Se atrincheró, disparó y le lanzó granadas a la policía: exdiputado bolsonarista agita última semana de campaña en Brasil
Roberto Jefferson se resistió al arresto ordenado por el Supremo Tribunal Federal, en respuesta por los insultos vertidos contra una magistrada de la alta corte. Aunque finalmente se entregó a la policía, el exdiputado abrió un flanco importante en la recta final de la campaña presidencial de Jair Bolsonaro.
La escena parece sacada de una tira de historietas llena de estereotipos, pero lo cierto es que ocurrió este domingo, a una semana para los comicios de segunda vuelta en Brasil y, de paso, generando un problema importante a la estrategia de moderación del actual Presidente Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro.
Roberto Jefferson, exdiputado, aliado cercano a Bolsonaro y miembro del Partido Laborista Brasileño (PTB), atacó el domingo a los miembros de la Policía Federal que acudían a arrestarlo en su hogar por el incumplimiento de las medidas de arresto domiciliario que recaen sobre él. El arresto fue ordenado por el Supremo Tribunal Federal (STF), en respuesta por los insultos vertidos por Jefferson contra una magistrada de la alta corte, Carmen Lúcia Antunes Rocha.
Jefferson no solo se negó a entregarse, sino que atacó con armamento de grueso calibre a las fuerzas policiales, dejando a dos policías heridos. El diario Folha de Sao Paulo informó este lunes que la Policía Federal incautó cajas con municiones de diferentes calibres en la casa del exdiputado, quien responderá por cuatro intentos de homicidio. La acusación se refiere a los dos policías que resultaron heridos en la acción y otros dos que iban en un vehículo, pero no fueron alcanzados.
Ahora, Bolsonaro busca por todos los medios separarse del incidente protagonizado por el exdiputado, pese a que los medios brasileños han destacado las contradicciones entre las palabras emitidas tras el ataque y las acciones que realizó, como lo fue la llegada del ministro de Justicia y el delegado general de la Policía Federal al lugar. Miembros de la propia institución dijeron sentirse “desmoralizados” por la injerencia del mandatario, calificando de “circo” la intromisión, detalló G1.
Un ataque cuasi militar
Otrora aliado del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Jefferson mantiene una pena de siete años por corrupción. Condenado en 2013 por denunciar y admitir, en calidad de delator, que se benefició de una caso de corrupción durante el gobierno del líder del Partido de los Trabajadores (PT), desde enero que gozaba del beneficio de prisión domiciliaria tras seis meses en prisión.
Sin embargo, Jefferson no respetó la medida, gatillando su revocación y, de paso, generando una orden de arresto en su contra comandada por el ministro del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes. Fue en ese contexto donde un equipo de la Policía Federal de Brasil llegó a cumplir el mandato en la localidad de Comendador Levy Gasparian, en el interior del estado de Río de Janeiro.
Tres granadas y múltiples disparos de su fusil recibieron a los policías, dejando un saldo de dos agentes heridos durante las ocho horas en que el exdiputado se mantuvo parapetado bajo armamento calificable como militar.
Finalmente, Jefferson se entregó, pero el terremoto político que había desatado en contra de Bolsonaro, reconocido por los propios asesores del mandatario, según consigna el diario O Globo, debía ser contenido con urgencia.
La estrategia, detallaron los medios brasileños, consistía en separarse rápidamente del peligroso atacante -al que Bolsonaro calificó de “bandido” en un video publicado tras el ataque- e intentar ligarlo al PT y, por extensión, a Lula. Pero su jugada se vio torpedeada por afirmaciones que luego fueron contradichas por la prensa, o por su propio sector político al defender a Jefferson.
Entre las medidas que desataron la polémica se encuentran las órdenes dadas por el Presidente Bolsonaro, quien envió a Río de Janeiro al ministro de Justicia, Anderson Torres, y al director general de la Policía Federal, Márcio Nunes de Oliveira, acciones que fueron leídas al interior de la fuerza policial como un intento de blindar al exdiputado.
Una fuente reservada del medio G1 dijo que el ministro de Justicia “viene a aumentar el circo de Bolsonaro. Le da legitimidad al acto (de Roberto Jefferson) al asistir”. También respaldó el accionar de la fuerza policial al afirmar que “quien dispara a la policía tiene que ser eliminado por profesionales que se entrenan para ello”.
Además, un agente denunció que pruebas importantes para la investigación del caso se habrían perdido. “Se harán algunas pruebas forenses. Pero se ha perdido dónde estaban las armas, qué huellas tenían en las armas, etc.”, aseguró.
El arsenal que Jefferson mantenía en su hogar, pese a estar condenado a siete años de prisión, estaba correctamente inscrito al estar registrado como CAC, es decir, armamento de Cazador, Tirador o Coleccionista. Dicha categorización fue una de las polémicas medidas en la liberalización de la tenencia de armas que Bolsonaro impulsó.
Cortocircuito en el bolsonarismo
Según O Globo, los asesores del mandatario le aconsejaron no extenderse en el tema para evitar una crisis que ya había estallado gracias al ataque. El hecho policial adquirió tintes políticos, especialmente debido a la búsqueda del voto indeciso por parte de ambos candidatos a la presidencia. Debido a eso, en los últimos días se ha visto a Bolsonaro moderando su discurso, e incluso disculpándose en televisión por sus excesos.
Es por eso que, fuentes reservadas del mismo medio, lamentaron que todo ese esfuerzo se habría tirado por la borda debido a la llegada del ministro de Justicia al lugar. Para un grupo del comando de campaña de Bolsonaro, la presencia de Torres en el lugar dio pie a que se produjeran “malas interpretaciones”, donde la impresión de querer “proteger” al aliado que luego llamó “bandido” chocarían.
El movimiento, consignó el mismo medio, es lograr demostrar que Torres se encontraba en el lugar para demostrar su solidaridad con los policías heridos por el lanzamiento de las granadas y los disparos.
Sin embargo, políticos ligados profundamente con el bolsonarismo no parecieron captar la línea comunicacional que la campaña quería generar. Fue el vicelíder de gobierno en la Cámara de Diputados, Otoni de Paula, quien aseguró que la Policía Federal había acudido a Río de Janeiro para apoyar al atacante y exdiputado. Según el político, el mandatario habría enviado “a las Fuerzas Armadas para proteger a nuestro Roberto Jefferson”, agregando que consideraba una “locura” lo ocurrido con el exdiputado y la decisión de los tribunales de detener al peligroso político.
El propio Bolsonaro torpedeó su estrategia, pues en el mismo video en el que condenaba el accionar de Jefferson, también criticó la investigación de la que es objeto. Medios locales aseguraron que el mandatario incluso lo tenía como candidato para la entrega de un indulto presidencial.
Fernando Gabeira, comentarista de GloboNews, cree que el exdiputado buscaba transformarse en una especie de “mártir de la lucha contra el Supremo Tribunal Federal”, pero sin lograr su cometido.
“Es un hombre muy enfermo. Tiene problemas de salud... Creo que quería hacer algo que en Estados Unidos llamamos ‘suicidio por la policía’, que es disparar a la policía, esperar a que le devuelvan los disparos y morir como un mártir”, dijo Gabeira. “Afortunadamente, la policía pudo sortear ese proceso y no disparar y no matarlo”, agregó.
En un editorial, O Globo aseguró este lunes que “Bolsonaro no tiene forma de desvincularse de Roberto Jefferson”. “Exparlamentario que recibió a balazos a la policía es la personificación de las locuras del bolsonarismo”, comentó el diario carioca.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.