Genaro Arriagada: “La presencia de republicanos espanta al voto de centro..., políticamente no es viable una alianza”
El exministro y hombre clave en el nacimiento de la Concertación cree que el proceso de convergencia que se vivió en los 80 entre el mundo socialista y la DC no es reeditable en la propuesta de una gran coalición, pero ahora en el arco de la derecha, que levantó el expresidente Sebastián Piñera.
En diciembre se cumplirán dos años desde que el cientista político Genaro Arriagada renunció a la DC, donde militó casi seis décadas. “Quiero disponer de una independencia”, decía la carta que le envió el exministro, exembajador y exsecretario ejecutivo del comando del No en el plebiscito de 1988 a la entonces presidenta democratacristiana Carmen Frei.
Hasta ahora, Arriagada, quien fue uno de los dirigentes que conformaron la Concertación, mantiene esa independencia, condición que él consideraba esencial para analizar con libertad el momento que atraviesan los partidos y las alianzas políticas.
El expresidente Sebastián Piñera planteó crear una alianza desde el centro a republicanos. ¿Es viable algo así en este momento?
Políticamente no es viable. No me imagino que Demócratas, Amarillos, lo que queda de la DC o el Partido Radical quieran asociarse con Chile Vamos, lo que ya es difícil, y con Chile Vamos más republicanos, ya es imposible. Electoralmente, tampoco es conveniente para la derecha, porque la presencia de los republicanos haría una hemorragia de votos hacia el centro y la centroizquierda.
¿A la derecha tradicional tampoco le conviene?
La clave de una política electoral coherente es conquistar el centro. La presencia de los republicanos espanta el voto de centro.
Si se hiciera una comparación con la Concertación, hay un hito reciente, un plebiscito, que establece tal vez un clivaje, como dicen los cientistas políticos, entre los que aprobaron y rechazaron en 2022. ¿Tendrá ese hito una proyección similar al plebiscito de 1988 entre el Sí y el No?
Es hilar muy delgado. Son dos momentos tan distintos. El plebiscito ocurrió hace 35 años. Cambió el mundo. Terminó la Guerra Fría. Hay un triunfo en algunos aspectos del capitalismo. Hay nuevos temas: el feminismo, el medioambiente, el calentamiento global. Y en lo político: el desgaste de la socialdemocracia y el surgimiento de una ultraderecha. Son mundos distintos. Mirar el Chile de hoy con los ojos del 88, me parece casi risible.
La Concertación significó la convergencia de dos sectores distintos: socialcristianos y un grupo de origen marxista. ¿Es posible que nuevamente mundos tan distintos confluyan en un proyecto común, pensando en lo que planteó el exmandatario Piñera?
Lo que pasa es que la Concertación tenía límites muy marcados a la izquierda y a la derecha. A la derecha era el rechazo a la dictadura y a la izquierda el rechazo a la estrategia del PC que estaba vinculada a la violencia, al Frente Patriótico Manuel Rodríguez y a una idea de que lo que debía suceder al régimen militar, como dijo con todas sus letras el PC, una democracia avanzada como Cuba o Nicaragua. Naturalmente, en ese cuadro no había posibilidad de entendimiento. Si la Concertación no hubiese tenido límites habría sido una ameba. No habría tenido el atractivo que tuvo.
Un elemento de la Concertación es que había un ánimo de convergencia entre el mundo DC y el mundo socialista, para un gran proyecto común que era sacar a Pinochet del poder. ¿En la actualidad, aprecia alguna gran causa común que aglutine desde Amarillos, Demócratas, a Chile Vamos y a republicanos?
De partida, hoy lo que está en el gobierno es la izquierda. Es un cuadro enteramente distinto. En ese momento lo que estaba en el gobierno era la dictadura. Ahora, la convergencia entre el PS y la DC es un proceso largo, que comienza a tomar sentido a fines de los años 70. Ya en el plebiscito del 80, una fracción de los socialistas rompe con el PC, con un sector del PS, el de Almeyda, y empiezan a trabajar en la Concertación. Proceso que no es instantáneo, va a tomar un largo período y va a tener muchas etapas, hasta cristalizarse en el comando del No.
En ese tiempo había, además, ex Mapu y ex Izquierda Cristiana, que habían militado en la DC, y luego pasaron al socialismo, que tal vez hacían de puente, ¿o no?
Tanto el Mapu y la IC sufrieron divisiones. Algunos estaban más cerca de la ultraizquierda, pero había otros que buscaban una alianza con la DC y el socialismo. Ellos fueron buenos aliados.
¿Un grupo que sea bisagra hoy entre estos mundos que están desde el centro a la derecha, usted aprecia algo similar? ¿Tal vez el mismo Piñera, que venía de la DC o es mucho suponer aquello?
No hay. Sebastián Piñera provenía de la DC, nunca fue militante, pero venía de allí. El 89 es candidato a senador por RN. Piñera no fue significativo antes del plebiscito. No fue bisagra. Ni lo fue después del plebiscito, porque se asoció con un grupo que quería una derecha más moderna.
Ganarle a una dictadura en 1988 era una causa gigantesca que promovía esa convergencia, ¿ve algo parecido en la centroderecha o la derecha, una misión épica que los aglutine?
La derecha es una fuerza electoral muy poderosa, pero carente de un proyecto de país que sea sólido. La Concertación, en cambio, no era sólo decirle no al régimen militar, sino que tenía un proceso de maduración en la economía, en el desarrollo social, en la política internacional. Por eso, cuando triunfa el primer gobierno democrático había una política compartida en todas esas áreas.
Por lo tanto, ¿no son comparables el proceso de formación de la Concertación con lo que se intenta promover desde la derecha?
No son comparables. Son dos mundos y dos momentos distintos. La Concertación tuvo mucho éxito, pero producto de su éxito se agotó. Cumplió su objetivo.
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