Lilia Paredes, la profesora rural que rompe el esquema “tradicional” de primera dama en Perú
La "jefa de la casa", como la denomina su esposo, el nuevo Presidente Pedro Castillo, ayudó a su familia en su juventud cargando ripio, es tejedora, artesana, ganadera y cuida los animales de su chacra en Chugur, Cajamarca. Adoptó y crió a su hermana menor cuando su madre falleció, y ahora busca tener una oficina en el Palacio Pizarro para ayudar en los programas sociales del nuevo gobierno.
“No lo conozco personalmente (a Vladimir Cerrón), lo he visto en televisión. Él es dueño del partido (Perú Libre), pero ya lo he dicho, mi marido es el Presidente”. Así de tajante respondió la nueva primera dama de Perú, Lilia Paredes, ante los cuestionamientos sobre el gobierno entrante de Pedro Castillo.
El domingo, la esposa del mandatario aterrizó en Lima acompañada de sus dos hijos después despedirse de Cajamarca para participar en la ceremonia de cambio de mando. A su arribo fue recibida por una multitud de seguidores y fueron escoltados por los agentes de seguridad en un vehículo oficial para la familia presidencial. Un escenario opuesto al que estaba acostumbrada la profesora rural, una férrea creyente religiosa que en primera instancia se opuso a la candidatura de su marido y que hoy quiere un despacho en el Palacio Pizarro.
Lilia Ulcida Paredes Navarro, tiene 48 años, es oriunda de Tacabamba. Conoció a José Pedro Castillo Terrones en el colegio Arturo Osores de la misma localidad y debido a que el establecimiento era solo primaria estuvieron separados por unos años antes de volver a reunirse en la educación media, en el Instituto Educativo Nº 10465 de Puña.
De acuerdo con el documental “El Profesor”, la primera dama explicó que junto a “José”, como llama a su esposo, se iban caminando hasta la escuela hasta que en el último año de secundaria nació una atracción, que se formalizó en 1989. Desde ese momento han sido inseparables. Posteriormente, ambos acudieron y se titularon del Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras, donde compartieron aulas.
La pareja ha estado más de 20 años juntos después de casarse en el año 2000. Durante este periodo han mantenido una vida de campo alejada de las grandes urbes. La familia Castillo Paredes está constituida por dos hijos biológicos, Arnold, de 16 años, y Alondra, de nueve años. Sin embargo, el núcleo lo completa Jennifer, de 25 años, que es la hermana menor de Lilia y que tras perder a su madre cuando tenía un año y nueve meses, comenzó a ser criada por la pareja presidencial a los que llama “mamá” y “papá”.
Cuando perdí a mi madre, me quedé sola con mis hermanos y mi padre, sufrimos mucho. A pesar de que logramos que mi madre recibiera la mejor salud, murió a los 46 años. José me ayudó a criar a mi última hermana, a quien queremos como nuestra propia hija.
Lilia Paredes, primera dama de Perú.
La docente, además de su trabajo con los escolares y de estar a cargo de la crianza de sus hijos, ha sido tejedora a crochet y qallwa (telar de cintura), artesana y ganadera. En su juventud colaboró con su familia en sus horas libres “cargando ripio”. Es la encargada de mantener la tierra de su chacra, alimenta y cuida a los animales de la familia, entre ellos vacas y caballos.
Uno de los sobrinos de Pedro Castillo, Cledin Vásquez Castillo, señaló en conversación con La Tercera que frente a la casa del “profe” en Chugur hay una sede evangélica de la “Iglesia del Nazareno”, en la que Lilia Paredes es instructora del Evangelio y su hija es asistente del templo. Aunque el mandatario estuvo vinculado a esta creencia, ahora practica el catolicismo y es devoto de la Virgen de los Dolores de Anguía. Por esto, la agenda presidencial ha sido catalogada de conservadora al oponerse a la legalización del aborto, el matrimonio homoparental y la adopción.
Los rezos antes del desayuno frente a la prensa peruana hicieron que no fuera extraño que cuando el Jurado Nacional de Elecciones de Perú (JNE) proclamó oficialmente a Castillo como ganador de la segunda vuelta presidencial, el pasado 19 de julio, lo primero que hizo la profesora de educación básica fue “dar gracias a Dios”. “Nos hemos puesto en oración dando gracias a nuestro Dios”, señaló Paredes ante la prensa local.
Según el diario limeño El Comercio, la “jefa de la casa”, como la denomina el propio Castillo, es de trato directo, adusto, siempre educado, pero que ha demostrado no tener “pelos en la lengua” frente a la prensa, como cuando una periodista le preguntó si tenía planeada la tenida de ropa que vestiría para la ceremonia de cambio de mando. “Señorita, la ropa no hace a la persona. Lo que importa son las buenas acciones que uno pueda tener con la gente más humilde”, respondió Lilia Paredes.
Justamente, los ojos de la prensa estuvieron puestos en el atuendo de la primera dama en la ceremonia de juramentación y tal como había adelantado, la docente llegó de negro con un vestido con diseño de su región, Cajamarca.
Cuando la candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, acusó un fraude en la mesa y judicializó el escrutinio de votos, la primera dama peruana criticó fuertemente los ataques contra su marido. “A mí me indigna, como su esposa, que la gente lo esté tildando que es terrorista, que es comunista. Siento lástima por esas personas. Dios sabrá qué es lo que hace con ellas”, señaló Paredes.
Su agenda: ayuda a mujeres y niños
“Mi rol implicaría acompañar a mi esposo y trabajar en los programas sociales. Me interesa apoyar a las mujeres, veo el maltrato que sufren. Además, como maestra que soy, me inclino por el bienestar de los niños. Me gustaría (tener un despacho en el Palacio de Gobierno) porque es importante atender todos los reclamos”, adelantó Lilia Paredes ante las múltiples interrogantes que surgen con la llegada de la nueva familia presidencial.
Según Euronews, a diferencia de los últimos 40 años, el mandatario peruano no tiene casa en Lima, y aunque aún hay varias dudas entre los Castillo Paredes, lo único confirmado hasta ahora es que la profesora confirmó que enviarán a sus hijos a colegios públicos, lo que si llega a ocurrir marcaría un precedente en la historia del país.
El hijo mayor de Pedro Castillo, Arnold, señaló a la prensa que deberá volver al sur, porque “quién va a ver a mis animales”, y añadió que en un futuro le gustaría “postular a una universidad nacional. Me gustaría estudiar Ingeniería Civil”.
Por el momento, la docente confirmó que su contrato como profesora en un colegio público en Cajamarca expiró, por lo que no tendría que solicitar una licencia para acompañar a su esposo, pero aún no saben si vivirán en la capital peruana. Un colaborador de la campaña de Perú Libre, Yuri Castro, señaló a La Tercera que “la familia de Pedro es muy sencilla y humilde”. “Me imagino que será un choque cultural importante cuando lleguen a Lima. No están acostumbrados al ruido, la contaminación y la vida ajetreada de la metrópolis, pero lo van a manejar bien”, apuntó.
Para hoy, Pedro Castillo y Lilia Paredes se trasladaron a Ayacucho, donde se realizará una ceremonia simbólica, invitados por los alcaldes de Huamanga y de Quinua para conmemorar el lugar donde se “selló la Independencia de Perú”.
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