Ottone y la oposición, post informe Bachelet sobre Venezuela: "El problema no es la unidad, sino que se sinceren las diferencias"
El debate por lo que ocurre en Caracas "saca las cosas a flote. Los temas que podrían estar callados aparecen en toda su contradicción", observa el cientista político, a quien no le alarma tanto si los partidos de izquierda "se ponen o no de acuerdo para las municipales", como que se zanjen las diferencias de fondo en el sector. Y a su ex partido, el PC, le recalca que "siempre ha sido muy esquizofrénico" en su actitud de "doble estándar ante los derechos humanos".
Marx y sus Amigos, para Curiosos y Desprejuiciados (Catalonia), lleva por nombre el libro que lanzará en las próximas semanas, que define como "serio pero no grave" y que -piensa- puede ser atractivo para "muchos jóvenes que han oído cantar el gallo, pero no saben dónde... que se definen cercanos a Marx, pero que según mi experiencia no lo han leído". Instalado en el escritorio de su departamento, cercado por diversos textos que ha estado consumiendo -recomienda además Gorbachov, Vida y Época, de William Taubman (Debate)-, Ernesto Ottone sentencia que la oposición debe partir por aclarar las diferencias y conflictos que separan a sus partidos antes que apurar una reunificación de cara a las próximas elecciones.
El cientista político y ex jefe de asesores del expresidente Ricardo Lagos asevera que, entrada la segunda mitad del segundo año que este sector vive y sufre fuera de las murallas de Palacio, su situación "sigue siendo muy fragmentada". Está un sector "que plantea el tipo de oposición propia de una democracia madura; de no estar de acuerdo, de buscar determinados acuerdos, de no quitar la sal y el agua de acuerdo a su visión del país y posibilidad de coincidencias. Está ese sector maduro, parte de la DC y también sectores dentro del PPD. Hay una corriente que responde en algo al momento de la política que construyó la transición".
Al otro lado, "uno que ve en el diálogo una traición y que plantea una oposición dura, monolítica. Eso genera una situación de estancamiento".
-¿Se agrava esta división con el debate por tomar posiciones ante la crisis venezolana? ¿Ha sido el informe de Michelle Bachelet un rompeaguas del sector? El PS se cuadró y el PC la criticó.
-No agrava el cuadro, sino que pone a flote que el PC tiene aún hoy una relación de doble estándar con los derechos humanos en el caso de los regímenes dictatoriales que coinciden más o menos con su pensamiento. El PC ha tenido ese doble estándar, nace así.
-Usted dejó de ser comunista hace muchos años. ¿Hay algún prisma que permita comprender esa conducta del PC chileno?
-Es la historia. Es la concepción de cómo Cuba, lo del sistema de partido único, se considera como un etapa superior. El PC siempre ha sido muy esquizofrénico en esto. Cuando yo era comunista, en el '68, era un joven dirigente estudiantil y a nosotros nos encantaba (Alexander, líder comunista checoslovaco reformista) Dubček en la Primavera de Praga, porque veíamos cosas muy parecidas con la idea de cómo era la práctica, la cotidianeidad del Partido Comunista. Pero cuando los soviéticos intervinieron, el apoyo nuestro se fue para ese lado, se acabó la discusión y Dubček pasó a ser enemigo del pueblo. Así ha sido siempre.
-Entiendo, pero ¿sincera esta controversia diferencias en la oposición?
-Saca las cosas a flote. Los temas que podrían estar más o menos callados aparecen en toda su contradicción. Sincera una izquierda que considera que la democracia representativa es un valor permanente y que se defiende en todas partes, y una visión diferente, la del PC, de algún sector del Frente Amplio. Esas contradicciones que están más o menos latentes quedan hoy a flote. Y plantea el problema de fondo: ¿Qué tipo de centroizquierda dirigirá o marcará el carácter del sector? ¿Una reformista, reformadora, que acepta la economía de mercado con regulaciones? ¿Otra que identifica como una sola cosa la economía de mercado y neoliberalismo?
-¿Qué tan oportuno es este debate ahora, si es que impide al sector hacer propuestas de fondo para el país?
-Te pongo el problema al revés. Si no se clarifica esta posición de "mira, no quiero revolución antisistema sino que seguir con las reformas, regulaciones, mayores niveles de igualdad", si no se sincera ahora, vamos a vivir en una confusión que nos lleva a la derrota. Fue esa confusión lo que hizo que el gobierno de Michelle Bachelet terminara sin apoyo.
La "situación muy miserable" del PS
Ottone pasa al menos tres meses al año en Francia, dedicado a la academia. "En Europa se daba por muerta hace unos meses la socialdemocracia. Hoy está en el gobierno de todos los países nórdicos, salvo Islandia y Noruega; dirige Portugal, es la primera fuerza en España, está renaciendo en otras partes, poco a poco. En España el PSOE recogió sus banderas, su historia, su memoria, orgullosos. Podemos se encogió ante el PSOE, y la relación entre ambos no se va resolver si no tienen un sinceramiento", observa.
-Pero acá no pasa lo mismo con el PS.
-El PS chileno está en una situación muy miserable.
-¿No hubo un error profundo de la izquierda chilena de no leer antes lo que pasaba en Venezuela y tomar posiciones, en vez de limitarse a verlo como un argumento provocador de la derecha? Antes del informe Bachelet, hasta a Gabriel Boric lo cuestionaron por criticar al régimen de Maduro.
-Los leyó muy mal. Una de las razones por la cual la centroizquierda perdió su fuerza, su carácter, es porque negó su propia memoria. Chile ha avanzado más en disminución de la pobreza, en desarrollo, en todo, que en todos los países sobre los cuales muchos dirigentes de centroizquierda corrían como calcetineras a pedir un autógrafo. Me refiero a (Néstor) Kirchner; a la situación del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil -que terminó como terminó, con un monstruo como Bolsonaro-; con este (Rafael) Correa. Los modelos del barrio le encantaban a muchos dirigentes que miraban su propia coalición ariscando la nariz, como diciendo '¿Por qué no somos como ellos?' Vean el resultado.
-¿Y cómo se comparte la torta con el Frente Amplio?
-Ese es el problema. Mi preocupación no es compartir la torta, sino clarificar las cosas. El problema principal no es la unidad sino la clarificación de tu identidad, de lo que eres, de lo que quieres. Pero no veo una propuesta en los partidos de centroizquierda. Tampoco en el Frente Amplio.
-Si eso es más urgente que la unidad, ¿hay que pedirle al sector que camine mascando chicle y además ponga temas en la agenda?
-Tiene que hacerlo simultáneamente. Un sector progresista, reformador, debe tener una visión de país.
-Pero vamos en el segundo año fuera del poder y aún no hay una propuesta de peso.
-No la hay. Debería existir. Mi preocupación no es si se ponen de acuerdo, ni cuáles son las municipales; entiendo que la política es una cosa concreta, pero acá es más delicado el fondo. Cuál será la orientación principal; después puedes llegar a acuerdos. Y quién define eso.
-¿Aunque se corra el riesgo de bancarse otros cuatro años en la oposición?
-No sé cómo serán los tiempos, en política cambian mucho. Mi preocupación central es que se recupere una centroizquierda con capacidad de gobierno. Eso puede demorarse más o menos. Pero si no se sinceran las diferencias, eso no existe.
-¿La oposición debe perderle el miedo a que la derecha siga gobernando?
-Es que si hay una mirada larga... porque no estamos en una situación en que tenemos que salvar al país frente a un régimen fascista, no están los vándalos a las puertas de Roma, ¿ah?
-Además, es un poco temprano para resignarse a una nueva derrota.
-Pero no es lo principal. Lo principal es esto: sin esto, no se puede pensar en gobernar si tienes un menjunje.
"Bachelet sigue figurando porque acá hay un yermo, una estepa, un desierto"
-Sin perjuicio de eso, el panorama presidencial opositor es una estepa. ¿Cómo lee que tienten suerte personas como Óscar Landerretche?
-Es natural que cuando el ganado viene flaco surjan figuras más externas al núcleo político. Pero cuidado: cada vez, el sector de la población que no tiene lealtades políticas es mayor, estamos en torno al 65% que no se declara ni de izquierda, ni de derecha ni de centro. Es volátil. Va a salir a vitrinear. Esta mayoría mira todas estas disputas, y con el tiempo -Chile aún no está en esa situación-, con el tiempo, el abismo, que venga alguien como Trump.
-Pero en enero me dijo que José Antonio Kast estaba en una etapa "embrionaria". Ahora está juntando firmas para su partido.
-Sí, tiene un espacio, va en serio. Pero no sabemos, porque esto está en estado de flujo. Pero lo que pasa no es para alegrarse. Se incuba el peligro del populismo, del nacionalismo. Aunque aún está lejos.
-Bachelet sigue teniendo poder por su sola presencia. Aunque ella no quiera ser nuevamente presidenciable, ¿será necesario que haga un gesto explícito, que unja una candidata o candidato?
-No creo mucho en los cetros ni en las bendiciones. Bill Clinton salió con una popularidad enorme y no se la pudo traspasar a Al Gore; Obama, lo mismo. No sacas nada con decirlo. Entiendo que Michelle Bachelet lo ha dicho. El problema es que si la colocas en las listas, va a seguir saliendo, porque aquí lo que hay es un yermo, una estepa, un desierto. No creo que su bendición sea traspasable.
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