La oportunidad de los fondos mutuos en tiempos de inflación
Este tipo de inversión es una de las alternativas que existe para proteger el valor del dinero y, además, generar una renta adicional entremedio del continuo incremento de los precios. Se puede apuntar a distintos fondos y rentabilidades según el nivel de riesgo, además de que es un instrumento de alta liquidez. Estas son sus claves.
En los últimos meses, el incremento de la inflación se ha posicionado como uno de los principales desafíos económicos de las personas. El alza de los precios, y por lo tanto del IPC, no ha dado tregua y su crecimiento sostenido ha aumentado la incertidumbre y la preocupación en torno al dinero. Sobre todo, porque la inflación –que en junio alcanzó un 12,5% anual– se palpa a diario: para comprar lo mismo que hace un año se compraba con $10.000, hoy se debe pagar $11.250. Es decir, el mismo dinero tiene menos poder adquisitivo.
Esta situación no se veía hace décadas en Chile. Sin embargo, aunque es un panorama difícil, existen varias alternativas para poder disminuir su impacto. La premisa más importante es mantener el dinero en movimiento a través de distintos mecanismos de inversión para que su valor no siga disminuyendo con el tiempo. Hay distintas opciones y siempre la decisión se debe tomar en base a los objetivos que se buscan. Por ejemplo, si lo que se desea es un instrumento sin mucho riesgo y con un retorno bajo pero seguro, lo mejor sería un depósito a plazo, pero si se busca un beneficio más alto, lo ideal sería apostar por un fondo mutuo que se adapte al nivel de riesgo acorde a las expectativas.
¿Qué es un fondo mutuo? Es un instrumento en el que distintas personas naturales y/o jurídicas juntan un patrimonio destinado para acceder a distintas alternativas de inversión que es administrado por una entidad financiera, denominada Administradora General de Fondos (AGF). A diferencia de los depósitos a plazo, no tienen una rentabilidad asegurada, pues depende del fondo y horizonte de tiempo al que se apunte. Además, permiten un rescate total y permanente de las cuotas en cualquier momento y se recibe en un plazo inferior o igual a diez días.
Además, la oferta disponible se ha incrementado a través de nuevas plataformas y aplicaciones en las que se facilita el registro, y el acceso a estas herramientas de inversión. Haciendo que los trámites y el proceso en general sea cada vez más sencillo.
Los fondos mutuos poseen portafolios variados: están los que apuntan a acciones, los que invierten en títulos de deuda, como bonos, letras hipotecarias o instrumentos del Estado, y los que invierten en ambos. También es posible distinguirlos por el mercado en el que se sumergen: nacional, internacional o emergente, países desarrollados o multinacionales. Además, se distinguen si son fondos de renta variable, que invierten parte del patrimonio en instrumentos variables, son más volátiles y su rendimiento va a depender de los resultados del mercado; y los fondos de renta fija que entregan una rentabilidad predeterminada, es menos riesgosa pero los retornos no son tan altos.
Todos esos elementos se pueden combinar, lo que permite diversificar las inversiones y apuntar a disminuir el nivel de riesgo si se busca más resguardar el valor del dinero que sacar ganancias. Además, ayudarán a definir el tiempo que se invertirá, el riesgo al que se expondrá el inversionista y la rentabilidad que se proyecta.
¿Cuáles son las ventajas de los fondos mutuos?
Además de la diversificación y de que los fondos pueden ser rescatados en cualquier momento de manera sencilla, hay distintas alternativas de fondos para los distintos perfiles de inversionistas –del más conservador al más agresivo–, se aspiran a rentabilidades superiores a otros instrumentos como los depósitos a plazo y las entidades representan un respaldo en cuanto a asesorías.
¿Cuánto se puede ganar con los fondos mutuos?
La rentabilidad va a depender de los intereses que se generen por el capital aportado y los dividendos que produzcan las empresas, en el caso de acciones; de las variaciones que se den en el mercado, en la alternativa de renta variable; y de los reajustes que se realicen en los instrumentos de renta fija tanto en los de corto como los de largo plazo.
Eso sí, aunque no se puede garantizar la cantidad exacta de retorno, se pueden contemplar ciertos márgenes dependiendo del tipo de fondo que se elija, de acuerdo con el perfil de inversión. De hecho, definir ese aspecto –que dependerá del nivel de tolerancia al riesgo y a la rentabilidad esperada– es una de las primeras aristas que se deben definir.
Adicionalmente, es posible hacerse una idea al ver las rentabilidades pasadas que, si bien no predicen el futuro, dan un horizonte de cuánto se mueven en ciclos largos. El riesgo y la incertidumbre aumenta si el tiempo de inversión es muy corto y por eso la mejor manera sería tomar una parte de ahorros y dineros que no se van a necesitar en el corto plazo.
Una de las recomendaciones que ha tomado fuerza es invertir en instrumentos respaldados principalmente en UF, porque van a tener una rentabilidad de esa divisa más los puntos de rentabilidad.
Finalmente, deben considerarse los montos mínimos que exige cada entidad financiera, los tiempos, que pueden ser de períodos cortos de 90 días, medianos de entre 120 y 190 días, y largos, de más de 190 días, además de los costos asociados que existen: los ligados a la administración de los fondos y a la comisión que tenga cada entidad, aunque en algunos casos este se elimina si el dinero no se retira en un plazo determinado.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.