¿Viña tiene Festival? Lo que pierden (y lo que eventualmente ganan) los canales si el certamen no se hace
La semana pasada, TVN y Canal 13 solicitaron formalmente a la alcaldesa Virginia Reginato suspender el certamen debido a la crisis sanitaria. Ella se negó. Aquí, lo que podría suceder en los canales de TV ante la posibilidad cierta de que un evento de alto rating y buenos ingresos no se organice por primera vez en su historia.
El Festival de Viña del Mar está en jaque y ante la posibilidad cierta de no realizarse por primera vez en su historia. La semana pasada, los directores ejecutivos de Canal 13 y TVN –Maximiliano Luksic y Francisco Guijón, a cargo de las estaciones que se adjudicaron la licitación hasta 2022 junto a la cadena Fox- le enviaron una carta al Municipio de la Ciudad Jardín en que le solicitaron formalmente suspender la próxima edición del evento más popular del país.
¿Razones? Básicamente la emergencia sanitaria que enfrenta el planeta hace imposible planificar encuentros masivos a largo plazo, negociar hoy con artistas de estatura internacional y desembolsar por adelantado altas sumas de dinero en una cita que podría no llevarse a cabo. A ello se suma el delicado estado financiero que atraviesan ambas estaciones.
Eso sí, la alcaldesa Virginia Reginato les cerró de inmediato la puerta. La edil comentó a La Tercera el pasado viernes: “Prevención y activación es un esfuerzo colectivo, y el Festival no puede ser la excepción, los concesionarios tienen la obligación de producir, organizar y transmitir el Festival. A esta altura del año, lo que les corresponde es presentar a la municipalidad una propuesta concreta, no excusas, la cual ellos tienen la obligación de tramitar los permisos y la directiva de funcionamiento, para que las autoridades de Orden y sanitarias se pronuncien sobre la factibilidad de realizarlo”.
Según señalan fuentes al interior de la industria, TVN y Canal 13 se mantendrán en la posición de no hacer Viña 2021, esperando lo que definan las autoridades sanitarias en los próximos meses en torno a las reuniones masivas. Pese a ello, desde ambas televisoras recalcan que no se trata de “no querer hacer Viña”, sino que simplemente apelar al sentido común que implican las actuales condiciones sanitarias y económicas del país.
Porque, por lo demás –según agregan-, Viña sí resulta una buena plataforma y un buen negocio global para los canales organizadores. La visión en las televisoras apunta a que actualmente es mejor asumir esa pérdida que apostar a ciegas por un hecho con carácter de incierto.
Por lo mismo, ¿qué podrían perder TVN y Canal 13 en caso de que no se haga la edición 62 del Festival de la Canción? Aquí un par de respuestas.
1.- Rating: números siempre explosivos y saludables
El Festival de Viña es una de las instancias más vistas de la TV local durante el año, sólo homologable a lo que sucede con los partidos de la Selección chilena. Un ejemplo: su última entrega –levantada en pleno estallido social, con las calles de la ciudad asediadas por las protestas y con artistas que en su mayoría criticaron en el escenario al gobierno- marcó la sintonía más alta de sus últimos ocho años, promediando un total de 32.5 puntos en sus seis noches, gracias a artistas como Stefan Kramer, Ricky Martin o Mon Laferte.
En esos días, los ejecutivos a cargo comentaban felices que eran números propios “de la antigua TV” o que no se veían “desde 2010 o antes”, advirtiendo que hoy las audiencias están fragmentadas y que los volúmenes de sintonía que se manejan son más exiguos.
Por lo demás, la buena sintonía de Viña implica una suerte de efecto arrastre: las señales a cargo de su emisión logran capitalizar esos números positivos en todo el primer semestre, generando que otra clase de espacios también gocen de buena llegada gracias al impacto del Festival.
De hecho, tanto en 2019 y 2020, TVN y Canal 13 no contaban con una alta audiencia, cedida a manos del liderazgo de Mega. Pero Viña les permitió un mejor rendimiento.
Haciendo foco sólo en las estadísticas, este año Canal 13 comenzó inmediatamente con numerosos estrenos tras el Festival. Al día siguiente de terminado el evento estrenó Bailando por un Sueño, que quedó primero en el rating esa noche (14,1 puntos y peak de 18), doblando casi a su más cercana competencia.
El lunes 2 de marzo debutó en pantalla Amaro Gómez-Pablos en Bienvenidos, con una entrevista a Cecilia Morel que dejó al matinal en un peleado segundo lugar del bloque. El fin de semana siguiente estrenaron en el primer lugar del rating MasterChef Celebrity (16,2 puntos y peak de 19) y Lugares que hablan (que lideró la sintonía con 13 puntos y peak de 16). Para el semestre, además, habían prometido el nuevo estelar de Don Francisco, un espacio de servicios y la teleserie La torre de Mabel.
TVN, en tanto, partió tras el festival con una nueva temporada de Estado Nacional, esta vez en horario estelar -y con una entrevista al presidente Sebastián Piñera-. Y aunque quedó relegado a la programación de Canal 13 -el segundo capítulo de Bailado por un sueño, que volvió a liderar la franja-, y el estreno de Yo soy (CHV), el espacio de debate político logró quedar sobre Mega, con 7,6 puntos sobre los 7,3 que registró en ese bloque ¿Quién quiere ser millonario?.
El lunes 2 de marzo se estrenó a su vez la nueva temporada de Carmen Gloria a tu Servicio, que logró un favorable resultado de sintonía para el canal público (6,6 puntos promedio de rating y fue tendencia en Twitter).
2.- Un buen negocio
Al interior de la industria, siempre existen versiones encontradas en torno a lo rentable que resulta la cita estival. Pero el consenso es que, a nivel estrictamente financiero, los canales organizadores “empatan” su inversión y existen ganancias “moderadas” y “razonables” al embarcarse en el certamen.
Los ingresos vienen principalmente de las marcas que auspician, las que en promedio habrían aportado en los últimos dos años un monto cercano a los $4 mil millones por cada edición.
En febrero pasado, contaron con siete marcas: Claro, Hyundai, Pepsi, Champion Cat, Super Cerdo, Skechers y Easy.
Otra fuente de ingresos también proviene de la venta de entradas –cerca de 12 mil por cada noche- y la venta de derechos internacionales a distintas cadenas televisivas a través del orbe, sobre todo de Latinoamérica.
Eso sí, ejecutivos consultados para esta nota subrayan que las ganancias de organizar el espectáculo van por otro lado: posicionamiento de marca; posicionamiento de productos, programas o rostros; rating hogar y comercial; y cierto peso editorial de adjudicarse un hito que en los últimos años no sólo ha ofrecido buenos shows, sino que también ha reflejado el momento actual del país.
Un ex ejecutivo del Festival en los años de Chilevisión dice al respecto: “El Festival es el blockbuster de la TV chilena, junto con la selección chilena, por eso los canales lo quieren y por eso siempre postulan, calientas tu parrilla programática, llevas a tu rostro para promocionarlo. Eso hace que el franjeado de la tarde o el matinal del canal que lo tiene gane en rating, por lo que se transforma en una vitrina súper buena. Pero en estas circunstancias es súper complejo levantarlo, es pura pérdida”.
En una entrevista de 2019 en radio Pauta, Jaime de Aguirre fijó en US$ 1 millón las ganancias que había arrojado el evento en su debut en Chilevisión, en 2011, cuando él era director ejecutivo de esa señal.
“Yo creo que [el Festival de Viña] sí es un negocio, que hay que tener los ojos muy abiertos para administrarlo bien, pero que sí es negocio, tanto por los ingresos, por la monetización que se hace de él inmediata, como por el efecto marca”, dijo en esa oportunidad.
Ricardo de la Fuente, quien dirigió la fiesta veraniega entre 2003 y 2008 en Canal 13, asegura a La Tercera PM: “Los canales de TV cuando hacen una propuesta, y ganan una concesión, ganan por venta de entradas, publicidad, ventas internacionales, derechos internacionales, derechos de radio, entonces resulta que el o los canales recuperan parte de la inversión a través de ese mecanismo. Pero si no hay certeza, ¿quién va a invertir en publicidad si no se sabe si se va a hacer o no el Festival? Es todo incierto y el concepto de la incertidumbre amerita una segunda reflexión por parte de la municipalidad. Los argumentos dados para mi hoy no son válidos”.
Después agrega: “Esta es una situación brutal, no se puede correr el riesgo de contratar un artista, que puede te diga que sí, le pagas una parte, pero resulta que después se suspende. ¿Quién paga los platos rotos, la municipalidad, o los canales que transmiten?. Entonces lo que hay que poner es todas las cartas arriba de la mesa, no se puede desconocer esta situación, nadie sabe lo que va a suceder en febrero, estamos viviendo el día a día, con suerte una semana”.
3.- Brillan los rostros
Viña también sirve para posicionar a rostros y figuras que, de otra manera, sería muy difícil que adquirieran un podio de protagonismo tan veloz, mediático y relevante. Partiendo por los propios animadores: aunque TVN y Canal 13 acordaron ir cambiando su dupla durante el período a cargo, el buen desempeño en 2019 de María Luisa Godoy y Martín Cárcamo dio pie para que continuaran al año siguiente.
Hasta este año, en los dos canales existía la sensación de que ambas figuras habían “madurado” en su paso por la Quinta Vergara, dando un salto mucho más cualitativo y mostrándose como personajes televisivos que podían opinar de temas coyunturales como el feminismo, las demandas sociales y la realidad de países como Venezuela.
Tal estatus intentaron reflejar después en sus respectivos roles en los matinales, consolidándose como los nombres más importantes de sus canales: mientras Godoy encabezaba Buenos días a todos en la red estatal, Cárcamo hacía lo suyo en Bienvenidos de Canal 13.
Incluso este último decidió dejar el matinal para aventurarse en una opción más propia en Bailando por un sueño, aunque el estelar terminó sucumbiendo ante la pandemia del coronavirus.
Otro caso paradigmático de rostro apuntalado por Viña lo tuvo Canal 13 en 2019, cuando dio un golpe a la cátedra al “levantar” a Francisca García-Huidobro de CHV y ficharla en sus filas para hacerse cargo de todos los programas satélites relativos al Festival de ese año. García-Huidobro ese verano copó la pantalla de la ex red católica, como conductora de La Gala y del espacio Échale la culpa la Viña, en un claro ejemplo de un rostro que utiliza la fugaz pero consistente plataforma del verano de la Quinta región para su reposicionamiento.
Nuevo escenario, nuevas cláusulas
Más allá de lo que los canales evidentemente pueden perder ante un año sin Viña, hay otros factores que les permitirán respirar más aliviados y amortizar el complejo panorama financiero que hoy vive la TV local.
Un ejecutivo involucrado en la actual tramitación de la cita entrega el dato de que, a estas alturas del año, ya había una buena cantidad de personas involucradas en la organización del Festival de la temporada siguiente, desde personeros administrativos hasta técnicos encargados de remodelaciones o arreglos en la Quinta Vergara. En la semana de febrero en que se hace, esa cantidad se amplifica y supera las 500 personas, una cifra hoy imposible de llevar a la práctica bajo las actuales circunstancias sanitarias.
También en ediciones anteriores, ya habían artistas contratados o conversados, a los que se les paga un adelanto para dejar cerrada su participación al año siguiente. Debido a la actual situación sanitaria que afecta a todo el mundo, ninguna estrella está negociando de forma concreta giras para el próximo año, por lo que es un ítem en el que Viña hoy no está apostando sumas de dinero específicas.
En caso que se resuelva hacer un Festival bajo otra modalidad –online, con menos gente, menos días o con sólo artistas chilenos, todas alternativas que se han conversado y deslizado de forma más informal-, tanto la municipalidad como los canales deberán cambiar las cláusulas del contrato y la licitación, ya que estas sólo se aplican bajo el modelo que había instaurado el espectáculo hasta hoy.
Las propias estaciones, en plena época de ajustes económicos, también han realizado fichajes para trabajar un Viña 2021 que podría quedar en absolutamente nada. El más resonante quedó en manos de Canal 13, quien contrató a Mauricio Correa –histórico realizador de TV- como productor ejecutivo, labor que no ha podido cumplir a plenitud en este pedregoso panorama actual.
“Hay que procurar buscar una fórmula”
Jaime de Aguirre, quien era director ejecutivo de CHV cuando el certamen estaba en manos de ese canal, reflexiona acerca de la edición 2021. “Este es un escenario completamente atípico, y si vivimos 150 días encerrados prácticamente, que un año nos saltemos el Festival de Viña no es grave para el desarrollo de la cultura nacional”, dice a La Tercera PM. “La otra alternativa es hacer un festival especial, porque vamos a tener problemas yo creo con los artistas internacionales. Que lo hagamos con puros artistas locales, se puede hacer una muy buena programación con artistas locales. El punto es que eso no resuelve el riesgo de las aglomeraciones, pero bueno, ahí tienen que trabajar los canales en presentar una alternativa, y tienen que participar la municipalidad y los canales”, añade.
Sobre realizar o no el evento, profundiza: “Yo creo que hay que procurar buscar una fórmula para hacerlo. Ahora, nadie está obligado a lo imposible, si no la encuentran, si no hay creatividad suficiente, o no hay respaldo, qué se le va a hacer, pero primero hay que hacer la pega. Lo que digo es que primero que nada tienen que sentarse en una mesa la municipalidad y los canales, y de ahí la creatividad: hagamos un festival que en vez de que dure seis días que dure tres, que los artistas sean nacionales, adecuar costos”.
Para el ex director ejecutivo de TVN también es importante evitar poner el foco en las ganancias detrás del certamen. ”El tema de la rentabilidad de este país está en suspenso, para el lado que uno mire, para los restaurantes, para la industria. Yo no creo que se pueda pretender, es mi impresión, que el festival sea rentable como lo es en un año normal”, cierra De Aguirre.
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