Llagas del 18-O: similitudes y contrastes en Santiago y Valparaíso
El 18 de octubre de 2019 fue un punto de inflexión en Chile. No sólo en lo social, sino que también a la infraestructura y el paisaje urbano de distintas ciudades del país. A cuatro años de las movilizaciones, no son pocas las iglesias, museos, bares e incluso plazas que mantienen las heridas de la revuelta social. Algunos ya comenzaron su recuperación, mientras que otros están a medio camino o derechamente han sido cerrados.
Iglesia San Francisco de Borja
La excapilla o iglesia del Sagrado Corazón de Jesús del Hospital San Borja fue un templo católico neogótico de 1876 patrimonial, que estuvo destinado al servicio religioso de Carabineros desde 1975. Así funcionó hasta que la institución, producto de la destrucción, saqueos e incendios que afectaron al inmueble a partir de octubre de 2019, decidió hace poco más de un año traspasarla al Fisco, específicamente al Ministerio de Bienes Nacionales.
Así, la iglesia pasó a convertirse en un foco de fiestas clandestinas, violencia y drogadicción. Esto, en principio, por las distintas vandalizaciones que sufrió el inmueble, que afectaron 60% de su construcción y 40% de los vitrales.
Con su desacralización y traspaso oficial al ministerio el 28 de abril de este año, hoy la iglesia luce una nueva fachada roja, cámaras de vigilancia y una reja perimetral que ha impedido el paso de transeúntes e intervención de terceros, aunque sin una definición de su nuevo destino.
Parroquia La Asunción
La parroquia La Asunción había sido saqueada durante noviembre de 2019 y luego quemada con motivo del primer aniversario del estallido social, en 2020. El recinto religioso ubicado en Avenida Vicuña Mackenna sufrió graves daños producto del siniestro, el que incluso derribó la cúpula y campanario de la capilla -celebrado por encapuchados- y afectó a gran parte de sus instalaciones, lo que derivó en la presentación de querellas por parte del gobierno de Sebastián Piñera.
Según la iglesia de Santiago, la parroquia de La Asunción tiene relevancia histórica ya que fue inaugurada en noviembre de 1876, por lo que este 2023 cumple 147 años. El recinto forma parte de la Vicaría Episcopal para la Zona Centro y está a cargo del Decanato El Salvador.
Un par de veces el lugar ha visto postergado el anuncio del proyecto de restauración, lo que ha llevado incluso a colectas de feligreses, lo que en todo caso no ha alcanzado para iniciar los trabajos.
Exmuseo Violeta Parra
Solo tres años alcanzó a funcionar el Museo Violeta Parra. Tras abrir sus puertas el 4 de octubre de 2015 en Vicuña Mackenna 37, a pasos de la llamada “zona cero”, el edificio -que tenía un característico diseño de guitarra, encargado al arquitecto Cristián Undurraga- fue incendiado tres veces en menos de tres semanas -7, 28 y 29 de febrero de 2020- siendo consumido por las llamas. Tras esto, las obras que ahí se exhibían fueron trasladadas al Centro de Extensión del Instituto Nacional, que también alberga al Cine Arte Alameda.
Luego de los siniestros que lo destruyeron, el museo sólo se abrió en una ocasión en enero de 2023 para realizar visitas guiadas por sus ruinas.
Hoy, el edificio se mantiene desocupado, con su infraestructura rayada y con restos de fotografías de la poeta chilena. Actualmente, el futuro del terreno ubicado en Vicuña Mackenna, perteneciente a la Universidad de Chile, se mantiene en disputa para zanjar su ocupación como centro cultural o espacio artístico.
Plaza y Metro Baquedano
Identificada como el “símbolo de la vandalización durante los últimos años” por la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, en noviembre de 2022 la edil anunció el inicio de trabajos de hermoseamiento de la rotonda de Plaza Italia y el retiro del plinto en donde se emplazaba la estatua del general Baquedano, que hoy luce una pintura blanca y que es resguardado a diario por efectivos policiales. A solo metros, por Vicuña Mackenna, Metro de Santiago -junto al gobierno regional- cercaron con placas de concreto la antigua entrada a la estación Baquedano, con el fin de restaurarla y habilitarla, tal y como el Presidente Gabriel Boric solicitó privadamente en un momento a las autoridades y al Ministerio del Interior antes del plebiscito de 2022.
En el sector se instaló popularmente, hasta abril de este año, la “plaza hundida”, que exhibía carteles, rayados, dibujos y símbolos en memoria de las víctimas del estallido social. Incluso, por tal relevancia, las autoridades hasta hoy disputan si convertirlo en memorial.
Café Literario de Providencia
A sólo pasos de la estación del Metro Baquedano e inmerso en las dependencias del Parque Bustamante, se encuentra el edificio que hasta enero de 2020 albergaba al Café Literario de Providencia.
Sin embargo, el recinto se vio obligado a cerrar producto de distintos desmanes -en el contexto del estallido social- que imposibilitaron su uso: el primero, en octubre de 2019, donde se afectó parte de la infraestructura y el inmobiliario. El segundo, en febrero de 2020, luego de un incendio que consumió el primer piso por completo y la colección literaria de 10 mil ejemplares.
A casi cuatro años de los hechos, la Municipalidad de Providencia comprometió su reapertura para el segundo semestre de 2023, en el mes de noviembre. Con un presupuesto referencial de $ 1.180 millones, la “rehabilitación” del café contempla una restitución del lugar, así como cambios más importantes en la infraestructura exterior, a través de una “piel de acero” que buscará evitar futuras vandalizaciones.
Edificio El Mercurio de Valparaíso
Ubicado en Calle Esmeralda, el edificio patrimonial que albergaba a El Mercurio de Valparaíso, La Estrella de Valparaíso y la corresponsalía de El Mercurio de Santiago permanece sólo con personal de seguridad. El edificio, de comienzos del siglo XX, fue incendiado la noche del 19 de octubre de 2020.
Esa jornada, los manifestantes rompieron la enorme puerta del antiguo edificio -fundado en 1827-, ubicado en pleno centro y quemaron el interior. Según uno de los presentes, un grupo de personas entró al inmueble y expulsó a los trabajadores, quienes tuvieron que evacuar por una puerta posterior. El fuego causó daños en algunos fierros de su estructura, por lo que la reparación supone ser millonaria.
En la actualidad, el edificio todavía exhibe rayados y restos de afiches de la época del estallido. Y los trabajadores de los medios que antes acogía permanecen con teletrabajo. Algunos perdieron archivos personales. La puerta, vulnerada, está tapiada y resguardada bajo enormes cadenas.
Calle Condell
En calle Condell, que se extiende desde la Plaza Victoria a la Plaza Aníbal Pinto, se ubica el edificio consistorial de Valparaíso y el Museo de Historia Natural. Antaño albergaba tiendas de ropa, zapaterías, boticas, salas de cine, cafés y restaurantes como el clásico J. Cruz. Hoy la mayoría está rayado con grafitis.
En respuesta, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, ha iniciado el repintado de fachadas con murales en ese tramo. Bajo el nombre “Valparaíso Arte Urbano”, la iniciativa es parte del Proyecto Arcoíris, que contempla repintar 5.700 metros lineales de fachadas por todo el centro de Valparaíso.
El primer hito de este museo del grafiti fue el mural en la Plaza Aníbal Pinto, en enero, y que ha permanecido intacto. El proyecto trabaja bajo la premisa de que los rayadores no taparán los murales de otros artistas, o que al menos lo harán en menor medida. Durante octubre el municipio se ha encargado de repasar fachadas que han vuelto a ser rayadas, además de pintar 20 de 50 murales en la zona.
Plaza Aníbal Pinto
Ana Lazo, dueña del Bar Ritual, ubicado frente a la Plaza Aníbal Pinto en Valparaíso por cerca de 20 años, sostiene que desde la revuelta del 19 de octubre -y pospandemia- uno de los principales sectores bohemios de la capital regional se ha convertido en una nube negra.
Actualmente, el sector cuenta con mayor dotación de carabineros, seguridad e incluso patrullas municipales, las que desde el estallido social se hicieron escuálidas y derivaron en riñas, incivilidades, robos y el cierre de cerca de 20 locales, que no han abierto hasta hoy.
Esto incluso ha llevado a los locatarios que quedan a cambiar sus horarios de atención y sólo hacer durante el día, mientras que antes del estallido lo hacían hasta las 03:00. “Este sector es sólo una parte de todo lo que pasa en Valparaíso. Hay un abandono por parte de las autoridades locales, quienes relegan que esto es responsabilidad del gobierno central. Si es así, ¿a quién le corresponde cuidar de Valparaíso”, comenta Lazo.
Banco Estado
La calle símbolo del comercio en Valparaíso hoy también sufre los estragos de la revuelta social de 2019, las que provocaron el cierre de cerca del 25% del comercio establecido, además de inseguridad en la zona por delincuencia y vendedores ambulantes.
Héctor Arancibia, presidente de la Corporación Comercio Unido de Valparaíso, que representa a cerca de 150 locatarios, sostiene que a cuatro años de los principales daños “se nota poca eficiencia de las autoridades municipales” por recuperar el sector.
Además, afirma que edificios que en su momento albergaron a Banco Estado o tiendas comerciales que fueron quemadas hoy están tapiados con latas y rayados. “Eso afea al sector. ¿Quién va a querer comprar algo así?”, se pregunta. Asimismo, recalca que la ayuda económica brindada a los locatarios ha llegado de manos de Sercotec. “Lo demás sale de nuestros propios bolsillos”, cierra.
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