Rendirse jamás: La historia de la joven psicóloga que se rehabilita tras una operación cerebral

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Angélica Canales, madre de Belén; la psicóloga Belén Pérez, y la kinesióloga Macarena Faúndez, quien encabeza el Centro de Salud USS en el campus Los Leones de Providencia. Fotos: Pablo Sanhueza / La Tercera.

Un tumor en el cerebro cambió la vida de Belén Pérez. De pasar de ser una estudiante universitaria destacada, ciclista y con vocación social, se transformó en una joven que no podía caminar, hablar ni comer sola, debido a que la mitad de su cuerpo estaba paralizado. Junto a su madre, Angélica Canales, relatan cómo ha sido el proceso de recuperación, de la mano de un equipo de salud de la Universidad San Sebastián, del que están profundamente agradecidas. Esta es la historia de Belén, una joven especializada en psicología comunitaria.



Belén Pérez Canales (25) recién terminaba su último año de la carrera de Psicología (en 2021) cuando en enero de 2022 se le diagnosticó un tumor maligno en el tálamo, ubicado en el centro del cerebro, que le cambió la vida por completo. Solo le restaba defender su tesis sobre “Apego y la satisfacción de la pareja” y rendir su examen de grado.

Siempre su interés fue ayudar al prójimo desde la psicología comunitaria, lo que implica mucho trabajo en terreno. Pero esta enfermedad catastrófica la sometió a la mayor prueba de su vida, pues de un día para otro no podía regular la actividad de los sentidos ni motora. Ni pensar en su pasión de ciclista, así como tampoco seguir pedaleando con sus amigos hasta la cima del cerro San Cristóbal.

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Belén Pérez junto a su madre, Angélica Canales, en las dependencias del campus Los Leones de la U. San Sebastián. Foto: Pablo Sanhueza / La Tercera.

Ese mismo verano, la joven tuvo que someterse de urgencia a una cirugía cerebral de alto riesgo, la cual solo pudo extraer una parte del tumor, debido a su compleja ubicación, quedando con secuelas que afectaron toda la parte izquierda de su cuerpo, dejándola paralizada, desde la cara hasta los pies, y con mucha dificultad para comunicarse.

“Luego de ocho horas de operación y dos semanas internada en la UCI del Instituto de Neurocirugía (INCA) de Santiago, con Belén nos fuimos a la casa con casi nada de control de su cuerpo, con la mirada perdida, sin contestar lo que le preguntábamos”, recuerda con profundo dolor Angélica Canales, madre de Belén.

Angélica abandonó su trabajo como asistente de la tercera edad, especializada en pacientes terminales, para dedicarse en cuerpo y alma a su única hija. “No volveré a trabajar hasta que ella se rehabilite completamente”, afirma.

Para Belén y su familia rendirse nunca fue una opción. Comenzaron a buscar diferentes alternativas para poder salir adelante, comenzando con la modificación de los pasillos del hogar y baño de su casa, hasta las mejores alternativas para poder tratarla. Recibió radioterapia y quimioterapia oral y sesiones de kinesiología. Pero faltaba una mayor focalización y contención emocional, que le devolviera esas ganas de vivir y de servir a los demás que siempre tuvo.

Rehabilitación en la USS

Fue así como, en marzo, una de sus mejores amigas del colegio, Romina Meneses, quien estudia Kinesiología en la Universidad San Sebastián (USS), la animó a ingresar a la Clínica Neurológica de esa casa de estudios superiores, ubicada en el Campus Los Leones.

Una coincidencia que ha marcado a fuego el proceso de recuperación de Belén. De hecho, ingresó el 14 de marzo, siendo la primera paciente del nuevo centro de salud, que encabeza la kinesióloga Macarena Faúndez.

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Belén Pérez y Macarena Faúndez, kinesióloga, académica, encargada de la Clínica Neurológica USS. Foto: Pablo Sanhueza / La Tercera.

Ese día, la kinesióloga USS evaluó a Belén, encontrando en ella muchas dificultades de respuesta comunicativa, con un campo visual muy afectado y con movimientos bastante limitados.: “Si bien había trabajado en el control de su tronco, aún perdía el equilibrio fácilmente, por lo que comenzamos a trabajar en eso y a activar su extremidad superior para que pudiera moverla, pues la tenía muy atrofiada. Tampoco podía conectar lo que su cerebro quería con el movimiento que hacía; es decir, si quería doblar, estiraba, por lo que fuimos de a poco trabajando todos esos elementos.”

Luego de cuatro meses de arduo y doloroso trabajo, Belén pudo volver a caminar sola, asistida por un bastón, un logro que no habría sido posible sin el apoyo del equipo de salud, pues para la joven -cuenta su madre- “su paso por la Universidad San Sebastián no fue un mero tratamiento, fue una experiencia vital donde conocimos a personas con una calidad humana que no nos había tocado en otra parte”.

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Angélica Canales, madre de Belén, dejó su trabajo como asistente de la tercera edad, especializada en pacientes terminales, para dedicarse a la rehabilitación de su hija. Foto: Pablo Sanhueza / La Tercera.

“Antes de ingresar a la Clínica Neurológica de la U. San Sebastián, tuve sesiones de kinesiología en mi casa, que me las pagaba mi papá, pero era muy costoso y era solo una vez a la semana”, dice Belén, hoy en franca rehabilitación.

Angélica recuerda cómo fue el proceso: “Desde que llegamos a la clínica, todos pusieron un granito de arena para la rehabilitación de mi hija y le dieron la posibilidad de ayudarla cuando se sentía frustrada, de escucharla y apapacharla, porque Belén lloraba mucho. Con amor, con cuidado y muy dedicados, Macarena y su equipo lograron sacar adelante a mi hija, y también me apoyaron a mí para sobrellevar mi propia frustración”.

Tanto así, que el fonoaudiólogo de Belén la apoyó a repasar su tesis para dar su examen de grado, el cual aprobó en medio de su tratamiento, marcando un nuevo hito y empuje en su rehabilitación: aprobó y hoy es psicóloga profesional.

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La kinesióloga Macarena Faúndez recalca como fundamental la conexión emocional con sus pacientes para lograr mejores resultados. Foto: Pablo Sanhueza / La Tercera.

Este sello humano que Macarena Faúndez inculca en sus alumnos de Kinesiología se basa en que -según dice- “los pacientes que llegan a la clínica lo hacen con una afectación emocional importante, con pena y frustración que no pueden pasar desapercibidos. Nos parece importante que nuestro trato sea humano, que escuchemos. No todo es libro, porque todo lo que se ve en clases es para una persona, no es para una rodilla o una columna. La clave está en generar esa relación con el paciente y su familia, un factor crítico para obtener resultados positivos”.

Los nuevos pasos en su rehabilitación

Luego de su paso por la Clínica Neurológica USS, la psicóloga Belén Pérez ingresó a un trabajo intensivo -de las 8 am hasta las 6 pm durante casi 2 meses- en la Fundación Teletón. Comenzó a utilizar el “Lokomat”, el reconocido sistema de entrenamiento de marcha robotizado que la ayudó a caminar de manera más fluida, además de realizar sesiones de kinesiología, terapia ocupacional y fonoaudiología diariamente.

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Belén Pérez se tituló de psicóloga una vez iniciado su tratamiento. Foto: Pablo Sanhueza / La Tercera.

“Quiero volver a andar en bicicleta y trabajar en psicología comunitaria para ayudar a personas con discapacidad de forma profesional y concreta”, sostiene Belén.

Macarena, por su parte, quiere hacer de la clínica una instancia que ayude de manera integral a todas las personas que lleguen, manteniendo ese sello humano en sus alumnos y el trato digno a sus pacientes. “Tenemos un equipo multidisciplinario con capacidad y experiencia para atender a las personas y familias que lleguen a rehabilitarse”, señala Macarena.

¿Quiénes pueden acceder?

Todas las personas que tengan una patología neurológica asociada. La neurorrehabilitación se utiliza de manera habitual para tratar afecciones como la apoplejía, la parálisis cerebral, el Parkinson, la esclerosis múltiple, el síndrome postpoliomielitis y el síndrome de Guillain-Barré, entre otras, y pueden ser pacientes afiliados a Fonasa o Isapre. El programa está abierto a pacientes de todas las edades.

“Los invito a rehabilitarse con nosotros, que tenemos la capacidad para recibirlos y, las ganas y la experiencia, desde recién nacidos hasta personas mayores, y conocer las distintas especialidades que existen en el Centro de Salud USS”, concluye la kinesiologa.

Dicho recinto asistencial está ubicado en el piso -2 del Campus Los Leones de la USS, ubicado en calle Lota 2465, Providencia. Contacto en el siguiente link.

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