A lo Rockstar: Frente Patriótico se tomó el aeropuerto para recibir a Patricio Ortiz Montenegro
Más de 50 personas se reunieron para darle la bienvenida. El exfrentista llega a Chile luego de 23 años, tras fugarse de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago. Ahora, como "hombre libre", vuelve de Suiza para reencontrarse con su familia y compañeros. "Soy parte de la resistencia de este país", dijo al llegar.
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A las diez de la mañana, el silencio del aeropuerto se rompió. "Frente Patriótico Manuel Rodríguez" (FPMR), se escuchó fuerte en la zona de las llegadas internacionales. "A morir", gritaron las más de 50 personas que estaban esperando la llegada del exfrentista Patricio Ortiz.
Son las 10:30 de la mañana. Ortiz ya aterrizó en suelo chileno —luego de un largo vuelo que partió en Zurich, Suiza—, pero aún no logra salir de todos los controles internos. "Pato Ortiz bienvenido a tu país" grita otro de los presentes. El resto responde lo mismo tres veces y cada vez más fuerte. Más que la espera de un exprófugo de la ley, parece la recepción de un artista.
Las cámaras y la gente que está esperando a sus familiares o amigos que llegan hoy al aeropuerto colapsan la salida. Los recién llegados no entienden el alboroto, los asiáticos se sacan selfies con el escenario que los recibe, otros molestos y a empujones critican el desorden. Hasta el cantante Franco Simone llegó medio desconcertado por las dificultades en el acceso.
A todos los exfrentistas reunidos ahí nada de eso les importa. Hay nervios, ansiedad y se les nota. Están a minutos del reencuentro con uno de los suyos, uno que no lo ven hace 23 años, desde que en 1996 protagonizó una cinematográfica fuga desde la Cárcel de Alta Seguridad, colgando en un canasto desde un helicóptero. Por eso, comentan entre ellos, había que hacer una buena bienvenida. "Que se note que el Frente llegó al aeropuerto", dijo otro. Y así fue. Banderas rojas con el tradicional logo y las iniciales del FPMR, carteles con su cara, banderines rojos en los rostros de los exfrentistas y lienzos colgados en las barandas y vallas del aeropuerto. En uno de ellos se lee: "La lucha suma y sigue, bienvenido Patricio Ortiz".
Entre todos sus amigos, compañeros o "hermanos del Frente", se encuentra Julieta Ortiz, la hermana de Patricio. Está rodeada de familiares y trata de pasar desapercibida. Quien también llegó al aeropuerto fue el abogado defensor en Chile de Ortiz, Alberto Espinoza, quien tramitó la prescripción de todas las causas y órdenes de detención que existían en su contra. "Esperemos que no haya problemas", dice mientras analiza la cantidad de gente aglomerada y la incómoda presencia de una docena de Carabineros que monitorea de cerca la situación. La espera se hace larga, ya son las 11:00 y aún no se sabe nada de "Pato" Ortiz.
El día anterior, Espinoza no sabía si venir. Estaba tranquilo y confiado de que Ortiz cruzaría policía internacional como "un hombre libre". En 2018 consiguió que el Segundo Juzgado Militar declarara prescrita la pena de Ortiz, quien en los noventa fue sentenciado a una pena de 10 años y un día por haber matado a un carabinero en un tiroteo en 1991.
Son las 11.40 y la espera al fin se termina. Se abren las puertas y aparece Patricio Ortiz. Los gritos y aplausos surgen de inmediato. No alcanzó a caminar un par de metros y la prensa se abalanzó sobre él. Entre tironeos, golpes y empujones sus amigos gritaban contra los periodistas: "La prensa burguesa no nos interesa". Todo un desorden que contrastó de inmediato con el estilo suizo al que estaba acostumbrado.
La primera que corrió para abrazarlo fue su hermana Julieta. Ya copado por los periodistas Ortiz se detuvo y decidió hablar. "Después de 23 años, como dice la canción, vuelvo hermoso y vuelvo tierno. Vuelvo a reencontrarme con todos mis compañeros, con todas mis compañeras, con todos mis hermanos, a ejercer el derecho inalienable de reencontrarme con mi gente", dijo el exfrentista.
Se le escuchaba emocionado. Entre medio llegó su abogado con quien también tuvo un afectuoso saludo. Sus familiares lo rodeaban, no lo soltaban, lo tenían bien apretado. En medio de toda esa gente, continuó con sus palabras: "Procuraré en los siguientes días buscar la forma de tener acceso a la prensa, pero por ahora voy a mi casa a descansar, no he dormido nada en todo el viaje, pero vuelvo a reiterarles, yo soy parte de una generación. Yo soy Patricio Ortiz Montenegro, más conocido como Patochán, pero también soy parte de la resistencia de este país, la resistencia que se generó en los años 80 y reivindico hasta el día de hoy: el FPMR es, fue y será mi organización. Y será la organización de todos los que están dispuestos a seguir luchando, a seguir enfrentando este modelo de necropolítica, de política de aniquilamiento en contra de bastos sectores de nuestra sociedad".
La tranquilidad de Ortiz podría interrumpirse. A las 12:00, en paralelo a esta "bienvenida frentista", el abogado Raúl Meza acudió a la oficina del ministro Mario Carroza para solicitarle que "ordene el cumplimiento de los 10 años de prisión al que fue condenado por el delito de homicidio". Según Meza, "al considerarse un delito de lesa humanidad no prescriben ni la acción penal y ni la pena a la cual fue condenado". Esta jugada de último minuto, a ojos de la defensa de Ortiz, no amerita ningún comentario.
Eso por el momento no es tema. Con el puño izquierdo en alto, Ortiz ingresó a un auto para irse a su casa en Recoleta donde estará por tres semanas antes de devolverse a Zurich. Justo antes, uno de los suyos le regaló una polera negra con un estampado blanco con la figura de un helicóptero como señal de recuerdo de su hazaña de fuga en la cárcel. Y al irse le dijo a sus amigos: "Lucharemos hasta vencer o morir".
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