Tres inspiradoras historias de científicas USS en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

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Doctoras, investigadoras y académicas de la USS: María Inés Barría Cárcamo, Johanna Castaño Agudelo y Andrea Leiva Mendoza.

Deberán pasar 100 años antes de que en el mundo se alcance la plena igualdad de género, un camino difícil que ya han sorteado las científicas de la U. San Sebastián. Tres de ellas nos cuentan su historia y en qué ámbito se encuentran trabajando por una mejor sociedad, más sana y próspera.



Este 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, jornada en la cual se recuerda al mundo que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en la ciencia, la investigación y la tecnología. En Chile, solo una de cada cuatro matrículas de la educación superior en áreas Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) son de mujeres; en tanto, el 38 por ciento de la investigación y desarrollo (I+D) es desarrollado por mujeres.

Está comprobado que la presencia femenina no solo aumenta las posibilidades de encontrar talento y creatividad, sino que mejora la calidad de la ciencia, incrementa el conocimiento y la innovación, a la vez que así se construye una sociedad más justa.

Pero el camino que queda por recorrer es larguísimo, pudiéndose ver cambios hacia la segunda década del próximo siglo. De hecho, el Work Economic Forum sostiene que faltan 100 años para eliminar las brechas de género en el mundo; por lo que actuar y fomentar la cultura de investigación innovadora y exitosa, pareciese ser un imperativo para romper mitos centenarios que hablan de diferencias y roles definidos socialmente entre mujeres y hombres. Justamente, la ciencia derribó en la última década toda referencia a falsas diferencias intelectuales de género.

Ejemplos inspiradores de cómo las mujeres pueden alcanzar sus sueños y metas en el área científica, lo constituyen las investigadoras y científicas de la Universidad San Sebastián (USS), las cuales, impulsadas por una profunda vocación y amor al conocimiento, han logrado concretar estudios avanzados, tanto en Chile como en el mundo, impactando en las fronteras del conocimiento en rubros disímiles, como la agricultura, la industria forestal y las ciencias de la salud, entre otros. Tres científicas líderes de la USS relatan su experiencia.

María Inés Barría Cárcamo

María Inés Barría Cárcamo es licenciada en biología y doctora en Ciencias Mención Microbiología, posdoctorada en la Universidad de Pittsburgh en desarrollo de anticuerpos monoclonales. Posteriormente, realizó estudios postdoctorales en el Icahn School of Medicine at Mount Sinai (ISMMS) del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, evaluando vacunas contra la influenza y el desarrollo de herramientas para el estudio de la infección por VIH.

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María Inés Barría Cárcamo, bióloga y doctora en Ciencias Mención Microbiología, posdoctorada en la Universidad de Pittsburgh.

Cuenta que de niña siempre estuvo rodeada de la naturaleza, lo que despertó su curiosidad: “Desde pequeña fui curiosa y todavía lo sigo siendo; siempre me he preguntado el porqué de las cosas, creo que todo se puede mejorar, que podemos llegar más allá, que todos pueden aportar”.

Debido al impacto de su trabajo, en 2019 fue nombrada hija ilustre de su natal Puerto Montt. Su investigación en medicina clínica incluye la respuesta del sistema inmune de personas que se han infectado y recuperado a diferentes infecciones virales, como, por ejemplo, del virus hanta y del SARS-CoV-2.

“Conocer la historia natural de las infecciones virales es la base para comprender cómo respondemos y cómo nuestro sistema inmune nos permite recuperarnos de la enfermedad; todos estos conocimientos son claves para buscar nuevos tratamientos, vacunas y diagnósticos”, afirma la investigadora USS.

Actualmente, realiza un trabajo similar buscando anticuerpos contra SARS-CoV-2 y estudiando la respuesta inmune para encontrar biomarcadores de severidad de la enfermedad por Covid-19. “Ha sido un trabajo muy bonito en colaboración con varios hospitales de la macrozona centro-sur, desde Talca a Puerto Montt, en el cual estudiamos la función de los anticuerpos en pacientes que se enfermaron con distinta gravedad por Covid-19″, dice la doctora Barría.

Andrea Leiva Mendoza

Andrea Leiva es bioquímica y doctora en Ciencias Médicas, especialista en colesterol y enfermedades cardiovasculares; lleva 12 años estudiando el impacto del primero en el funcionamiento de la placenta en mujeres embarazadas.

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Andrea Leiva Mendoza, bioquímica y doctora en Ciencias Médicas.

“La placenta es el órgano que permite la vida del feto en desarrollo, decide qué nutrientes pasan desde la circulación materna a la circulación fetal y cuando este mecanismo no funciona bien, se asocia con enfermedades que se manifiestan en la vida adulta, lo que se conoce como programación fetal. Junto a mi equipo de trabajo, durante más de una década hemos sido responsables de siete proyectos financiados por la ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo), hemos publicado más de 60 artículos científicos y formado a más de 40 estudiantes de pregrado y postgrado en esta área. Desde un punto de vista científico, hemos descrito que un 25 por ciento de las embarazadas tienen niveles de colesterol muy alto, lo que afecta de forma negativa la función de los vasos sanguíneos feto-placentarios; es decir, la función de transportar nutrientes de la placenta. Este problema puede afectar tanto a la salud cardiovascular del feto como la de la madre”, dice la investigadora USS.

Johanna Castaño Agudelo

Johanna Castaño Agudelo, investigadora de la Facultad de Ingeniería y Tecnología (FIT), sede Concepción, ingeniera en Materiales en la Universidad de Antioquía de Medellín y doctora en materiales; se ha especializado en los polímeros y biopolímeros, es decir, plásticos de orígenes sintéticos o naturales que se utilizan en todos los rubros, avecindándose en Chile por más de 15 años. Cuenta que su madre siempre la incentivó a llegar donde quisiera: “Si yo le decía: yo quiero ser científica, ir a la NASA e ir al espacio, ella me decía: Si usted quiere, usted puede”.

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Johanna Castaño Agudelo, ingeniera y doctora en Materiales.

Johanna dice que “hemos ido evolucionando con respecto a la cantidad de mujeres en el rubro científico. Creo que las generaciones de hombres más jóvenes están cada vez más abiertas y permiten este trabajo colaborativo. A mí, por ejemplo, por un mismo cargo en una empresa me pagaban menos que a mi compañero que hacía el mismo trabajo. Había que ser muy valiente para soportarlo”.

La investigadora USS agrega que “en mi área, pasamos de un concepto básico a una ciencia aplicada, con el fin de resolver problemas a la industria y a la sociedad en general. Ahora, por ejemplo, estamos desarrollando matrices biodegradables para encapsulación de células madre, elaborando mallas para hernias que van por dentro y que la sostengan con un material que se incorpore bien en el cuerpo. Por otro lado, estamos desarrollando un Proyecto Fondef para agricultura, que consiste en desarrollar un material compuesto que tiene un núcleo que es biomasa procesada y activada con un hidrogel, el cual va a hacer que, al necesitar agua, este compuesto pueda retenerla más tiempo y con esto podemos disminuir la cantidad de agua y mejorar la productividad de los suelos, además de aportar nutrientes”.

Amar el conocimiento y romper barreras

“Hay muchos ejemplos del impacto de los aportes de mujeres científicas a lo largo de la historia”, afirma Marcela Valle, directora de Investigación y Desarrollo de la Vicerrectoría de Investigación y Doctorados de la USS. Dice que, por ejemplo, la dra. June Almeida (Escocia, 1930-2007) desarrolló técnicas de microscopía en la década del 60, con las que logró identificar por primera vez en el mundo coronavirus que afectaba a los humanos.

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Marcela Valle, directora de Investigación y Desarrollo de la Vicerrectoría de Investigación y Doctorados de la USS.

Marcela opina que “es indispensable, para desarrollar una ciencia de excelencia y resolver problemas complejos, contar con equipos diversos y con una mirada crítica desde todas las perspectivas. Si bien la participación de las mujeres en ciencia ha aumentado, las brechas que limitan la inserción de mujeres en investigación se mantienen particularmente al avanzar en la carrera científica, que se arrastran desde los sesgos y estereotipos en la formación escolar”.

Para la autoridad de la USS, “afortunadamente, hoy existe bastante información y evidencia visibilizada que ha permitido que el Ministerio de Ciencia impulse la política de igualdad de Género en CTCI (Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación) e incorpore acciones concretas en los instrumentos de financiamiento, por ejemplo, que los equipos de investigación estén integrados equitativamente”, dice, y agrega que “en la USS, el 50 por ciento de las solicitudes de patentes se derivan de proyectos liderados por mujeres y las investigadoras representan el 41 por ciento de la planta de investigación de la U. San Sebastián”.

Ciencia con perspectiva de género

Sin embargo, incentivar la participación de las mujeres en la ciencia no es el único desafío con respecto a la igualdad de género, pues es necesario incluir esta perspectiva en las investigaciones y tratamientos médicos, pues hombres y mujeres desarrollan enfermedades o respuestas inmunes diferentes. La directora de investigación de la USS sostiene que “estamos desarrollando proyectos que tienen en su ADN la perspectiva de género, como, por ejemplo, los efectos de la preeclampsia, el cáncer de mama o el síndrome de Rett, una rara enfermedad genética que afecta principalmente a las niñas”.

Agrega que “nos llevó años entender por qué había más mortalidad de mujeres por afecciones cardíacas, pues desconocíamos que los síntomas de un infarto no son los mismos en mujeres y en hombres”.

En la misma línea, María Inés Barría afirma que, sobre las respuestas ante el Covid-19, “encontramos que las mujeres presentan una mayor respuesta polifuncional de anticuerpos y que generan un Covid-19 más leve, comparado con los hombres”.

Todos estos avances han motivado a que las mujeres en la ciencia comuniquen más y mejor a niños y, especialmente, a niñas y adolescentes. Sobre esto, Johanna Castaño dice ser “una convencida de que las mujeres deben seguir su vocación, que no tengan miedo, que miren al futuro; la electromovilidad, las matemáticas o la astronomía son áreas alcanzables para cualquier niña”.

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