Otra víctima del Brexit: ¿La hora final de Theresa May en Reino Unido?
La primera ministra británica no logró convencer a nadie sobre su idea de llevar adelante una cuarta votación de su acuerdo de salida con la UE para el Brexit. Debilitada y criticada por sus propias filas conservadoras, Theresa May podría dejar mañana viernes el 10 de Downing Street.
Hace tres años, en el marco del referendo en el que el 52% de los británicos votó a favor de la salida del país de la Unión Europea, Theresa May hizo campaña a favor de la permanencia de Londres en el bloque europeo. Por eso, cuando le tocó asumir el poder en reemplazo de David Cameron -artífice de la consulta sobre el Brexit-, lo hizo desde una posición sumamente incómoda aunque con un mandato claro: concretar un acuerdo con la UE y programar una salida ordenada y lo menos dramática posible. Desde entonces, la primera ministra conservadora se ha empecinado en sacar adelante su pacto con Brusleas, aunque en tres ocasiones ha sido rechazado por el Parlamento. El martes May comenzó a cambiar de postura, justo en la antesala de las elecciones para el Parlamento Europeo que están tendiendo lugar hoy en Reino Unido, al proponer una nueva votación para su acuerdo. Además se abrió a que la Cámara de los Comunes considere un eventual segundo referendo.
El problema para Theresa May es que ni sus correligionarios del Partido Conservador ni la oposición laborista se han mostrado entusiasmados con la nueva propuesta de la primera ministra. Es más, tanto en público como en privado han pulverizado el nuevo intento de May para salvar el Brexit, al punto que esto provocó el miércoles la renuncia de la líder de la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom. Las dimisiones por el laberinto del Brexit suman más de 30. Ante este complejo escenario, el diario londinense The Times señaló que la premier podría presentar su renuncia mañana viernes.
La indignación es tal con May que desde las propias filas conservadoras han presionado, aunque sin éxito hasta ahora, para que la primera ministra dé un paso al costado. El deseo de algunos dirigentes tories era que May renunciara antes de las elecciones europeas, para evitar la debacle que se espera que sufra el Partido Conservador, tal como ocurrió en las elecciones británicas en 2017. Conocida por su temple y perseverancia, Theresa May ha fallado en intentar convencer a los parlamentarios, pero también a la sociedad británica, de que el Brexit se debía concretar con un acuerdo de salida con la UE. Por ahora, esa salida está programada para el 31 de octubre, aunque el terremoto político que provocaría la eventual dimisión de May podría cambiar todo nuevamente.
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Theresa May y su esposo, Philip, abandonan hoy un centro de votación en el marco de las elecciones para el Parlamento Europeo. FOTO: REUTERS[/caption]
Entre los posibles sucesores de May suenan figuras como el controvertido ex ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson; Jeremy Hunt, titular de Exteriores; Michael Gove, ministro euroescéptico de Medio Ambiente; Sajid Javid, ministro del Interior; Dominic Raab, que fue ministro para el Brexit y Amber Rudd, ministra del Trabajo. Quienes conocen a May sostienen que una de sus mayores debilidades ha sido estirar el hilo hasta un límite que finalmente se le salió de control, como quedó demostrado en todas las votaciones en que su acuerdo fue rechazado en el Parlamento.
Tanto para May como para los británicos, el Brexit ha sido un dolor de cabeza. Y eso que la población ya contaba con el antecendente de un "primer Brexit", cuando en el siglo XVI se llevó adelante la Reforma Anglicana en la que el Rey Enrique VIII rompió con Roma, con el fin de disolver su matrimonio con Catalina de Aragón y así poder casarse con Ana Bolena. Aunque ahora no se trata de un asunto religioso, el hastío con el Brexit se percibe como algo transversal y más allá de clases sociales o colores políticos.
En medio de la creciente tormenta en su contra, May se resignó en horas de la mañana a presentar la cuarta votación parlamentaria sobre su acuerdo de Brexit, tras no encontrar apoyo en ninguna parte. Debilitada, la primera ministra enfrentará mañana viernes una reunión clave con el líder del grupo parlamentario conservador, Graham Brady. Y ahí podría quedar sellado su destino.
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Theresa May juega con un perro cerca de una iglesia en High Wycombe, en febrero pasado. FOTO: REUTERS[/caption]
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