Shaylee Atary, la artista israelí que huyó con su bebé de un mes y supo de la muerte de su esposo durante una entrevista en vivo
Huyó de su hogar en Kfar Aza, uno de los primeros lugares golpeados por la ofensiva de Hamas, donde familias completas fueron asesinadas en sus casas. Escondida por 27 horas, no supo de su marido hasta que se enteró de su muerte por la televisión mientras era entrevistada. Se había quedado a retener a los atacantes.
A seis días desde el inicio del ataque de Hamas a Israel, numerosas historias han salido a la luz, pero algunas, como la de Shaylee Atary, su bebé Shaiya y su esposo, Yahav, continúan impactando por lo crudo del relato. La familia fue una de las muchas que vivieron una verdadera película de terror el sábado pasado en Kfar Aza, kibutz ubicado a solo dos kilómetros de la frontera entre la Franja de Gaza e Israel, y escenario de una de las mayores masacres contra civiles en lo que va de conflicto.
Allí la vida de la familia de la artista Shaylee Atary se quebró. Debió huir a duras penas con su hija de un mes de vida de los atacantes que acecharon su hogar, mientras su esposo le daba tiempo para huir. La tuvo que mantener en silencio por 27 horas, tiempo en el que las balas cruzaban sobre su cabeza cada vez que los milicianos escuchaban un llanto. Sin comida y a la deriva, fue una de las rescatadas por las Fuerzas de Defensa de Israel cuando retomaron el control del alguna vez apacible lugar.
Pero el horror se había tomado Kfar Aza. Reportes tanto del Ejército de Israel como de medios internacionales que llegaron al lugar detallaron un panorama desolador: familias enteras fueron asesinadas, tanto al interior de sus casas como en las calles. Según The Guardian, fueron encontrados más de 100 cuerpos.
Separada de su marido, creyó lo peor. No lo encontró en las bolsas de cadáveres que los servicios médicos debieron apilar, ni tampoco aparecía en los centros de salud. “No sé dónde está, estoy pidiendo tu ayuda. Su cuerpo no fue encontrado en su casa y no está en el hospital. Lo absurdo es que espero que haya sido secuestrado”, incluso llegó a decir a la prensa local.
Desesperada, concedió una entrevista en vivo a Sky News. Pese a lo dramático del hecho, se le ve reír con su niña en brazos. Shaiya lleva el nombre de ambos, en una combinación de Shaylee y Yahav, detalló la agencia AJN. “Siento que cada minuto cuenta en este momento”, dijo Atary al medio. “Está herido en alguna parte o secuestrado, así que cada minuto es importante”, continuó en el registro de Sky News.
En medio de la conversación en directo, el timbre de un teléfono resuena. “Ma”, dice la artista, mientras aún carga a su hija. Una mujer se la quita de los brazos, para permitirle acercarse a una tercera sentada en el piso de un pasillo mientras se toma la cabeza. La peor noticia posible les fue notificada. Habían encontrado muerto a Yahav.
El registro contó con la autorización de la familia para ser compartido por Sky News, explicó el mismo medio. Querían que se supiera de los horrores de la guerra y que todos entiendan lo que conlleva.
La historia de un sacrificio
El reloj marcaba pasadas las 6:30 de la mañana del sábado 7 cuando la mayor incursión de Hamas en territorio israelí en los últimos años se inició. La familia de Shaylee Atary, sin previo aviso, se vio rodeada por grupos de milicianos que durante 12 horas, según reportó BBC, actuaron con total libertad.
Previo a saber de la muerte de su esposo, la artista israelí relató la experiencia que vivió aquel día. “A las 6:30 de la mañana comenzaron las explosiones y se escucharon disparos. Pronto nos dimos cuenta de que no se trataba de explosiones ordinarias, y en nuestros grupos de WhatsApp nos dimos cuenta de que los terroristas se habían infiltrado”, dijo según el medio Ynet.
Como la gran mayoría de las casas en los kibutz esparcidos cerca de la Franja de Gaza, su hogar contaba con una sala de seguridad a la que ingresaron tan pronto empezaron a “oír voces y gritos en árabe”.
“Mi marido y yo cambiamos a modo silencioso y empezamos a comunicarnos con gestos. Acordamos con nuestras señas que si los terroristas entraban, él sujetaría la puerta y yo saldría corriendo con nuestro bebé de un mes”.
Pero, tal como ocurrió en otras edificaciones de Kfar Aza, los terroristas de Hamas lograron violar muchas de estas puertas. Traían consigo granadas de mano e incluso lanzamisiles, detallaron medios internacionales durante la semana.
“Empezaron a abrir la ventana de la habitación de seguridad y la mano de un terrorista entró y empezó a empujar el hierro de la ventana. Yahav sostuvo la ventana y salí corriendo por la puerta de la habitación segura con Shaiya en mis brazos”, relató la mujer.
Para su suerte, en ese momento la niña de un mes de edad estaba durmiendo y no despertó, pero huyó sin zapatos en los pies ni teléfono para contactarse con centros de emergencia. Siete años atrás, Shaylee Atary sufrió un grave accidente automovilístico que la dejó con secuelas en su pierna izquierda, consignó la agencia AJN. Aun así, logró llegar a la puerta de un vecino. “Toqué y no hubo respuesta”, rememoró.
El tiempo apremiaba, y las posibilidades no eran muchas. Se estima que al menos unos 70 milicianos de Hamas ingresaron al kibutz de 750 habitantes, señaló el martes a Reuters el general de división israelí Itai Veruv.
Atary se escondió entre arbustos y tras de puertas, pero cuando escuchó pasos cerca, se adentró en el almacén de un vecino. Allí improvisó un camuflaje mientras aumentaban los tiroteos. Se escondió junto a su hija entre macetas, fertilizantes químicos y sacos de tierra, mientras tomaba un martillo y un cincel para defenderse, en caso de que fuera encontrada, explicó a la prensa local. Al menos, caería peleando.
“Pero entonces Shaiya empezó a llorar y vinieron hacia nosotros. Cada grito de mi hija era como una señal para ellos. La oyeron llorar y comenzaron a acercarse. Salí corriendo y llamé a la puerta de los vecinos que me vieron gracias a las cámaras. Entré en la habitación segura con ellos junto con sus tres hijos”, agregó.
La comida era escasa. Junto a la familia con la que se refugió debieron alimentarse a base de leche agria y agua. Su hija apenas accedió a comerlo, explicó, puesto que no podía amamantar. “En lugar de un chupete, le di mi dedo”.
Tras la llegada de las fuerzas de seguridad israelíes, fue derivada a un centro asistencial en el que atendieron a su hija debido a la inhalación de humo. “Los terroristas quemaron casas y el humo entró en la habitación de seguridad y todos lo inhalamos”, continuó relatando. “Me preocupaba que mi hija también se lastimara cuando corrí, porque la sacudí bastante, pero está bien. Su condición se está estabilizando”.
“Si mi marido quiere volver a vivir en la frontera con Gaza, yo lo acompañaré, y si quiere vivir en el infierno, también; lo único que me importa es que esté vivo”, dijo. Aún no sabía del destino de su esposo.
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