Las historias de dos mujeres emprendedoras en la era de los pagos digitales
La violinista Tamara Carrasco deleita a los transeúntes del barrio Isidora Goyenechea, en Las Condes. La eslovaca Alica Rehakova promueve la alimentación saludable mediante su exitoso emprendimiento. A pesar de tener rubros tan diferentes, a ambas las une el haberse atrevido a cumplir sus sueños, apoyándose en la tecnología que entregan los pagos digitales en un Chile en que el uso del efectivo es cada vez menor. En esta nota, te contamos sus historias.
En la terraza de un restaurant de la calle Isidora Goyenechea, en Las Condes, se instala varias veces a la semana Tamara Carrasco, impecable con un vestido blanco. Apoya el mentón sobre el violín que sostiene con su hombro izquierdo; y sobre su pecho, asegurada con un cordón, pende una maquinita POS de colores cian y magenta. Arco en mano y apoyada por estos dos implementos de trabajo, Tamara interpreta “Flowers”, la popular canción de Miley Cyrus. Cuando termina su presentación, el público animado se acerca para hacer su aporte con tarjetas. El efectivo forma parte del pasado.
Hace ya dos años que Tamara se subió al carro de la digitalización de los medios de pago. Lo hizo por necesidad, porque tras la pandemia, el efectivo empezó a escasear y su mismo público se lo pedía. “Me decían que si tuviera una maquinita me habrían depositado al tiro con tarjeta. Era demasiado frecuente el comentario”, cuenta. Tanto así que la idea le comenzó a dar vueltas y la hizo investigar hasta que se atrevió con Transbank.
Transbank es la empresa líder de adquirencia del país y procesa al día más de ocho millones de transacciones en tiempo real. Su principal objetivo es conectar comercios y personas a través de soluciones de pago sin efectivo, por medio de plataformas amigables, confiables y seguras. “Ello tiene como propósito impulsar la inclusión digital y promover el crecimiento del ecosistema de pagos en Chile”, explica Guillermo González, gerente de la División Comercial de la compañía.
Esa conexión, Tamara con su público y la posibilidad de abrirse a formas de pago digitales es lo ella necesitaba para dar un salto importante en su negocio. Su papá, también violinista, comenzó a enseñarle a tocar el instrumento a los siete años. A los trece, ya interpretaban juntos en forma independiente en eventos, restaurantes y también en la calle. Pero la realidad de las propinas era muy diferente en esa era en que reinaba el efectivo.
Dice que ha llegado a recibir 20 mil pesos en un solo aporte como agradecimiento a la experiencia estética que brinda a través de la música. Y calcula que ha aumentado los aportes en un tercio, aproximadamente, gracias a la opción de la maquinita POS. Esta cifra coincide con estudios internacionales, que señalan que un comercio que comienza a aceptar pagos electrónicos aumenta sus ventas en un 35% en promedio.
Apoyo en cada etapa
La maquinita de Transbank en sus distintos formatos, diversos según las necesidades del negocio, está en todos los rincones del país. Contar con una de ellas ya no es exclusivo de grandes comercios, sino que están presentes en los negocios de barrio, almacenes, botillerías y verdulerías, por nombrar algunos. La comida que pedimos por delivery, los terapeutas que hacen visitas a domicilio, hasta los cuchuflís en la playa se pueden pagar con tarjetas.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Uso y Preferencias del Efectivo, publicada en junio de este año por el Banco Central, lo confirman. El medio de pago preferido por los chilenos es el débito, que ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años. Esto porque la tecnología de pagos en la actualidad está al alcance de todos. Cualquier comercio o persona natural puede contratar un POS. Solo se necesita tener un rut, inicio de actividades, y una cuenta para recibir sus depósitos. Entonces, como los negocios necesitan vender y ofrecer opciones de pago a sus clientes, el parque de maquinitas se ha incrementado exponencialmente.
“Hoy día, con Transbank, el comercio más pequeño tiene las mismas herramientas de medios de pago que el gran retail internacional que trabaja con nosotros o una gran empresa de combustible del país. El producto, servicio y la tecnología son muy similares. Por lo tanto, es muy bonito que la oportunidad de acceso para poder tener todos nuestros productos y servicios estén disponibles para todo el comercio”, explica Guillermo González.
De Eslovaquia a emprender en Chile
La democratización del servicio y estas herramientas fueron las que le permitieron impulsar a la eslovaca Alica Rehakova su emprendimiento, que bautizó como MioBio, que creó en 2012. Todo comenzó dos años antes, cuando arribó a Chile de la mano de quien hoy es el padre de sus hijos, y decidió quedarse. En su país, Alica estaba acostumbrada a consumir leches vegetales, pero acá encontró una escasa oferta, con productos envasados llenos de aditivos y la inexistencia de máquinas para hacer las preparaciones ella misma.
Alica cuenta que, desde pequeña, siempre quiso tener su propia empresa; entonces, aquí descubrió una oportunidad de negocio que siempre había buscado. Viajó a China para crear una máquina que hiciera leches vegetales con programas aptos para la realidad nacional, que permitiera a las personas que enfrentan intolerancias y alergias alimentarias, y a quienes lo quisieran nutrirse de manera natural.
Así nació MioMat, la marca que escogió para dar nombre a un completo robot de cocina capaz de preparar leches y una amplia variedad de comidas.
Invirtiendo prácticamente todo lo que tenía y sin hablar bien el español, Alica importó un container. Se preparó, muerta de miedo, sin casi dormir en las noches, y a la vez educando al público en torno a la alimentación saludable mediante sus redes sociales. Una vez que llegaron, las MioMat se transformaron en todo un éxito. Vendió cien de ellas el primer mes. Esto fue en agosto de 2012. Entonces, por el costo de la máquina y por los peligros de andar con efectivo, pronto las personas empezaron a pedirle pagar con tarjeta.
“Todo era muy artesanal en mi departamento, pero de inmediato tuve que ver eso”, recuerda Alica. En diciembre de ese mismo año ya tenía su contrato con Transbank, también porque necesitaba un medio de pago electrónico para vender con cuotas a través de su página web usando el link de pago Webpay. Desde entonces, la compañía ha acompañado la evolución y el crecimiento de MioBio, pues cuenta con soluciones tecnológicas para cada etapa del ciclo de vida del emprendedor.
“Con la pandemia la gente dejó de andar con dinero; y yo creo que del 100% de los pagos, puede ser que un 3% se pague en efectivo, pero el resto, todo es tarjeta de débito, crédito y con cuotas, de 3 a 12, precio contado”, cuenta Alica, quien ya no solo vende MioMats, sino que importa diversos electrodomésticos enfocados en la cocina natural y sustentable, tales como molinos, hacedores de pasta, deshidratadores, máquinas para hacer compost, etc. También, hoy comercializa MioMats en Estados Unidos, Australia, España, Eslovaquia, República Checa, Serbia, Bulgaria, Bélgica, Polonia, Reino Unido y Alemania.
“Yo creo que, si hoy dijéramos que ya no se puede pagar con Webpay, sino con transferencia, perderíamos el 70% de las ventas”, sentencia Alica, quien con su experiencia confirma que la disponibilidad de medios de pagos electrónicos, –al ser cada vez más fáciles de ocupar y sobre todo si tienen la opción de cuotas— aumentan la disposición a pagar.
Tanto Tamara Carrasco como Alica Rehakova, en cada etapa del crecimiento de sus emprendimientos, se han apoyado en Transbank, contribuyendo de este modo a los objetivos de inclusión de la compañía. “Nuestra visión y propósito es ser un aporte real a nuestros clientes a lo largo del país, conectando estos procesos a las personas. Queremos generar un impacto positivo, tanto en el ámbito económico como social del país”, subraya Guillermo González.
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