¿Cómo mejorar las habilidades lectoras de niños y niñas de enseñanza básica?
La Universidad San Sebastián implementa el proyecto LEA (Leo, Expreso y Aprendo) en establecimientos de la región del Biobío a más de 350 niños de enseñanza básica. La iniciativa es liderada por estudiantes y docentes de diferentes carreras de Pedagogía y Tecnología Médica. La importancia de la lectura y su comprensión es que habilita a los menores para todas las demás asignaturas.
Frustración, angustia y agotamiento son solo algunos de los problemas a los que se ven enfrentados las comunidades educativas a la hora de tratar de retomar la vida escolar, luego de la pandemia. El atraso curricular que están experimentando los estudiantes ha sido evidente y se ve reflejado en el deficiente uso y comprensión del lenguaje, algo que ocurre de manera transversal en los diferentes niveles y asignaturas. Si bien el último Simce (2017) arrojó que el 60 por ciento de los niños no lee ni escribe al terminar primero básico, y que el 58% de los estudiantes de cuarto básico no comprende lo que lee, post pandemia, el problema es aún mayor.
En este contexto, la Universidad San Sebastián (USS) ha desarrollado el proyecto “LEA: Leo, Expreso y Aprendo”, una iniciativa escalable de todas las carreras de Pedagogía con Tecnología Médica de la sede Concepción de este plantel. La intervención piloto se está efectuando en el colegio Camila Henríquez, en la capital de la región del Biobío. Su objetivo: insertar e incentivar, de manera lúdica e innovadora, el gusto por la lectura y diferentes habilidades para comunicarse y expresarse mejor.
Ximena Aguilera, educadora diferencial y docente de la USS, quien lidera este proyecto, afirma que “el año pasado hicimos un piloto con las carreras de Pedagogía en Educación Física, Inglés y Educación Diferencial, y este año incorporamos a Tecnología Médica, con el fin de poder hacer una intervención integral, donde nuestros diagnósticos puedan ser más completos, incorporando tecnología y salud”.
Marta Jorquera Hernández, profesora de Educación Básica con mención en Lenguaje y Comunicación, es una pieza muy importante en el equipo por su vasta experiencia en innovación: “El mayor factor para no poder avanzar en cualquier asignatura es el lenguaje, y hemos podido visualizar, en nuestros primeros acercamientos, a niños y niñas frustrados, de cuarto básico, con la necesidad de querer leer y entender y no poder hacerlo. Esto genera un impacto más allá, porque se van generando otras necesidades socioemocionales y, por ende, tenemos que actuar sobre estos contextos para dar soluciones”.
En ese sentido, agrega Ximena, son las comunidades educativas vulnerables las que cargan con el mayor peso de ese grave problema, y el programa en el establecimiento Camilo Henríquez apunta a esa realidad. “Esto juega a favor del compromiso que hemos visto de parte de los estudiantes de la USS, quienes ven y palpan una realidad muy específica que tienen que abordar desde lo académico, lo socioemocional, la empatía, lo que nos parece muy importante para una formación integral y vinculada con el medio”, sostiene Aguilera.
En esta que la primera parte del proyecto, la USS ha evaluado, a través de Prueba de Comprensión Lingüística Progresiva (CLP), a alumnos de primero a octavo básico, con el objeto de apoyarlos desde las intervenciones en las asignaturas asociadas al uso del lenguaje y comprensión lectora, hasta el manejo de las emociones, de todos los agentes involucrados en la educación de los escolares.
“Queremos por, sobre todo -continúa Ximena- lograr que se incentive la lectura, que se motiven con ella, pues estamos convencidos de que es a través de ésta, que vamos abriendo nuestro campo semántico, aumentando el vocabulario, entre muchos otros beneficios que otorga. En definitiva, habilitando a los menores para otras asignaturas y, en definitiva, para un mejor futuro”.
Formando docentes en innovación e inclusión
Este proyecto, por otro lado, ha planteado un desafío mayor para los alumnos de pregrado, pues ellos mismos se han dado cuenta de lo complejo que es el aprendizaje de cada uno de los niños.
Aguilera lo explica: “Buscamos que nuestros futuros profesores y profesoras puedan aplicar estrategias innovadoras a la hora de enseñar, pues cada uno de sus pupilos serán distintos y, por lo tanto, las estrategias a utilizar siempre serán diferentes. En este proyecto en específico, queremos que se acerquen al uso de tecnología, que enseñen bajo un enfoque lúdico y que, poco a poco, los escolares empiecen a encantarse con la lectura”.
Para Marta Jorquera, en tanto, afirma que “uno de los sellos de la USS son la innovación y la inclusión, por lo que los futuros docentes tendrán esta marca positiva en su profesión. Ambos conceptos -innovación e inclusión- no son solo palabras bonitas, sino que son axiomas a la hora de ejecutar sus ideas. Es por esto, que el trabajar en terreno les ha abierto los ojos en otros aspectos”.
La educadora diferencial prosigue: “Nuestros estudiantes se han dado cuenta del trabajo socioemocional que hay detrás de la profesión, el apoyo crucial ante la frustración de los escolares es una realidad de muchos establecimientos educacionales en Chile y su escasa comprensión lectora también. Nadie se imaginaba, quizás, que este gran número de alumnos no tuviesen esta capacidad lectora desarrollada. Era algo ajeno, y se han visto involucrados en esta dura realidad que muchos de los escolares del país viven. Creemos que nuestros jóvenes han entendido que todos los procesos que se hacen en el aprendizaje tienen que ser con cariño, con afecto, sin malos tratos, sin gritar en un aula y, sobre todo, que las respuestas no son de un día para otro. Es como sembrar”.
Y es de esta siembra donde pretenden cosechar, ambas académicas, el gusto por la lectura de estos más de 300 estudiantes penquistas.
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