El silencio del Nuncio Scapolo

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Un joven se acercó ayer directamente a él y le dijo: "No lo queremos ver. Háganos un favor y renuncie a su cargo, por favor. Usted ha sido un encubridor de pedófilos". A pesar de la dura acusación, Scapolo se mantuvo incólume. 


Durante la celebración del apóstol Santiago ayer en la Catedral de Santiago, el ambiente se notaba tenso. Era la primera aparición pública del arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzatti, tras su citación como imputado por eventual encubrimiento de presuntos abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdote.

Pero no era solo Ezzatti quien generaba tensión, sino también la presencia del nuncio apostólico, Ivo Scapolo, quien ha mantenido estricto silencio respecto de la situación que aqueja a la iglesia chilena, provocaba cierta inquietud. Después de 15 minutos de inicia la celebración, miembros de la Asamblea de Laicos y Laicas de Santiago desplegaron, en silencio, carteles que decían "¡No nos robarán la esperanza! #OtraIglesiaEsPosible" y "renuncien todos los obispos por ser cómplices de delitos de violación, abusos y pedofilia". A pesar que por minutos los laicos forcejearon con los guardias de la catedral, estos últimos recibieron la orden de dejarlos protestar, siempre y cuando se mantuvieran en silencio.

Y así ocurrió hasta que al final de la misa -cuando la curia caminaba hasta el final de la catedral para dirigirse a la imagen del apóstol Santiago-, Ezzatti se desvió del camino para darle la mano a los protestantes y les dijo "Gracias por acompañarnos". En ese instante, el nuncio  Scapolo se desmarcó de la acción de Ezzati y siguió su camino al saludo del la imagen apóstol. Todo, mientras comenzaban los gritos y reproches de otros fieles descontentos por el actuar de la Iglesia.

Aún así, el Nuncio no logró escapar de la protesta. Un joven se acercó directamente a él y le dijo: "No lo queremos ver. Háganos un favor y renuncie a su cargo, por favor. Usted ha sido un encubridor de pedófilos". A pesar de la dura acusación, Scapolo se mantuvo incólume.

La Tercera -que presenció el hecho- consultó a Scapolo si tenía palabras para describir lo que estaba ocurriendo. El religioso sólo movió la cabeza en señal de negativa, mientras miraba la imagen del apóstol. Tras el altercado entre los religiosos, los laicos y otros fieles presentes en la catedral, el Nuncio fue el primero en subir a su auto y abandonar, nuevamente en silencio, la catedral.

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