50 años del Golpe de Estado: La relación entre Chile y Estados Unidos puesta a prueba
La mirada crítica del Presidente Boric sobre el rol que tuvo Washington en el quiebre democrático de 1973 y los 200 años de relación bilateral se sobreponen en 2023. Aunque el surgimiento de eventuales tensiones durante las conmemoraciones es una posibilidad, diversos analistas coinciden en que la fecha abre una oportunidad para cerrar heridas. Desde la embajada estadounidense en Santiago aseguraron a La Tercera que ya trabajan con el gobierno para sumarse a los actos oficiales.
Por esas curiosas coincidencias del destino, 2023 es un año especialmente importante para el largo vínculo entre Estados Unidos y Chile. No solo se cumplen 200 años del inicio de las relaciones bilaterales, sino también se conmemoran los 50 años desde el Golpe de Estado en el que, según documentos desclasificados durante las últimas décadas, Washington tuvo una participación clave en la caída del gobierno de Salvador Allende.
La conmemoración del quiebre democrático en Chile guarda un especial simbolismo al interior de la administración del Presidente Gabriel Boric, como ha quedado patente en múltiples intervenciones tanto del Mandatario como de su gabinete. Sin embargo, las interrogantes sobre cómo afectará la relación entre los dos países, considerando la mirada crítica que el Gobernante ha expresado a lo largo de su carrera política ante el actuar de la Casa Blanca en aquellos años, encontrarán respuesta a medida que el 11 de septiembre se aproxime.
Un tema complejo
“Estados Unidos tuvo un rol bastante importante en términos de agredir el gobierno del Presidente Allende”. Así, el Mandatario chileno dejaba clara su postura frente al papel de la administración Nixon en el Golpe de Estado de 1973. Y lo hacía nada menos que en una entrevista con CNN Internacional.
Era septiembre de 2022 y Boric aseguraba que Richard Nixon, Presidente estadounidense en la época, había abogado por la política de dañar la economía chilena. “Eso es algo que, por cierto, no podemos olvidar, pero somos capaces de pasar página”, dijo en tono más conciliador. No obstante, también aseguró creer que “sería muy bueno que Estados Unidos reflexione en cuanto a su conducta en el mundo (...) ¿Ha contribuido en mejorar la democracia? Yo creo que no”.
Sobre el estado actual de las relaciones bilaterales, Cynthia Arnson, exdirectora del Programa Latinoamericano del Wilson Center de Washington, destacó la coincidencia entre las preocupaciones de ambos países.
“Entre Chile y Estados Unidos hay muchas coincidencias: la defensa de los derechos humanos y fortalecer la democracia. Frente al silencio de muchos líderes latinoamericanos, el Presidente Boric ha denunciado de forma contundente las violaciones de derechos humanos en la región”, explicó Arnson. Pero agregó que, “en términos concretos, la administración Biden hasta ahora no ha ofrecido gran cosa a Chile”.
La Tercera se contactó con la embajada de Estados Unidos en el país, desde donde aseguraron a través del departamento de prensa que han mantenido conversaciones directas con la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, que encabeza la planificación de los actos conmemorativos por los 50 años del Golpe de Estado.
Según la misión diplomática , la ministra Brodsky “compartió con la embajadora Bernadette Meehan la agenda del gobierno para esta conmemoración”, para planificar “las actividades que tendrán lugar en Estados Unidos”, explicaron.
“Agradecemos estas conversaciones y el enfoque del gobierno chileno de centrar esta conmemoración en las lecciones aprendidas de los desafíos de nuestro pasado para asegurar un futuro más democrático, tanto para nuestros dos países como para el mundo entero”, concluyeron.
Dicha visión refrenda las palabras de la embajadora Bernadette Meehan, cuando aseguró a este medio en noviembre del año pasado que intentaría encontrar “la forma correcta de conmemorar lo que tuvo lugar en 1973″, agregando que “no estoy preocupada” por una posible tensión en las relaciones entre ambas naciones.
Arnson coincidió con el análisis. “No creo que el 50 aniversario del Golpe aumente las tensiones entre los dos países. Por décadas, y más aún con el término de la Guerra Fría, Estados Unidos ha condenado las dictaduras y ha trabajado a favor de la consolidación democrática. No veo difícil que Biden condene el Golpe, incluyendo las políticas de EE.UU. en aquella época”.
Quien también habló con la ministra Brodsky fue el exministro de Minería en el gobierno de Allende, Sergio Bitar. El ahora candidato a consejero constitucional dijo en entrevista con La Tercera el domingo pasado que “debe entenderse que no hay una historia, sino múltiples historias, y que este período no puede ser juzgado desde un punto de vista de ganadores o perdedores”.
Fue conversando con la ministra donde le dijo que “lo más probable es que en 10 años más no haya ninguno (de los ministros de Allende vivo), y por eso es importante cómo se construye la memoria y cómo se transmite a las nuevas generaciones que miran lo ocurrido en 1973 con mucha distancia”, destacó Bitar.
El también militante del PPD, así como excanciller en el gobierno de Bachelet, Heraldo Muñoz, dijo que “la verdad siempre es dura, y el cincuentenario del aniversario del Golpe involucra inevitablemente la relación de Chile con EE.UU.”, considerando el rol que jugó Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger. “Pero la historia es más compleja, pues luego de acoger con brazos abiertos la dictadura de Pinochet, EE.UU. fue gradualmente alejándose de la dictadura durante el gobierno de Jimmy Carter, e incluso claramente en el gobierno conservador de Ronald Reagan”, explicó.
Bajo la consulta de si le parece bien que el gobierno espere alguna clase de disculpa oficial, el exembajador enNaciones Unidas aseguró que “ha habido momentos en que autoridades estadounidenses han expresado excusas o manifestado arrepentimiento por la intervención de EE.UU. contra la democracia en Chile, pero no ha sido de manera oficial”. Si bien cree que “una excusa formal de Biden sería una manera de cerrar el círculo histórico”, también considera que “desde nuestro gobierno no presionaría para que EE.UU. haga ese gesto. Si ocurre bien; si no, la historia habla por sí sola”.
Este medio se contactó con el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, quien aseguró que lo han visitado exparlamentarios y personalidades norteamericanas “para proponernos distintas actividades en las cuales ellos quieren tener la delantera en la conmemoración del Golpe militar”.
Según el jefe de la misión diplomática, “estas personas, todas ellas de larga trayectoria en la política norteamericana, sienten que ese hecho, el 11 de septiembre, el Golpe cívico-militar, fue en definitiva lo que dio origen a lo que se denomina el movimiento por los derechos humanos en los Estados Unidos”. Serían ellos mismos quienes estarían impulsando movilizaciones intelectuales, e incluso “algún tipo de sesión del Congreso, o de audiencias en el Congreso que puedan permitir discutir lo que eso significó en la historia de Estados Unidos, y en la historia de Chile, y en la historia de lo que es la lucha por los derechos humanos en el mundo”, adelantó.
Considerando la relación bilateral actual, “no hay mejor momento para tratar de tener toda la información de lo que ocurrió entonces, compartirla y ser capaces de mirar juntos lo que sigue”, dijo Valdés.
La Tercera también conversó con el exsubsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado durante el gobierno de Barack Obama, el chileno Arturo Valenzuela, quien también fue asesor especial para Asuntos de Seguridad Nacional bajo el segundo mandato del Presidente Bill Clinton. Para Valenzuela, el 50 aniversario “no puede empeorar las relaciones entre ambos países, pero sí mejorar”.
El ahora académico de la Universidad de Georgetown afirmó que es “un momento importante para conmemorar los esfuerzos que se hicieron para recuperar la democracia”, por lo que “no me extrañaría ver un ‘gesto’”.
Michael Shifter, expresidente del think tank Diálogo Interamericano y profesor de la Escuela de Asuntos Exteriores de la Universidad de Georgetown, coincide en que la oportunidad de Joe Biden es única. “La opinión del Presidente Boric es ampliamente compartida, no solo en América Latina, sino también en Estados Unidos. La ocasión del aniversario del Golpe brinda a la administración Biden la oportunidad de reconocer públicamente que el papel de Estados Unidos en 1973 fue un capítulo lamentable de la política exterior estadounidense en la región”, evaluó.
El director del Proyecto de Documentación de Chile del National Security Archive y autor del libro Pinochet: los Archivos Secretos, Peter Kornbluh, fue consultado por este medio sobre si creía que el papel que jugaron Nixon y Kissinger en el apoyo al Golpe de 1973 podría complicar las relaciones entre Santiago y Washington. Kornbluh aseguró que “cualquier tensión proviene de que esta es una historia no resuelta. Todavía hay preguntas sobre la contribución de Estados Unidos al derrocamiento del gobierno debidamente electo de Chile, y sigue siendo necesario que se reconozca el papel que EE.UU. jugó en ayudar al régimen militar que siguió a consolidar su sangrienta autoridad”.
A medio siglo del golpe
“¡Cincuenta años! Hace tanto tiempo, pero el recuerdo sigue con nosotros”. Con esas palabras se refirió a la próxima conmemoración del Golpe el ahora retirado politólogo estadounidense especializado en América Latina Riordan Roett, cuando este periódico le consultó al respecto.
Arturo Valenzuela narró que durante el segundo período de Clinton, el mandatario autorizó “la publicación de documentos secretos que documentan la intervención de EE.UU. durante la Unidad Popular”, proceso en el que colaboró directamente.
“La indebida intervención de los EE.UU. bajo el gobierno del Presidente Nixon, que contribuye al Golpe de Estado de 1973, fue rechazado por sectores importantes del Partido Demócrata desde un comienzo”, recordó, agregando que no le “cabe ninguna duda de que el Presidente Joe Biden tiene una postura similar”.
La discusión sobre la participación de Estados Unidos en el Golpe es aún tema de disputa entre expertos norteamericanos, aseguró Michael Shifter. “El debate sobre el papel de EE.UU. en el Golpe de Estado de 1973 en Chile se limita a los círculos políticos, académicos, diplomáticos y periodísticos de EE.UU. en la actualidad”, aseguró a La Tercera.
Para el académico, el actuar norteamericano generó la creación de trabas por parte de la ciudadanía latinoamericana sobre los intereses de Washington en la región, ya que “aumentó las sospechas y los resentimientos hacia la política estadounidense en América y socavó gravemente la credibilidad de EE.UU. en la defensa de los derechos humanos y la democracia”.
Su mentor, Pete Vaky, fue uno de los pocos que desaconsejaron a Kissinger de actuar en la región cuando se desempeñaba como su adjunto para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional. Corría el año 1970 cuando Vaky sopesaba si la amenaza del gobierno socialista de Allende compensaba los peligros de inmiscuirse en la política doméstica del último país del mundo.
“Lo que proponemos es claramente una violación de nuestros propios principios políticos. Si estos tienen algún significado, normalmente nos apartamos de ellos solo para hacer frente a una amenaza aún más grave, por ejemplo, para nuestra supervivencia. ¿Es Allende una amenaza mortal para Estados Unidos? Es difícil respaldar esa opinión”, le habría dicho Vaky a Kissinger en la ocasión, relató Shifter.
A casi 50 años de aquel momento, el escenario mundial y local ha cambiado considerablemente. Pero el aniversario responderá de forma clara a la pregunta sobre si la manera en que ambas naciones se relacionan se mantiene como hace medio siglo, con tensiones y omisiones, o ha evolucionado hacia el diálogo y el trabajo conjunto.
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