Manuel José Ossandón, convencional RN: “El FA y los socialistas se han dejado arrastrar por muchas cosas que saben que serán perjudiciales”
Como parte de la "derecha dialogante", el abogado expresa su frustración porque -dice- "aun quienes hemos mostrado una mayor apertura, hemos sido vetados de absolutamente cualquier diálogo serio". Por eso, hace un llamado a que los convencionales "salgan de sus trincheras", pues "sin grandes consensos que involucren a todos los sectores, no vamos a alcanzar (a concluir el texto en el plazo establecido)".
En los siete meses que lleva dedicado a esta labor, Manuel José Ossandón Lira (RN, 34 años) -abogado de la Pontificia Universidad Católica, hijo del senador del mismo nombre- ha firmado varias iniciativas de otros sectores políticos e ingresado las propias con respaldos transversales. Sin embargo, cree que su disposición y tenaz defensa del diálogo en la instancia no se ha reflejado en las normas que se están aprobando.
“Espero que salgan de las trincheras, que dejen de mirarse el ombligo y piensen en el futuro. El diálogo tiene que traducirse en hechos concretos, no solo en abrazos, buena onda o cafecitos, tiene que traducirse en normas conjuntas, porque la gente quiere cambios con gradualidad y mejoras hacia el futuro, no trincheras políticas”, dice.
“No hay diálogo, la derecha ha sido vetada”, sostuvo este fin de semana el convencional socialista Andrés Cruz. ¿Cuál es su percepción al respecto?
Agradezco la valentía de Andrés Cruz. Lo que dice es absolutamente cierto, y me gustaría ahondar aún más; no hay distinción de veto en este tema, porque la derecha está integrada por distintas sensibilidades y aun quienes hemos mostrado una mayor apertura hemos sido vetados de absolutamente cualquier diálogo serio.
¿En qué se traduce este veto?
El veto no es solamente a la derecha, sino también a la ex Concertación, al Colectivo del Apruebo específicamente. En ese sentido, por ejemplo, nos enteramos por la prensa que en mi comisión (Derechos Fundamentales) han existido instancias de diálogo, pero sin incluir a la derecha ni al Colectivo del Apruebo, y ha habido buenas propuestas de la derecha y del Colectivo del Apruebo que se han caído solamente por el nombre de quien la presenta. Eso es muy grave, porque demuestra que no hay un debate racional, hay un sesgo ideológico donde no importa el contenido.
El convencional Felipe Harboe dijo en La Tercera que había grupos promoviendo una Constitución revanchista. ¿Cree que hay algo de eso tras los vetos?
Acá hay muchos traumas y prejuicios en cuanto al cómo te llamas, de dónde vienes, y cuando uno viene de un cierto sector político que no es el de ellos, parece que tuvieran cera en los oídos y no hay ninguna posibilidad de escucha o convencimiento. Eso es muy grave, especialmente para quienes somos jóvenes, porque somos personas con perspectiva de futuro y no tenemos por qué cargar con el peso de lo que se hizo en el pasado, tanto con Pinochet como con otras personas de la derecha.
A la derecha se le retruca que se han atrincherado, otros convencionales afirman que hay una parte del sector -a la que Ud. pertenece- que ha sido calificada como “dialogante”. ¿Ve una actitud distinta hacia estos últimos?
Para mí, ser dialogante es un valor primordial en la vida y eso es algo que me transmitió mi padre en base a su criterio de alcalde: no importa el sector político, si la propuesta es buena, hay que apoyarla. No voy a desistir del valor del diálogo y de generar puentes, aunque no vea resultados, porque, además, creo que con esa actitud voy a tener la coherencia el día de mañana para poder emitir un juicio respecto del proyecto de Constitución de forma objetiva y sin sesgos.
¿Cuánto está afectando este clima en la Convención al resultado final?
Muchísimo, porque se han aprobado normas por miedo que son sumamente graves, como la norma respecto de los pueblos originarios, que señala que ahora se requiere el consentimiento para aquellas materias que los afecten, yendo más allá de lo que establece el Convenio 169 de la OIT. Con ese solo cambio de palabra, los pueblos originarios van a tener el sartén por el mango y van a poder parar incluso proyectos tan razonables como una red de agua potable. Me da la impresión que haber pasado por alto un defecto tan grave dice relación más con una vergüenza, con miedo, que con un análisis racional de las normas.
¿A qué convencionales se refiere?
Tanto el Frente Amplio como parte del Colectivo Socialista están actuando más con un criterio de encuestas que con una mirada republicana, se han dejado arrastrar por muchas cosas que ellos saben que en la práctica van a ser perjudiciales o que son irracionales. Por ejemplo, en muchos de los temas indígenas y también en algunos de justicia, donde en el pasillo te dicen “sí, la embarramos, pero en el pleno no podemos decir algo contrario, porque nos van a sacar la cresta”.
Las primeras votaciones en el pleno demostraron que esos dos colectivos cumplen un rol de bisagra. ¿Qué responsabilidad tienen frente a eso?
Los colectivos bisagra son quienes tienen en sus manos el éxito o fracaso de este proceso. Si no logran sacarse de encima la vergüenza de pactar con la derecha, esta Constitución no va a ser lo suficientemente representativa y no va a tener la duración que todos buscamos, que es una Constitución de a lo menos 20 o 30 años.
¿Cree que habrá disposición de esos grupos para empezar a involucrar a la derecha en los acuerdos?
No puedo juzgar disposiciones, tiene que haber actos concretos que, hasta el momento, no hemos visto. Por ejemplo, cuando se levantó el nombre de Patricio Fernández (para la elección de mesa), parte importante de los socialistas más jóvenes nos manifestaron que ellos no podían seguir adelante, porque algunos de sus cuadros no estaban dispuestos a votar con la derecha. ¿Es tan relevante que la derecha vote por alguien o lo importante es el nombre de quien queríamos proponer? Esa es una visión con muy poca altura de miras y muy poco sentido político.
Ante la llegada del nuevo gobierno, ¿qué rol cree que le compete frente a la Convención? ¿Debiera asumir alguna conducción o coordinación?
Boric y Jackson tienen un papel central en el resultado y la conducción del proceso constituyente. Boric no salió electo solo con los votos de sus cuadros de izquierda dura, sino que parte importante de la centroizquierda, la ex Concertación y del centro fueron los que le dieron el triunfo, y si ellos no logran encauzar una Constitución con una visión apolítica, les van a cobrar una gran factura.
Votó por el Apruebo en el plebiscito de entrada. ¿Cómo proyecta el plebiscito de salida? ¿Podría terminar en el bando del Rechazo?
Yo estoy concentrado en trabajar lo más duro posible para que este proceso funcione; participo en mi comisión activamente, he intentado generar puentes tanto con el Frente Amplio como con el Colectivo Socialista, pero hay que esperar que esto decante antes de tomar una opción. Eso sí, la opción del Rechazo actual es absurda, porque intenta revivir un muerto, que es la Constitución del 80. Eso no le hace ningún sentido a la gente de afuera de la Convención.
¿Respecto de una eventual prórroga, esta es una decisión que debiera zanjarse cuanto antes o se tiene que ver más adelante?
Yo, en principio, me opongo a la prórroga. Ante la ciudadanía sería inaceptable, y si hay diálogo, no va a ser necesaria una prórroga y esa debe ser la máxima del tiempo que nos queda. Sin grandes consensos que involucren a todos los sectores, no vamos a alcanzar.
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