Cristián Monckeberg: “Pasamos de ser funados a mártires, la Convención hizo revalorizar el trabajo de la derecha”

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Mario Tellez / La Tercera

El exconvencional RN asegura que al inicio del proceso constituyente, la percepción ciudadana hacia su conglomerado era muy negativa, pero que eso fue cambiando al concluir la redacción de la nueva Carta Magna. “Me decían que ayudara a que saliera una buena Constitución”, dice. De todas formas, admite que en la derecha hubo quienes se desmotivaron antes, pero que no los “culpa”, debido a que, a su juicio, “fue la izquierda la que lo provocó”.


Los Ríos, la Metropolitana y O’Higgins son algunas de las regiones por las cuales se ha desplegado. El exministro y exconvencional de RN Cristián Monckeberg se ha dedicado a recorrer el país haciendo campaña por el Rechazo y continuará en esa senda hasta que sea el plebiscito del 4 de septiembre.

En esta entrevista, analiza su paso por la Convención y defiende el rol de la derecha en el proceso constituyente, sobre el cual no hace ninguna autocrítica, salvo un “pecado de origen”: no haber elegido al menos el tercio de constituyentes del sector.

¿Cómo calificaría su paso por la Convención?

Lo primero, no me arrepiento de haber estado ahí. Creo es de incalculable valor, principalmente, por el proceso de aprendizaje de cuál es la realidad del país hoy día. Porque la relación que había dentro de la Convención en vez de ser vertical, era súper horizontal. Me sirvió también para ver qué está pensando un mundo que nunca había estado en la toma de decisiones, que es el mundo de la sociedad civil, de los independientes.

¿Lo dice también por la ex Lista del Pueblo?

En general, por todos los que llegaron ahí. Gente que tiene sensibilidad de izquierda, pero muy distinta a la izquierda que nos ha tocado convivir. Por lo tanto, hubo mucho aprendizaje y fue mucho más complejo y los resultados están a la vista.

¿Cómo fue su convivencia con el resto de los colectivos?

En lo personal, muy buena. Esto partió en los jardines del Congreso con una desconfianza gigante, que era recíproca. Sin ir más lejos, había personas que habían estado en la primera línea y que habían alentado las protestas y veían al gobierno del Presidente Piñera como un ogro, y más aún cuando muchos de nosotros habíamos sido ministros de ese gobierno. Y nosotros veíamos a esas personas como las que habían alentado las protestas callejeras, la violencia en la calle. Así partimos y el proceso de conocimiento, de construcción de confianzas, de generar lazos razonables de convivencia, creo que fue positivo. Lo que pasa es que políticamente fue un desastre, porque no se llegó a los resultados que la gente esperaba.

¿La derecha de verdad tuvo la voluntad de querer contribuir en el proceso?

Yo creo que fuimos un aporte en cuanto a contenido, lo que pasa es que no nos pescaron. La derecha cumplió un rol, hizo la pega. Quienes estuvimos ahí llegamos con más o menos optimismo, pero llegamos en la lógica de participar, de no mandarse a cambiar y estar en todas las votaciones y de contribuir al debate. Si la derecha hubiera aportillado la Convención desde el día uno y no hubiese presentado ninguna norma, no hubiese participado en los debates, hubiese entendido que no queríamos nada, pero dimos pruebas más que suficientes de que queremos una nueva Constitución.

¿Destaca algo de la derecha que se haya plasmado en el texto?

En el texto nada, salvo dos o tres artículos. Eso da cuenta del déficit político y el error político histórico de la izquierda de excluirnos del debate, no solamente a nosotros, sino que también a una parte de la centroizquierda. Pero desde el punto de vista político demostramos que somos una fuerza que tiene ideas y comunicacionalmente logramos transmitir los errores que se estaban cometiendo.

Pero también se les acusó que solo una parte de la derecha dialogaba y muchos se dedicaron a rechazar casi todo e, incluso, en varias ocasiones desinformaron sobre el contenido.

Lo que pasó fue lo siguiente, porque es difícil saber qué es primero, si el huevo o la gallina. Yo creo que pasó en la derecha, los 37 desde su origen, todos llegamos con ganas de que resultara, unos más o menos escépticos, pero creo que la actitud mayoritaria de la izquierda de no avanzar en acuerdos hizo que los nuestros fueran perdiendo su optimismo y los hizo ser mucho más críticos. Yo creo que el responsable del resultado de la Convención fue la izquierda.

Usted es parte de esa derecha en la Convención que se califica como más dialogante. ¿Hubo dos almas en su sector?

Creo que hubo un alma única inicial muy optimista para llegar acuerdos, pero muchos se fueron desembarcando de esa posibilidad porque no vieron una apertura de parte de la izquierda y ahí se hicieron más patentes las diferencias entre uno y otro sector de la derecha, con diferentes estilos y estrategias.

¿Pero tuvo que lidiar con el tironeo de su sector? Usted se quedó hasta el final de las negociaciones, por ejemplo, en Sistema Político.

Si en comisiones como la de Sistema Político la izquierda hubiese sido suficientemente hábil y nos hubiese abierto un espacio para negociar un sistema político distinto, con ideas como las nuestras, nosotros habríamos estado y también habría estado el resto de la derecha, como la UDI. De hecho, el mejor ejemplo es que estuvimos de acuerdo en votar a favor el sistema presidencial y la propuesta del PC. Dimos pruebas más que suficientes. Pero como esto no resultó, nosotros seguimos insistiendo y otros ya perdieron la fe.

Ya, pero se bajaron rápidamente.

Soy de los que piensan que si el día de mañana alguien me pregunta qué hiciste para que resultara bien, quiero estar tranquilo.

Respondía a una estrategia más que voluntad, entonces...

No, hice todo lo humanamente posible para que el proceso constituyente llegara a un buen puerto. No dejé de hacer nada hasta el último minuto. Intentamos votar por el mal menor, por mejorar las normas, pero no culpo a los otros de mi sector que hayan tomado una actitud más dura, porque fue la izquierda la que lo provocó.

¿No cree que una parte de su sector se bajó antes?

Hay varios nuestros que se desesperanzaron antes, pero no es culpa de ellos, sino de la izquierda que nos excluyó y nos dejó fuera.

¿Cree que la izquierda los buscó muy tarde, cuando ya en su sector no había disposición?

La izquierda siempre nos buscó con sospecha y los pocos esfuerzos que hicieron no fueron profundos, ni reales. El tironeo se dio dentro de la izquierda, porque cuando había que conversar con nosotros un grupo importante señalaba que con la derecha no se sientan a conversar. Las invitaciones que nos hacían para conversar literalmente eran para la pantalla, para cumplir, pero no reales. Las reuniones donde se cortó el queque nosotros no fuimos invitados y las pocas veces que fuimos invitados, éramos más bien consultores a la toma de decisiones.

¿Cree que si ellos hubiesen sido más hábiles con su estrategia, los más dispuestos a dialogar de la derecha podrían haber sellado acuerdos sin considerar a la UDI?

Es evidente que si hubiese habido una real intención de acuerdo en la izquierda hubiésemos avanzado en una propuesta constitucional distinta y hoy día quizás otro gallo estaría cantando. Y hoy día en un escenario de este tipo quizás algunos de los nuestros se hubiesen quedado fuera. Pero la izquierda no fue lo suficientemente hábil, más bien llegaron a imponer su agenda y sus términos. La izquierda empezó a cambiar de actitud con la derecha cuando las encuestas empezaron a darle la espalda y dejaron de ser los rock star que eran cuando partió el proceso.

¿Ahí usted ya no tenía respaldo de su sector?

Había que creerles y además tendría que haber partido por deshacer muchas de las decisiones que se habían tomado.

¿No hace ninguna autocrítica? En la UDI rechazaron la mayoría desde el inicio, se vio poca voluntad.

Nosotros diseñamos la integración de las comisiones para que esto resultara. Si no resultó fue por la miopía de la izquierda. Y si hay alguna autocrítica, es más bien de sentido común: no haber escogido más constituyentes, no para bloquear, sino para haber provocado acuerdos distintos. Pero eso es antes que se iniciara la Convención. Dentro de la Convención hicimos lo que pudimos siendo 37.

Está desplegado por el Rechazo, ¿qué es lo más complejo, a su juicio, del texto?

El Apruebo para reformar es una venta de pomada muy grande, porque al día siguiente de que se apruebe, si se llegara aprobar esta Constitución, el PC dirá que esta Constitución fue aprobada por el pueblo y que no se le cambia ninguna coma. Incluso, es más, va a llamar a defender la Constitución en la calle y pedirán que la implementemos.

¿Pero qué es lo más crítico?

Hay que repensarla entera: la plurinacionalidad, el sistema político, la manera de proteger los derechos sociales, el cómo se diseñaron algunos derechos sociales, cómo conversa lo público con lo privado, el sistema de justicia. Yo soy de los que creen que se trabajó, y mucho, pero la propuesta no es buena y hay que repensarla. Y la manera de repensarla es con un Rechazo más que un Apruebo.

Pero quienes lo defienden apelan que es un punto de partida y que es mejor en muchos aspectos, por ejemplo, se instala la paridad.

La nueva Constitución tiene muy buenos titulares, pero las bajadas son muy complejas y va a producir más problemas que soluciones. Me gusta la paridad, la idea llegó para quedarse, más allá de que la Constitución se rechace.

¿Pensó en algún momento en aprobar el texto constitucional?

Yo llegué con ganas de aprobar y trabajé para eso. Alrededor de diciembre, cuando empezó el funcionamiento de las comisiones y empecé a darme cuenta de la actitud de la mayoría de izquierda frente a nuestras propuestas, perdí toda fe. La izquierda se dio cuenta en febrero, cuando ya era tarde, e intentaron algunos de cambiar de actitud, pero ya era muy difícil.

¿Hubo un cambio de percepción en la ciudadanía con ustedes desde que llegaron a cuando se fueron?

Lo percibí en la calle todos los días. En una primera etapa fue súper duro, de ninguneo, de desconfianza, de crítica. En la medida en que fue avanzando el tiempo, me fui dando cuenta en la calle cómo se valoró el esfuerzo que estábamos haciendo para que resultara bien y nos animaban para que siguiéramos en esa senda y me decían que ayudara a que saliera una buena Constitución. Quedó la idea de que una parte importante de la derecha sí está dispuesta a tener una nueva Constitución.

Pasó de ser funado a ser considerado...

Pasamos de funados a mártires, la Convención hizo revalorizar el trabajo de la derecha, que se viera más dialogante para hacer cambios profundos.

¿Va a seguir en política?

Me encanta lo público, ojalá pudiera seguir desempeñándome en alguna esfera pública. Es lo que me gusta, apasiona y entretiene. En algún tipo de rol, en alguna alcaldía, autoridad no elegida, ahí veremos. Por ahora, seguiré aportando en esa línea.

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