Zoom a la caída de la matrícula escolar en Santiago: 11,3% en cinco años
Aunque los entendidos advierten que las razones son variadas, desde la afectación por el estallido social o la pandemia y la reducción explícita de cursos y estudiantes por sala, los establecimientos educacionales de la capital perdieron 3.723 alumnos: la cifra general habla de un descenso superior al 11% de 2019 a 2023, y en el caso de los liceos, de 16,3% en el mismo periodo.
“Entre 2019 y 2023 existen dos hitos muy relevantes y que claramente han incidido en la evolución del número de matrículas en la comuna completa y en el subsector municipal. Se trata del estallido social por un lado, y del cual Santiago fue escenario y protagonista; y luego los dos años de pandemia que afectaron de forma importante a la comuna y a sus establecimientos públicos”.
Rodrigo Roco, director de Educación de la Municipalidad (DEM) de Santiago, asegura que son diversos los factores que se deben considerar a la hora de analizar el por qué, de modo general, la matrícula en los establecimientos educacionales públicos de la comuna han caído 11,3% de 2019 -año del estallido social- a 2023, y que, en el caso de los liceos, se eleve a 16,3%, según datos de la propia DEM a los que tuvo acceso La Tercera.
Además del estallido y la crisis sanitaria por Covid, la autoridad educativa asegura que hay otras aristas, como que desde 2020 empezó el Sistema de Admisión Escolar (SAE); la migración; que el descenso también se ha dado en el sector comunal privado; o que antes de esta administración “no se le dio la debida relevancia y urgencia” a la extensión del Programa de Integración Escolar (PIE), algo que, asegura, hacía que hasta el año pasado varias instituciones no incorporaran el PIE, como los liceos 1, 4, Insuco o Amunátegui. “Sin duda es un factor que incide en la oferta de los establecimientos municipales y su nivel de matrícula por cuanto las familias están también buscando y necesitando este tipo de programas para la escolaridad de sus hijos e hijas”, argumenta Roco.
En profundidad y según aseveran desde la DEM capitalina, de acuerdo con datos del Ministerio de Educación, en el periodo 2019 (el último marzo previo al estallido) a 2023, todo el sector de educación escolar de Santiago disminuyó, en total, 6,9%, pasando de 86.127 estudiantes a 80.185 considerando todos los sectores educacionales, entre particular pagado, particular subvencionado, municipalizado y corporaciones de administración delegada.
Sin embargo, las variaciones no han sido iguales ni entre cada tipo de servicio, ni entre los niveles de estos mismos. Por ejemplo, si la matrícula municipal bajó 11,3% entre 2019 y 2023, la del particular pagado disminuyó en 12,1% en el mismo quinquenio, mientras que la del particular subvencionado cayó 1,83%. “Se puede apreciar que entre 2004 y 2022 la matrícula pública de educación media en Santiago pasó de 19.348 a 12.738 estudiantes, equivalentes a una disminución de 34,1%. En el mismo periodo la matrícula de educación media del sector particular subvencionado de la comuna pasó de 17.865 a 12.507 estudiantes, es decir, perdió 29,9%, equivalente a 5.358 alumnos. Como es posible apreciar, las magnitudes no son tan diferentes”, cree Roco.
Como se ha dicho, entre 2019 y 2023 se observa una disminución del 11,3% (de 32.866 a 29.143 estudiantes) en la matrícula escolar municipal de Santiago, focalizada en los liceos de jóvenes, donde, según analizan en la dirección educativa, cuatro de cada cinco bajas está asociada a los 16 liceos que sostienen. En 2022 hubo un alza (pasó de 30.540 a 31.305 respecto del año anterior), lo que coincide con la vuelta a clases presenciales tras la pandemia. Con todo, el director educativo santiaguino cree importante considerar que ahora llenaron 92,4% de los cupos ofrecidos, “lo que revela que no hay tal desplome de la matrícula comunal”.
En tal sentido, para Gonzalo Muñoz, académico de la UDP y exjefe de la División de Educación General del Mineduc, si bien los cambios de matrícula no pueden explicarse por un solo fenómeno, “lo interesante en el caso de Santiago es que una parte de la baja en la matrícula es también efecto del esfuerzo de las políticas recientes por acotar los cupos de acceso para bajar la tasa de estudiantes por aula y avanzar en la Jornada Escolar Completa (JEC)”. Así, asegura que es “evidente que una disminución controlada de la matrícula es positiva si se traduce en una mejor experiencia educativa para los estudiantes”.
A pesar de esto, para Raúl Figueroa, director del Instituto de Políticas Públicas de la UNAB y exministro de Educación, “una de las virtudes de un sistema de libre elección como el chileno es que incorpora la decisión de los apoderados como una medida natural de medición de la calidad de la oferta y obliga a los sostenedores a responder con eficacia a las necesidades de sus alumnos”. En ese orden, asegura que las familias reaccionan ante la información “y toman decisiones que les dan mayor seguridad”. Y cierra: “Los apoderados perciben la incapacidad de algunos sostenedores para gestionar sus establecimientos, mostrar resultados de aprendizaje positivos y controlar los focos de violencia y con sus decisiones demuestran que no están dispuestos a exponer a sus hijos a experiencias negativas”.
Tipo de matrícula
Al analizar la variación de la matrícula por modalidad de establecimiento, proporcionalmente la categoría que más desciende en el último quinquenio es la que agrupa a la educación de adultos, especial y de párvulos, con 27,7%. En ese caso, a modo de ejemplo, el Liceo Herbert Vargas, ubicado en la ex Penitenciaría, en marzo de 2023 tenía 153 estudiantes menos que en 2019.
En las escuelas hay una tendencia estable, con sólo 163 estudiantes menos, focalizados en la Escuela Salvador Sanfuentes, que pasó de 1.304 estudiantes en 2019 a 1.136 en 2023. De hecho, según detallan desde Santiago, más de la mitad de las escuelas aumentó su matrícula en este periodo y aun así mantuvieron sus cerca de tres o más postulantes por cada vacante ofrecida en el SAE.
Mientras, los liceos de educación regular para jóvenes, donde se cuentan a los emblemáticos como el Aplicación, Instituto Nacional, INBA o Darío Salas, han bajado su matrícula en 16,3%. Esta baja se traduce en una fuga de 3.005 estudiantes, que son el 81% del total de matrícula que perdió Santiago de 2019 a 2023.
“En el caso de los liceos públicos, esta disminución no ha desarmado una oferta educativa y de formación contundente y masiva, y donde cada año hay familias que buscan y eligen estos liceos”, asevera Roco, quien agrega que, por otro lado, los cuatro liceos que han comenzado a extender su oferta hacia la educación básica completa -Brasil, Darío Salas, Amunátegui y González Videla- han aumentado su matrícula, aunque 13 de los 16 liceos han experimentado una variación negativa de 2019 a 2023.
En tal sentido, la principal baja en ese tiempo se concentra en seis liceos, donde lidera el Instituto Nacional, que acorde a la DEM pasó de 4.346 a 3.439 matriculados. No obstante, recalcan, una parte importante de esa baja -al menos 30%- ha sido provocada “de forma explícita” como política educativa al ofrecer menos cupos, disminuyendo de 18 a 15 cursos en 7° básico y pasando de 45 estudiantes por curso a un promedio cercano a 30, decisión que se mantendrá en 2024.
¿Los demás liceos con bajas en su matrícula? Aplicación, INBA, Isaura Dinator, Barros Borgoño y Bicentenario Teresa Prats, todos con una pérdida de más de 200 alumnos en cinco años.
“Las autoridades de periodos previos no tomaron decisiones pensando en el futuro”, cree Roco, en referencia al régimen de doble jornada, sin JEC. Y cierra: “Liceos históricos de otras comunas sí hicieron el tránsito”.
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