Tres expertos plantean ejes para superar crisis educacional en Chile
El año escolar comenzó con una crisis multidimensional del sistema educativo: deserción, inasistencia, atraso en aprendizajes y habilidades, salud mental, violencia y déficit de profesores. Frente a esta situación, la exministra Mariana Aylwin; la decana de Educación de la U. San Sebastián, Ana Luz Durán; y el director de la Escuela de Humanidades de la USS, Eugenio Yáñez, plantean los caminos para superar el problema educativo que aqueja al país.
No cabe duda de que Chile enfrenta una de las crisis educacionales más graves de su historia. Si bien nunca ha estado exenta de problemas, la pandemia, la falta de profesores y los recientes incendios en el sur, le han sumado una dificultad enorme a la hora de mejorar las condiciones de los estudiantes, tanto a corto como a largo plazo.
Los datos hablan por sí solos. En términos de deserción e inasistencia, según el Centro de Estudios del Ministerio de Educación (Mineduc), en 2022, 50.529 escolares no se matricularon, representando un 24% más que en 2019. Por otro lado, un 39% de los alumnos matriculados en marzo del año pasado no asistieron a clases, llegando los colegios a tener menos del 85% de los alumnos en sus aulas, complejizando aún más el panorama, no sólo en términos de vínculos con otros, sino también en atraso de contenidos y habilidades lectoras.
Otros estudios académicos dieron a conocer que el 96% de los estudiantes de primero básico no conocen las letras del alfabeto, lo que implica su incapacidad de leer, además de una caída de un 20% en la cantidad de palabras que conocen.
Sumado a esto, la violencia y el acoso en los colegios aumentó un 40% entre 2020 y 2022, según la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, llegando a registrarse 5.934 casos graves de acoso escolar, dos mil más que en 2020. Asimismo, la Defensoría de la Niñez indicó que uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes tiene algún problema de salud mental y que el suicidio era la segunda causa de muerte en este segmento.
La respuesta del Mineduc
¿Cómo hacerles frente a todos estos problemas en el sistema educacional chileno? Desde el Ministerio de Educación, a partir del 2022 han ido gradualmente poniendo en marcha el “Plan de Reactivación Educacional”, el cual tiene como principal objetivo recuperar los aprendizajes, revinculando a quienes abandonaron sus escuelas y mejorando la convivencia escolar.
Para ello, se plantearon varios ejes de trabajo, que se plasmaron en los programas Habilidades para la Vida, orientado a la detección y prevención del riesgo psicosocial; Reactivación de la Lectura, como en el fortalecimiento en lectura, escritura y comunicación con el plan. Además, con el fin de incentivar la asistencia, se pretenden desplegar 1.300 gestores territoriales a lo largo del país para monitorear a los alumnos. Y en materia de mejoramiento de la infraestructura deteriorada, se convocó a las diferentes entidades a postular a Proyectos de Infraestructura de Emergencia, el cual asignó fondos a establecimientos educacionales para que realicen reparaciones urgentes en sus inmuebles, a nivel sanitario, eléctrico, de habitabilidad y de seguridad.
Asimismo, el Mineduc convocó en enero a un Consejo Asesor para la Reactivación Educativa, compuesto por 23 personas ligadas a la educación desde el mundo político, la sociedad civil, las casas de estudios superiores y de los organismos internacionales, como la Unicef. El objetivo: contribuir a abordar este desafío desde diferentes perspectivas entregando recomendaciones al Mineduc en esta materia. Una segunda reunión de este grupo se efectuó el 10 de marzo.
Para Mariana Aylwin, profesora de historia, ex ministra de Educación y actual directora ejecutiva de la Corporación Educacional Aprender, “el retorno ha sido muy difícil y el ministro actual recién le tomó el peso al desafío de la recuperación educativa. El gobierno tiene que reaccionar más rápido y dejar de lado las ideologías. Se requieren apoyos específicos para trabajar en la recuperación y el Estado debe ejercer un liderazgo que involucre a toda la sociedad en una meta convocante, porque, desgraciadamente, se ha perdido un tiempo irrecuperable”.
En tanto, el Dr. en Filosofía Eugenio Yáñez, director de la Escuela de Humanidades de la Universidad San Sebastián (USS), es enfático en señalar el insustituible rol que juegan las familias en la superación la crisis educacional. Crisis que no se limita a los problemas estructurales o económicos, sino que es mucho más profunda, es una crisis de la cultura educativa. “Un claro efecto de ella es la violencia en nuestros colegios. No puede haber una verdadera educación sin el involucramiento de los padres y la familia. En el mejor de los casos tendremos instrucción, comunicación de algunos saberes, pero no educación en el sentido fuerte del término: promoción y conducción de los educandos (nuestros hijos o estudiantes) a un cierto estado de perfección, que no es otro que un estado de virtud”.
Para potenciar el papel de las familias en el proceso educativo, la exministra Aylwin agrega que “los establecimientos tienen que informar de manera permanente lo que los hijos van aprendiendo y experienciando, además de abrir oportunidades para que los padres aprendan a involucrarse de manera positiva en la formación de los menores”.
Formación de profesores
A esta crisis multifactorial se suma la baja que ha tenido Chile en el ingreso a las carreras de Pedagogía. Y aunque este año hubo un aumento en las postulaciones en este ámbito, se estima que el déficit de profesores a 2025 será de 26 mil docentes solo en educación media, según un estudio de 2021 de Elige Educar.
Para hacer frente a esta importante arista de la crisis educacional chilena, Ana Luz Durán, decana de la Facultad de Educación USS, sostiene que bien hay varias propuestas en curso, como la instalación efectiva de las mentorías que están consignadas en la Ley 20.903, y un considerable aumento de postulaciones del 41,7% este 2023 con respecto del año pasado, no es suficiente: “Tenemos que mejorar las condiciones del ejercicio docente, mejorar las remuneraciones y flexibilizar la carrera docente para que los buenos profesores puedan avanzar y obtener beneficios y reconocimientos”.
La académica añade que “fomentar las vocaciones pedagógicas es una responsabilidad país, a ellas las universidades privadas contribuimos con nuestro rol público basado en la responsabilidad y relevancia de formar a las futuras generaciones de profesores y educadoras”.
“Un plan para hacerse cargo de la salud mental de los profesores en todo el país, el cual tiene que ir asociado a una estrategia nacional de convivencia escolar que garantice las condiciones de base para el ejercicio de la docencia”, agrega Durán.
Sumado a esto, la decana USS estima pertinente que la autoridad educacional promueva “un nuevo programa de pasantías al exterior para ampliar las perspectivas de los docentes para que puedan conocer otras experiencias formativas con el fin de estar constantemente innovando”.
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