Heraldo Muñoz, excanciller: “Medio Oriente es un polvorín a punto de estallar y cualquier cosa puede suceder”

Heraldo Muñoz
"Medio Oriente es un polvorín a punto de estallar y cualquier cosa puede suceder”, advierte el excanciller Heraldo Miñoz. Foto: Mario Téllez

El exministro de RR.EE. advierte sobre el riesgo de que una escalada del conflicto derive en una guerra regional de insospechadas consecuencias. Defiende, además, la posición que ha tomado Chile frente a esta crisis y entrega detalles de los esfuerzos fallidos que se hicieron para modificar al Consejo de Seguridad y que hoy vuelven a estar sobre la mesa.


“La situación es muy incierta, nada se puede descartar, ni siquiera la posibilidad de una guerra regional”, advierte el excanciller Heraldo Muñoz sobre la expansión de la ofensiva militar israelí desde Gaza al sur de Líbano y la intervención de Irán en el conflicto. Pese a que aún se declara confiado en que el gobierno de Benjamin Netanyahu concrete una operación limitada contra las fuerzas de Hezbolá, y que tanto Irán como Estados Unidos se han mostrado reticentes a una escalada del conflicto, cualquier cosa podría ocurrir. Solo pensar en la actitud que podrían asumir otros países, como Arabia Saudita, Turquía y Rusia, acrecienta los temores sobre la expansión del conflicto a una conflagración mayor, sostiene Muñoz.

Como experto en temas internacionales, respalda la posición que ha tomado Chile frente a la guerra en Gaza y afirma que esta ha sido coherente con la política de Estado en favor de las reanudaciones de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina sobre la base del reconocimiento de la existencia de dos Estados. También avala la petición que hizo el Presidente Gabriel Boric en la última asamblea general de Naciones Unidas en pro de cambios al organismo, el que se ha visto inmovilizado frente a los últimos conflictos bélicos en el mundo. Incluso, Muñoz recuerda los esfuerzos que lideró durante el período en que se desempeñó en la ONU como facilitador de las consultas para la reforma al Consejo de Seguridad, las que han vuelto a reactivarse ahora.

Chile ha sido crítico de la guerra que lleva adelante Israel en Gaza y su extensión a Líbano. ¿Cómo evalúa la posición de Chile frente a esta crisis humanitaria?

La postura de Chile ha sido coherente. Desde un inicio condenó el ataque terrorista de Hamas, que significó el asesinato de 1.400 israelíes, la mayoría civiles, y el secuestro de más de 200 personas. Y condenó la retaliación indiscriminada de Israel en Gaza que ha cobrado miles de víctimas inocentes, incluyendo más de 11.000 niños y 6.000 mujeres, y crímenes de guerra como los desplazamientos forzados de cientos de miles de personas, el bloqueo total de la Franja provocando escasez de alimentos y hambruna, y los bombardeos contra barrios enteros y campos de refugiados. Y de manera consistente, Chile ha demandado un cese al fuego, la liberación de los rehenes en manos de Hamas y la reanudación de negociaciones para la solución de dos estados, Israel y Palestina, que convivan en paz, en fronteras seguras e internacionalmente reconocidas.

¿Qué peligros ve en la extensión de este conflicto a otras áreas de Medio Oriente, como Líbano y una eventual participación de Irán?

En estos momentos, Medio Oriente es un polvorín a punto de estallar y cualquier cosa puede suceder. La situación es muy incierta, nada se puede descartar, ni siquiera la posibilidad de una guerra regional, el peligro de la escalada es inminente. Después de la extensión de la guerra de Israel contra Hamas en Gaza a la ofensiva contra Hezbolá en Líbano, la posibilidad de que Irán se involucre abiertamente es posible. Irán no quiere entrar en una guerra abierta con Israel, como lo demostró el discurso del “moderado” presidente iraní en la ONU. Por eso algunos analistas han calificado la reacción de Irán incluso como “tímida”, porque recién ahora ha retalizado una serie de acciones previas de Israel. Claro, en Irán manda el ayatola Jamenei y el asesinato del líder histórico de Hezbolá y varios de sus comandantes en un bombardeo israelí, además de la invasión terrestre de Líbano por parte de Israel en lo que se denominó una “operación limitada”, puso a Teherán en una posición comprometida, y de allí el ataque con cerca de 200 misiles balísticos a Israel –la mayoría interceptados por Israel y EE.UU., cuya respuesta, a su vez, definirá si el conflicto escala a una guerra regional. Estados Unidos, aliado de Israel en caso de un conflicto total con Irán, tampoco quiere una guerra extendida, a 35 días de la elección presidencial. Ese sería el peor escenario para la elección de Kamala Harris, por lo que es muy posible que Estados Unidos haga todos los esfuerzos para asegurar que la acción militar de Israel en el sur de Líbano sea, como han dicho los jefes militares israelíes, una “operación limitada”.

El Presidente Boric tiene una clara posición personal pro palestina, la que había manifestado anteriormente como diputado y como dirigente estudiantil. ¿Cuánto cree que influye la posición personal del Mandatario en el manejo que ha tenido la Cancillería?

El Presidente ha demostrado la madurez de cambiar de parecer cuando se trata de gobernar según los intereses del país. En este caso, lo cierto es que la postura solidaria con los derechos del pueblo palestino del Presidente Boric constituye una política de Estado, que se ha extendido a través de diversas administraciones y de manera transversal. Hay que recordar que el reconocimiento diplomático de Chile al Estado de Palestina aconteció bajo el gobierno de derecha de Sebastián Piñera.

En Chile algunos sectores políticos han pedido la expulsión del embajador de Israel en Chile y el rompimiento de relaciones con el Estado de Israel. ¿Estas son medidas adecuadas?

Yo no comparto esas medidas respecto a Israel. Existen discrepancias evidentes con la respuesta militar desproporcionada y violatoria del derecho internacional humanitario de Israel en Gaza, frente al terrorismo de Hamas. Organismos humanitarios y los más diversos países democráticos comparten la postura crítica de Chile hacia el gobierno extremista de Netanyahu. Pero romper relaciones o expulsar al embajador israelí no ayudaría, y más bien sería conducente a victimizar a un gobierno que no escucha a la comunidad internacional. Ya se hizo el gesto diplomático de llamar y dejar en consultas al embajador de Chile en Israel. Por lo demás, siempre hay que procurar mantener alguna interlocución, aunque sea con gobiernos con los cuales se discrepa abiertamente.

¿Qué acciones debiera tomar Chile para avanzar en un cese del fuego y para el avance de negociaciones de paz?

Hay que persistir en levantar la voz uniéndonos a la comunidad internacional; a los llamados del Secretario General de la ONU, de la sociedad civil internacional y, especialmente, de los países con mayor influencia que Chile en el Medio Oriente. El problema es que Netanyahu, por preservar el apoyo interno de la ultraderecha ortodoxa de su coalición, no quiere escuchar. La resolución 2735 del Consejo de Seguridad, en junio, hizo un llamado a un cese al fuego y la liberación inmediata de los rehenes secuestrados por Hamas, sin resultados hasta ahora.

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"Comparto lo dicho por el Presidente Boric. Frente a las barbaries de distinto signo ideológico no cabe elegir, sino que hay que condenarlas sin distinción", señala Heraldo Muñoz. Foto: Luis Sevilla/La Tercera

En su reciente discurso ante la Asamblea General de la ONU, el Presidente Boric criticó el doble estándar de la comunidad internacional, a los estados que levantan la voz solo para cuestionar cuando se trata de una ideología de signo contrario, pero silencian las barbaries de gobiernos aliados. ¿Cuánto puede pesar, realmente, la voz de Chile frente a la crisis de Gaza?

Comparto lo dicho por el Presidente Boric. Frente a las barbaries de distinto signo ideológico no cabe elegir, sino que hay que condenarlas sin distinción. El filósofo Michael Walzer sostiene que incluso los pueblos oprimidos tienen obligaciones morales o limites sobre las luchas por sus objetivos. El terror indiscriminado, así como los crímenes de guerra, son igualmente inaceptables. Chile es un país relativamente pequeño y distante de los centros de poder mundial, pero tenemos el prestigio de ser un país serio con una voz creíble. Un presidente brasileño acuñó la frase “Chile es una potencia conceptual”; es decir, ofrece ideas, coopera internacionalmente y lidera algunos esfuerzos multilaterales. Entonces, aunque no tengamos la influencia en Medio Oriente de las grandes potencias, nuestra voz puede sumar, especialmente pues en Chile reside la colonia de origen palestino más grande del mundo fuera del Medio Oriente, y hay una comunidad judía pequeña pero influyente, y ambas solían ser un ejemplo de convivencia.

Chile y otros países han solicitado cambios al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ante el inmovilismo que se percibe frente a diversos conflictos actuales debido a los vetos cruzados de las potencias con asiento permanente en el organismo. ¿Ve posibilidades de que estos cambios se realicen pronto?

Modificar la institucionalidad del Consejo de Seguridad es difícil, pero los tiempos cambian. Como embajador de Chile en la ONU, fui facilitador de las conversaciones para reformar el Consejo de Seguridad, elegido por el presidente de la Asamblea General, y luego fui reelegido por otro período. En mis conversaciones con la inmensa mayoría de los miembros de la ONU, y especialmente con los integrantes del Consejo, me quedó claro que es prácticamente imposible terminar con el derecho a veto, por la oposición de quienes lo poseen. Exploré otras alternativas, como la exclusión del veto frente a ciertas materias o, lo mínimo, que el miembro permanente que ejerza el veto tenga la obligación de explicar las razones de su uso. Incluso esto último fue rechazado por uno de los permanentes. “No hay que tocar el veto, o nos vamos de la organización”, fue la advertencia que recibí de uno de ellos. Sin embargo, en un momento de crisis y paralización de la ONU resurgen propuestas nada menos que de Francia, miembro permanente del Consejo, para excluir la aplicación del veto cuando se trate de crímenes masivos.

¿Qué otros posibles cambios se exploraron?

Para mejorar la representatividad, además, propuse ampliar el Consejo de Seguridad con Brasil, India, Japón, Alemania, y alguno de África, como permanentes sin veto, y sugerí que en una conferencia de revisión más adelante se definiese la cuestión del derecho a veto de estos países. Y propuse más puestos no permanentes con posibilidad de reelección inmediata. Hubo apoyo de países claves, pero oposición de dos países que querían ingresar como permanentes con veto de inmediato. Al menos las conversaciones que conduje se formalizaron en negociaciones formales y abiertas, aunque después tampoco prosperaron.

¿Ve a otros mandatarios de la región asumiendo un rol significativo frente a la guerra en Gaza?

Muchos mandatarios se han referido al tema. Pero un rol significativo no veo ninguno, excepto quizás el presidente Lula, pues Brasil aspira a tener un papel protagónico global.

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