Sigrid Nunez, escritora y ex protegida de Susan Sontag: "La mayor parte de los escritores de ficción incluyen elementos autobiográficos"

Sigrid_Nunez_2018_David-Rozenblyum
La escritora estadounidense Sigrid Nuñez (1951). Crédito: David Rozenblyum.

Académica y novelista, Sigrid Nunez (1951) ganó con El amigo el National Book Award 2018, una historia sobre el duelo y el amor por los animales. En su libro anterior, Siempre Susan (2013), trazó un retrato íntimo sobre las grandezas y pequeñeces de Susan Sontag, quien fue su suegra y mentora.


En 1976 Sigrid Nunez era una joven graduada de la universidad que quería ser escritora. Como había trabajado de asistente en The New York Review of Books, sus editores la recomendaron a una de sus colaboradoras más destacadas que necesitaba ayuda con sus papeles. Así Nunez conoció a Susan Sontag, quien pasaría a convertirse en su "mentora"; luego sería pareja del hijo de Sontag, David Rieff, viviendo con ambos (que compartían departamento) entre 1976 y 1978. De esa convivencia nació Siempre Susan (Errata Naturae, 2013), unas memorias en las que recuerda a la célebre intelectual, con sus grandezas y miserias, en un ambiente nada amable de escritores y la fugaz aparición del gran perro de Rieff, un Alaskan Malamute ávido de atención.

En aquel libro, Nunez -de madre alemana y padre chino-panameño- ofrece un revelador retrato de la más glamorosa ensayista americana, "una mentora natural ... que odiaba la enseñanza". Con admiración y agudeza, la autora describe las contradicciones de Sontag, una enamorada de la revolución que solía tratar con desdén al personal del servicio si no era deferente con ella; poco paciente con el estado de ánimo de las personas y que valoraba a los obsesivos ("las personas obsesivas hacen gran arte"); una escritora que no toleraba la soledad, que a menudo terminaba sus amistades con sexo, y que se inmiscuía permanentemente en la vida de su hijo.

Un mentor perdido, un mundo de literario hostil y un perro gigante aparecen ahora en la última novela de Sigrid Nunez, El amigo. Hasta ahí las similitudes con su vida junto a Susan Sontag. La narradora es una escritora y profesora de literatura cuyo gran amigo y maestro, novelista y mujeriego empedernido, se suicida —sabemos por Siempre Susan que Sontag carecía de empatía con los suicidas—, por lo que debe hacerse cargo de su perro, un inmenso, envejecido, artrítico y deprimido gran danés, pues ninguna de las tres mujeres con las que su amigo se casó quiere cuidarlo. Ella tendrá que llevarlo a su diminuto departamento, en el que están prohibidos los animales.

[caption id="attachment_852377" align="aligncenter" width="711"]

sigrid-susan-y-david.jpg

De izquierda a derecha: Sigrid Nunez, Susan Sontag y David Rieff, a fines de los 70.[/caption]

Entre las clases, las relaciones con colegas, digresiones, citas de libros, paseos con el perro o por sus recuerdos, la novela a veces se lee como entradas de un diario, otras como memoria y otras como ensayo. "Las distinciones en los géneros literarios son realmente importantes para mí, pero a veces es interesante difuminar las líneas entre ellos", dice la autora. "Mi novela no es una memoria o un cuaderno. Es ficción. La historia salió de mi imaginación. Sin embargo, hay partes que son meditativas o reflexivas en su forma y no se ajustan a las convenciones de la ficción realista".

Algo en el tono recuerda a Siempre Susan...

Quizá haya una similitud en el tono porque la voz del narrador de El amigo está cerca de mi propia voz, que es, por supuesto, la voz que usé en las memorias sobre Sontag.

La narradora dice que es una persona "de gatos". ¿Es su caso?

Sí, soy una persona de gatos. Pero también tengo un gran amor por los perros y he tenido perros y gatos en diferentes momentos de mi vida.

La novela tiene un epígrafe de Natalia Ginzburg: "Has de darte cuenta de que no puedes esperar consolarte de tu dolor escribiendo", ¿cree en ello?

Estoy segura de que para algunas personas escribir les ha ayudado a superar su dolor. Pero estoy de acuerdo con Ginzburg, quien dice que es incorrecto esperar o tener la esperanza de que la escritura brinde tal consuelo. La literatura tiene sus propias necesidades. No es función de la escritura consolar al escritor por sus pérdidas en la vida.

En una conversación la narradora cuenta la pérdida de convicción de su amigo muerto sobre la ficción. Otra amiga dejó de escribir e incluso de leer novelas. ¿Comparte ese desánimo?

Comparto el sentimiento desalentador de que la ficción tiene cada vez menos importancia en la sociedad contemporánea y que cada vez menos lectores están dispuestos a comprometerse con un trabajo literario serio. Por otro lado, si estuviera totalmente desanimada en cuanto a la escritura de ficción, no estaría aún escribiendo novelas.

Como profesora ella les dice a sus alumnos que nunca asume que una obra de ficción es autobiográfica. Pero en otro momento señala que el acto de escribir conduce a la confesión. ¿Cómo ve la relación entre novela y autobiografía?

La mayor parte de los escritores de ficción incluye elementos de autobiografía en su trabajo. ¿Cómo podrían no hacerlo? Eso no significa que los lectores deberían leer una novela como si fuera estrictamente autobiográfica, o intentar interpretar una novela utilizando información sobre la vida real del escritor. Me gusta que Alberto Moravia viera la novela como una forma de "autobiografía superior". Y me gusta lo que dijo Edna O'Brien: "cualquier libro que sea bueno debe ser, hasta cierto punto, autobiográfico, porque uno no puede ni debe fabricar emociones".

También opina, respecto de una estudiante de un taller, que la buena escritura tiene tres ingredientes: "falta de sentimentalismo, falta de autocompasión y sentido del humor". ¿Está de acuerdo?

Hay muchos otros ingredientes en la buena escritura, por supuesto. Pero al escribir sobre uno mismo, como el personaje Larette, la joven víctima de tráfico sexual, lo está haciendo en ese momento en la novela, estos tres ingredientes son de la mayor importancia.

¿Le gustaron los libros de Knausgård? El perro de la novela literalmente "devoró" uno de ellos.

He leído bastante de su trabajo y me gusta y lo admiro mucho. La narradora se molesta cuando el perro destruye uno de sus libros, y ella lo reemplaza de inmediato. El perro no destruye la nueva copia, porque para ese momento ha dejado de comportarse de manera destructiva cada vez que lo dejan solo en el departamento.

¿Es tan venenoso el mundo literario y tan vehemente la corrección política de las universidades actuales, como aparece en la novela?

Creo que la forma en que retrato los mundos literario y académico en el libro es precisa. Escribo desde el punto de vista de una escritora y profesora de escritura creativa y literatura, y lo que digo es fiel a mi propia experiencia. Otros, por supuesto, pueden haber tenido experiencias muy diferentes de los mismos mundos.

[caption id="attachment_852385" align="aligncenter" width="286"]

elamigo.jpeg

El amigo, de Sigrid Nunez. Editorial Anagrama, 2019,. 206 pp. $15.000[/caption]

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.