Violencia sexual en Ucrania: un crimen de guerra que preocupa al mundo
Desde que comenzó la guerra diversas organizaciones han reportado casos de violación a mujeres por parte de tropas rusas. El Ejército de Ucrania ha dicho que hay más de 300 casos, pero se estima que el número es mayor, debido a las dificultades para reportarlos.
Cuando las fuerzas rusas entraron el 25 de febrero a la localidad ucraniana de Malaya Rohan, ubicada en la región de Kharkiv, Olga -junto a su familia y a otras 40 personas de su pueblo- se refugiaron en un sótano de una escuela local. El encierro se convirtió entonces en la nueva cotidianidad de estos ciudadanos. Eso, hasta la noche del 13 de marzo, cuando el panorama cambió completamente: alrededor de la medianoche un soldado ruso ingresó al colegio, “rompió las ventanas de vidrio de la entrada e irrumpió en el recinto”, contó Olga en un reporte obtenido por Human Rights Watch (HRW).
El uniformado ruso, que portaba un rifle de asalto y una pistola, se dirigió entonces al sótano y ordenó a todos los presentes que formaran una fila. Olga –cuyo nombre fue cambiado- estaba sosteniendo a su hija de cinco años, que en ese momento dormía. Él le dijo que le pasara a la niña, pero ella se negó.
Dos horas después, el soldado se acercó hasta Olga y le dijo que lo siguiera hasta una sala del segundo piso, donde la apuntó con un arma y le dijo que se desnudara. “Me dijo que se lo hiciera (sexo oral). Todo el tiempo sostuvo el arma cerca de mi sien o me la puso en la cara. Disparó dos veces al techo y dijo que era para darme más ‘motivación’”. La violó y luego le ordenó que se sentara en una silla.
Olga le indicó que tenía mucho frío, por lo que preguntó si podía vestirse, pero el soldado le dijo que solo debía ponerse la blusa y no los pantalones ni la ropa interior: “Mientras me vestía, el soldado me dijo que era ruso, que se llamaba (nombre omitido) y que tenía 20 años. Dijo que le recordaba a una chica con la que iba a la escuela”.
Testimonios como el de Olga se suman al de muchas mujeres en Ucrania que están lidiando con los abusos sexuales como “arma de guerra”, a medida que surgen nuevas y crecientes pruebas de violencia sexual en las áreas recuperadas por Ucrania tras haber sido tomadas por las fuerzas rusas.
La violación y la agresión sexual se consideran crímenes de guerra y una violación del derecho internacional humanitario, y tanto la fiscalía general ucraniana como la Corte Penal internacional han dicho que abrirán investigaciones sobre las denuncias de violencia sexual.
Los expertos explican que los datos se recopilan de los informes anuales de Human Rights Watch , el Departamento de Estado norteamericano y Amnistía Internacional, por lo que aún no se han agregado informes sobre el actual conflicto ucraniano.
“Con el inicio de la guerra en Ucrania empezamos a recibir casos de este tipo en nuestras centrales telefónicas. Se trata de mujeres, a veces niñas menores de edad, niñas rusas, que fueron expuestas a la violencia sexual, específicamente a la violación por parte de soldados rusos en los territorios ucranianos que estaban ocupados”, señaló a La Tercera Kateryna Cherepakha, presidenta de La Strada Ucrania, una organización benéfica que apoya a sobrevivientes de trata, violencia doméstica y agresión sexual.
En la misma línea, el investigador Robert Nagel, del Instituto de Georgetown para la Mujer, la Paz y la Seguridad, indicó que existe información de que “las fuerzas rusas han perpetrado violencia sexual en Ucrania con anterioridad, sobre todo en 2017, cuando hubo informes de niveles masivos de violencia sexual, incluidas violaciones y torturas sexuales, por parte de las fuerzas rusas. “Este es un fuerte predictor de que probablemente lo volverán a hacer. Además, Rusia depende de muchos conscriptos y combatientes extranjeros. Ambos son factores que podrían aumentar la probabilidad de violencia sexual”, dijo a La Tercera.
En este sentido, se estima que alrededor del 25% del Ejército ruso está formado por conscriptos o personas reclutadas para servir. “Los conscriptos y los combatientes extranjeros a menudo carecen de lazos sociales entre sí. La investigación muestra que, en tales casos, los combatientes confían en perpetrar violencia sexual como grupo para forjar lazos sociales”, añadió Nagel.
La jefa de Asuntos Políticos de Naciones Unidas, Rosemary DiCarlo, dijo días atrás que la Misión de Monitoreo de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania se encontraba trabajando para verificar las denuncias de violencia sexual por parte de las fuerzas rusas. “Estas incluyen violaciones en grupo y violaciones frente a niños. También hay denuncias de violencia sexual por parte de las fuerzas ucranianas y las milicias de defensa civil”, detalló.
Las fuerzas militares ucranianas han señalado que existen más de 300 casos de violaciones a mujeres, entre ellas menores de 12 y 16 años. El domingo pasado se divulgó una imagen en las redes sociales que mostraba los cuerpos de tres mujeres y un hombre apilados debajo de una manta.
Las tres mujeres estaban desnudas y parcialmente quemadas, afirmó el fotógrafo Mikhail Palinchak, según The Guardian, alimentando las acusaciones de que las fuerzas rusas están cometiendo violencia sexual contra las mujeres ucranianas.
Una de las mayores preocupaciones de las ONG es cómo poder entregar ayuda a quienes han sufrido violaciones considerando el contexto de la guerra. “Si nos llaman desde los territorios que están ocupados en este momento, lamentablemente las opciones para brindar la asistencia son bastante limitadas. Podemos dar información de apoyo psicológico, recomendaciones básicas. A menudo ni siquiera pueden informar o contactar a alguien, porque están bajo ocupación o están aislados, sin conexiones”, indicó Cherepakha.
En este sentido, Lyubov Maksymovych, presidenta de la ONG ucraniana Centre Women’s Perspectives, comentó a La Tercera que el jueves se reunieron con distintos organismos, incluyendo del gobierno, para discutir cómo informar a la población los casos de violación y violencia sexual. “Estamos trabajando para informar a la población para que sepan lo que tienen que hacer y también estamos trabajando para recopilar casos. Estamos muy preocupados también por la trata de personas, ya que hay muchas mujeres que salen del país y no tienen dónde ir y no sabemos qué podría ocurrir con ellas”, comentó desde la ciudad de Lviv, donde trabaja en un refugio.
Peak en los 2000
Para los expertos, los indicios de lo que ocurriría en esta guerra respecto de la violencia sexual contra mujeres tenía como antecedente el año 2014, cuando se inicia el conflicto en el este de Ucrania.
Nagel señala que tienen informes de que durante estos años se ha producido violencia sexual, entre las que se incluyen violaciones cometidas por parte de las fuerzas rusas, los separatistas respaldados por Rusia en las regiones de Donetsk y Luhansk, y también de las fuerzas ucranianas. “Según los informes, las fuerzas rusas cometieron violaciones en 2017 y 2019. La prevalencia más alta reportada fue cometida por las fuerzas rusas en 2017, cuando alcanzó niveles sistemáticos o masivos. No hemos visto niveles reportados tan altos desde entonces. Sin embargo, eso podría deberse a que los datos de la violencia sexual en los conflictos armados (SVAC) son bastante conservadores en la forma en que se codifican”, explica.
En Ucrania, para que se codifique un informe, se debe identificar al perpetrador, también el año y el tipo de violencia sexual. Es por eso que los expertos estiman que es muy posible que se haya subestimado el nivel de violencia sexual en el país, debido a que muchos informes de Ucrania de 2019 y 2020 mencionaron “violencia sexual” por parte de las fuerzas separatistas y rusas, pero sin especificar la forma de ésta.
“En el momento del primer conflicto en 2014, tenemos registro de aproximadamente 340 personas que sufrieron violencia sexual. Se trata de una aproximación y se refiere a personas que han experimentado violencia sexual en prisión. Por lo tanto, no incluye la violencia en los puestos de control y en otros contextos”, indicó a La Tercera Maud Scelo, portavoz de Global Survivors Fund, organización con sede en Suiza que trabaja con sobrevivientes de violencia sexual en conflictos armados en el mundo y en las formas de reparación.
La violación y la violencia sexual no ocurren en todos los conflictos o guerras, indican los especialistas. Desde 1989, la proporción de conflictos en los que ha habido violencia sexual ha fluctuado entre el 30% y el 60%.
“Hemos visto una disminución general en la violencia sexual denunciada desde el peak a principios de la década de 2000. Si bien existen numerosos factores que dan forma a la violencia sexual, en el contexto de Ucrania los factores más importantes son: el reclutamiento de Rusia, el uso de combatientes extranjeros y el control territorial. El control territorial es importante, porque permite el acceso y control sobre la población, creando oportunidades para que los soldados violen y cometan otras formas de violencia sexual como la prostitución forzada y la esclavitud sexual”, explica Nagel.
Uno de los aspectos que preocupa a las organizaciones de derechos humanos es poder enjuiciar a quienes cometieron violaciones o actos de violencia sexual durante una guerra. La mayor parte de la jurisprudencia internacional innovadora sobre violencia sexual ha sido generada por tribunales ad-hoc, dijo la revista Foreign Policy. Pese a que el primer tratado internacional que hizo ilegal implícitamente la violencia sexual fue la Convención de La Haya de 1907, no terminó con la impunidad de estos delitos relacionados con el conflicto. De hecho, la violación y la agresión sexual no fueron procesadas en los Tribunales de Nuremberg ni en los Tribunales de Tokio tras la Segunda Guerra Mundial, aunque se estima que las fuerzas japonesas violaron y detuvieron a unas 200.000 mujeres.
“Es muy difícil que estos casos sean enjuiciados, porque hay un lapso entre el momento en que ocurre la violencia sexual y cuando se lleva el caso a los tribunales. Hay otros obstáculos, como que es muy difícil para las víctimas y los sobrevivientes llevar pruebas en una situación en la que alguien te golpea y pierdes el control por completo. Tenemos que tener mucho cuidado cuando escuchamos a esas víctimas para que no las retraumaticemos”, concluye Scelo, cuya organización trabaja en Irak, República Centroafricana y otros países.
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