Rafael Correa, el sombrío futuro político del expresidente tras la victoria de Guillermo Lasso en Ecuador
Después de una década en el poder, el político condenado a ocho años de cárcel por un caso de corrupción apostaba por transformarse en un estrecho colaborador de Andrés Arauz. Pero tras la derrota del delfín del correísmo en las elecciones del domingo, el futuro del exmandatario es incierto.
“Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas”, tuiteó el domingo por la noche el expresidente Rafael Correa (2007-2017) desde Bélgica, donde está radicado tras su salida del poder. El mensaje llegó cuando el Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE) confirmaba el peor escenario para el correísmo: la derrota de su candidato, Andrés Arauz, en la segunda vuelta frente al exbanquero conservador Guillermo Lasso. Tras una escueta felicitación al mandatario electo, el líder izquierdista solicitó el “cese del lawfare”, la guerra jurídica de la que acusa ser víctima.
En abril de 2020, el Tribunal de la Corte Nacional de Ecuador procesó en ausencia y condenó a ocho años de prisión al expresidente por cohecho en un caso de corrupción. Aun con una orden de detención a cuestas, Correa intentó postular como candidato a la vicepresidencia a la distancia, pero enfrentó el portazo del CNE debido a que está inhabilitado de por vida para ejercer cualquier cargo público.
Así, se inició la travesía del exjefe de Estado que lo unió a su “delfín”, Andrés Arauz. Aunque el economista de 36 años ganó en la primera vuelta del 7 de febrero con un 32,72% de los votos, no logró convencer a los ecuatorianos indecisos en el balotaje del domingo. Arauz obtuvo un 47,64% de los votos, cifra insuficiente para superar el 52,36% de Lasso.
Según el diario ecuatoriano Expreso, tras quedar en segundo lugar en la primera vuelta (19,74%), Lasso logró casi triplicar su votación en los 23 días antes del balotaje.
La derrota del heredero del correísmo ha sido catalogada como un duro golpe para Rafael Correa, pero no implicaría una total derrota.
Alejado de Quito hace más de cuatro años, Rafael Vicente Correa Delgado, de 58 años, ha sabido reinventarse para mantenerse como una figura central y polarizadora en su país. Con más de 3,7 millones de seguidores en Twitter, 167 mil en Instagram y una creciente cuenta en Tik Tok, el “Mashi” (compañero en quechua) -como se autodenominó en sus redes sociales- lanzó en 2018 el programa semanal “Conversando con Correa”, que se emitía por el portal Russia Today hasta el año pasado.
Según el diario El País, Correa debe mucho de su supervivencia política a sus enemigos, en particular al Presidente Lenín Moreno, que lo posicionó como un actor político vivo ante los constantes enfrentamientos que mantuvieron en los últimos años.
“No llego con una lista de a quiénes quiero perseguir ni ver en la cárcel. Yo quiero ver a todos los ecuatorianos libres, que no tengan miedo al gobierno, que expresen sus opiniones con libertad”, señaló Lasso, en un intento por tranquilizar al voto duro correísta. El mandatario electo convocó a la unidad.
Lasso se mostró “sorprendido positivamente” por las felicitaciones que recibió de Rafael Correa, quien lo venció en los comicios de 2013 y en 2017, en esta última elección con la victoria de su exvicepresidente Lenín Moreno. Sin embargo, Lasso aseguró que una de sus primeras acciones será la derogación de la Ley de Comunicación aprobada por el correísmo.
Según CNN, algo destacable del correísmo tras la jornada electoral ha sido que después de perder en las urnas se mostró a favor de representar una oposición responsable.
Ciertamente, el correísmo se instalará como una fuerte oposición al Ejecutivo de Lasso, que asumirá el poder el próximo 24 de mayo. La asamblea unicameral de Ecuador tiene 137 curules, de ellos, un 40% serán legisladores ligados a Correa, lo que significa que será la primera fuerza legislativa del país.
En tanto, el oficialista movimiento Creando Oportunidades (CREO) de Lasso “alcanzó una mínima representación en las legislativas” con 12 escaños, siendo superado por sus “enemigos” en las papeletas: Unión por la Esperanza (Unes), de Arauz, y Pachakutik, de Yaku Pérez. Esto podría complicar los proyectos y leyes que intentará promover el nuevo gobierno de centroderecha.
“El correísmo tiene 49 curules, el partido Pachakutik tiene 27, Izquierda Democrática, 18. El desafío mayúsculo para Lasso será la gobernabilidad ya que tiene solo 12 curules, y 30 si le agregamos los 18 asambleístas del Partido Social Cristiano. Esto significa que deberá tejer alianzas”, señala a La Tercera PM Daniel Zovatto, director para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional.
De acuerdo con el diario ecuatoriano Expreso, Lasso deberá trazar acuerdos si su objetivo es que la asamblea no se convierta en una piedra en el zapato en sus cuatro años de gestión. Esta será una de las principales preocupaciones, además del manejo de la pandemia y la definición de su gabinete.
“Ganar las elecciones no resuelve los problemas jurídicos”, defendió Correa previo a la segunda vuelta en una entrevista con RTVE. Justamente, la condena ejecutoriada por el denominado Caso Sobornos en el que Correa y varios de sus excolaboradores fueron acusados de recibir dinero a cambio de contratos estatales, mantiene al expresidente imposibilitado de viajar a su país, ya que si lo hace será detenido y trasladado a la cárcel.
Además, Correa dejó de recibir el sueldo vitalicio de US$ 4.200 mensuales por ser expresidente. No obstante, el equipo legal de Correa presentó una acción judicial para determinar si el fallo que de los jueces temporales contra el exmandatario es constitucional o no, y llevarán el proceso a “tribunales internacionales”, lo que abre una ventana para un eventual retorno triunfal del correísmo a Ecuador.
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