Puertos nacionales contra el narcotráfico: encargados de iniciativa ONU de alertas explican por qué Chile no forma parte

PDI y ONU por contenedores

El Programa Global de Contenedores de la ONU, enfocado a la creación de un sistema para alertar sobre las actividades del crimen organizado que utiliza el comercio marítimo para trasladar sus productos, tiene a 18 países latinoamericanos como miembros. Chile no está entre ellos, pues carece de un par de requisitos clave en torno a la seguridad de sus puertos. Es parte de lo que hace al país más vulnerable frente al narcotráfico internacional, lo que ha puesto a los embarques provenientes de sus terminales en la mira de las autoridades europeas. El jefe mundial y el comisionado regional de la iniciativa relatan que para avanzar en este proyecto se requiere de la iniciativa del país. "Queremos involucrar a las autoridades de Chile en el programa lo más pronto posible", dicen.


El aumento de cargamentos con droga proveniente desde puertos chilenos desde hace tres años ha puesto en alerta a las autoridades europeas, que ahora fiscalizan con especial celo esos embarques. Como reveló un reportaje de La Tercera Investigación y Datos el domingo pasado, más de 25 mil kilos de cocaína ocultos en contenedores salidos desde Chile se han requisado en terminales extranjeras desde 2018. Los expertos creen que parte de la explicación está en el funcionamiento del sistema portuario nacional, que combina actores privados y estatales, con un deficiente traspaso de información entre ellos -especialmente en cuanto a la seguridad- y con escasa presencia policial en los puntos de embarque. Esto último es justamente uno de los requisitos del Programa Mundial de Contenedores de la ONU, iniciativa que busca crear una red de información para que los países miembros se alerten sobre cargamentos sospechosos. En Latinoamérica, 18 países se han sumado a ese grupo. Chile no está entre ellos, justamente por no cumplir con estos requisitos.

La Tercera conversó con los encargados del programa de la ONU para profundizar en la situación del país en el marco de la lucha global contra el crimen organizado.

Bob van den Berghe es originario de Bélgica, aunque su oficina se encuentra en Viena. Específicamente, en las dependencias de la Oficina Contra las Drogas y el Crimen (UNODC) de la ONU. Desde esta posición, es el encargado de la implementación técnica a nivel mundial del Programa Global de Contenedores.

Uno de sus más estrechos colaboradores es el inglés Nick Cole, jefe del programa para América Latina. En esta región, son 18 las naciones que han adherido al proyecto, en que uno de los grandes ausentes es Chile. Sin embargo, esperan que esta situación cambie próximamente. De hecho, revelan que ya existen algunos acercamientos en esta línea.

Ambos han tenido contactos con la PDI. De hecho, ambas instituciones se han comunicado para intercambiar experiencias.

“El programa mundial de contenedores lo iniciamos en 2004. Es un programa elaborado en conjunto con la Organización Mundial de Aduanas y el objetivo es establecer unidades compuestas por varias instituciones, es decir, con policías y aduaneros, en los puertos marítimos. También estamos en aeropuertos internacionales, pero solo nos enfocamos en la carga, no vamos a ver pasajeros, y también trabajamos en establecer unidades entre instituciones en las fronteras terrestres”, indica Bob van den Berghe.

El encargado del programa añade que “hay dos pilares muy importantes en el programa. El primero es la seguridad, porque queremos evitar la contaminación de contenedores, pero también hay un segundo pilar que es el de facilitar el comercio. Queremos evitar que haya policías y aduaneros que hagan revisiones sin razón, porque eso puede retrasar la cadena de comercio y eso no sería conveniente, ni para las autoridades de los puertos ni para el sector privado. En este sentido, queremos llegar a un punto en que haremos menos inspecciones y vamos a obtener más resultados”.

De acuerdo a Van den Berghe, están presentes en 73 países y ya han formado a 120 de estas unidades interinstitucionales.

El siguiente punto que aclara el ciudadano belga es cómo se lleva adelante el programa: “Nosotros siempre preguntamos a un país para la implementación. Lo primero es que nos manden una carta de interés, porque sin una carta de interés no vale la pena hacer los esfuerzos para implementar el programa. Pero después que hemos recibido la carta de interés, el siguiente paso es hablar con los donantes. Nosotros los necesitamos, porque sin fondos resulta imposible implementar el programa, y cuando hablamos de Latinoamérica y el Caribe, los donantes más importantes son Estados Unidos y Canadá. Pero también hay un poco de fondos de la Unión Europea”.

Luego de esto, se trabaja en un programa de entendimiento entre la ONU y el país interesado, en que se establece qué organismos formarán parte de la unidad interinstitucional. La siguiente etapa es la capacitación: primero teórica y luego en terreno, que puede incluir visitas a puertos extranjeros.

El encargado del programa entrega otro elemento clave: “Tenemos como 120 unidades a nivel global y estas se encuentran conectadas con una herramienta de comunicación encriptada, que fue desarrollada por la Organización Mundial de Aduanas. Nosotros pedimos a todas las unidades a nivel global que si hay un resultado, suban un informe de incautación en este sistema. Así, cualquier país puede revisar esto y aparece el número de contenedor, la empresa involucrada y podría ocurrir que esta empresa también tenga actividades en otros sitios. Así se suman nuevos antecedentes a matrices de riesgo. También podrías comunicarte de manera segura con quien hizo el informe”.

Nick Cole, por su parte, señala que el trabajo que se hace a nivel de América Latina incluye transferencia de “inteligencia, información, tendencias de contenedores sospechosos, de rutas, tipos de camuflajes que usan los traficantes”.

Añade que “un ejemplo de sinergia es el entrenamiento que estamos haciendo en varios puertos por el tráfico de madera. Ecuador, Perú, Colombia y Brasil están participando actualmente. De hecho, hemos hecho incautaciones de droga en contenedores de madera”.

La posición chilena

De acuerdo al ciudadano inglés, “respecto de Chile, hay mucho flujo de droga desde Colombia, a raíz de la (marihuana) creepy. En la experiencia de Europa y otros países, es la primera droga que escogen los jóvenes. También hay una tendencia de drogas sintéticas desde China y otros países del este. Con buena información, se puede demorar este flujo, que es un gran problema para la región”.

Cole también asegura que de los millones de contenedores que existen en el mundo, menos del 2% es revisado por las autoridades. “Eso es muy significativo y eso es especialmente importante ahora, cuando los blancos no pueden viajar por avión, es obvio que van a usar contenedores. El primer trimestre de este año incautamos 55 toneladas de cocaína a través de la región. Esto, en 90 casos. Entonces, he visto que la cantidad de droga aumentó. El volumen no es menos de 500 kilogramos en un envío. Es tremendo, los blancos necesitan enviar la droga de los países de producción a los países de trasbordo, como Chile y Argentina, hacia el mercado del norte: Estados Unidos, Canadá y Europa. Ahí hay mucha ganancia”.

Respecto a qué atribuye el incremento de incautación de cocaína en contenedores provenientes de Chile, el encargado latinoamericano lo atribuye a dos factores: “Los traficantes buscan nuevos métodos y nuevas rutas. Es obvio que en Europa o los Estados Unidos, cuando llega un contenedor directo de Colombia, Bolivia o Perú, hay interés. Por esto hacen un trasbordo desde un país que es más tranquilo, que no tiene historia. Se busca esta ruta”.

Bob van den Berghe, por su lado, relata que “creo que tenemos que ver que la producción de la cocaína aumenta. Hay más cocaína. Nosotros vemos que si siempre utilizan los mismos puertos, es un riesgo para las organizaciones criminales. Ellos tienen que buscar otras rutas y otros puertos”.

Al ser consultados sobre qué les parece que la Armada sea la policía encargada de la seguridad pública en la zona portuaria, Van den Berghe opina que “nosotros podemos dar consejos acerca de cuál es la manera de trabajar más adecuada. Nosotros siempre, en cada país que vamos con el programa, vamos a promover el trabajo interinstitucional”.

No obstante, acota que “la decisión final debe venir del país mismo, que tiene que tomar la decisión. Igual con las unidades que vamos a establecer. Nosotros vamos a dar capacitación, vamos a comprar equipos, y podemos decir que serán parte de esta red de comunicaciones internacional. Pero, finalmente, la gente trabajará por su país. Si trabajamos en Chile, es una decisión que se debe tomar a nivel de Chile, en que nosotros solo diremos qué será lo ideal”.

¿En qué estado se encuentra la vinculación de Chile con el programa?

El jefe mundial de la implementación relata que “tenemos una indicación de interés por parte del gobierno de Chile. Esperamos los fondos del donante, en este caso Estados Unidos, y si podemos confeccionar este, podemos hacer la entrada. Ojalá esto sea antes de fin de año, no obstante que hay muchos problemas con la pandemia. Queremos involucrar a las autoridades de Chile en el programa lo más pronto posible”.

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