejo de empresas reguladas de capitales españoles. El encargo es liderar la compañía en forma completamente aislada de sus filiales", cuenta un alto ejecutivo que comparte asiento en uno de los directorios que ocupa Muñoz.
Y eso, en medio de la crisis que tiene a su filial Essal en medio de un expediente de caducidad de su concesión en Osorno, es clave para Aguas Andinas.
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