Por qué el autoexamen es un buen complemento para la detección del cáncer de mama
Aunque no sustituye los exámenes clínicos, esta práctica permite a las mujeres conocer su cuerpo, detectar cambios anormales y consultar ante posibles hallazgos. La recomendación es realizarlo de manera regular a partir de los 20 años, una semana después de terminado el periodo menstrual. Josefa Cortés, fundadora y CEO de Palpa, destaca la importancia de que las adolescentes comiencen a familiarizarse con su cuerpo desde temprana edad como medida de prevención y promoción de la cultura del autocuidado.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en mujeres a nivel mundial, y Chile no es la excepción. La buena noticia es la detección temprana cumple un rol fundamental para pesquisar cualquier indicio y tratarlo a tiempo con esperanzadores resultados.
Y si bien es cierto rutinas como la mamografía anual pasados los 40 años son indispensables, el autoexamen sigue siendo una práctica necesaria y primordial para que mujeres y hombres -que también pueden tener esta enfermedad- estén atentos a posibles anomalías.
Según explica Josefa Cortés, fundadora y CEO de Palpa, una iniciativa local orientada a generar conciencia sobre la importancia del autoexamen, esta práctica no busca reemplazar los procedimientos clínicos, sino complementar el cuidado de la salud mamaria e impulsar así también la conciencia sobre el propio cuerpo.
”No es un ejercicio médico, sino que cada persona puede hacerlo con el fin de distinguir cambios corporales en el tiempo”, comenta Cortés, quien apunta a la llamada “regla del tres”.
Esta propone realizar el autoexamen en tres posiciones distintas: en la ducha, acostada en la cama y frente al espejo. Se recomienda usar tres dedos, los índices, medios y anulares, para hacer “movimientos radiales”, es decir, de afuera hacia el pezón; también verticales y horizontales, moviendo los dedos de arriba hacia abajo y de lado a lado; y circulares, cubriendo toda la zona mamaria y más allá.
”El área del autoexamen no es solo la mama, también incluye las clavículas, debajo de la axila y la zona inferior de la mama”, detalla Josefa Cortés. Este enfoque completo, plantea, permite identificar cambios en la textura, tamaño o forma de los tejidos que podrían ser motivo de preocupación.
Esto debe de realizarse una vez al mes, idealmente después de la menstruación, dice, ya que las hormonas están “más equilibradas” y es más fácil notar cualquier irregularidad en el cuerpo. Para aquellas mujeres que ya no menstrúan, recomienda elegir un día fijo de cada mes para hacerlo.
”Es importante que comiencen a realizar el autoexamen desde que tienen una mama desarrollada, es decir, aproximadamente entre los 13 y 16 años”, indica la creadora de Palpa. El objetivo no es crear una alerta temprana sobre el cáncer de mama, dice, sino fomentar la atención a los cambios a lo largo de la vida. Esto también tendría cierto impacto cultural al enseñarle también a las mujeres jóvenes a tener más preocupación con su salud.
Un complemento ideal
Las menores de 40 años, por lo general, frecuentemente no se realizan mamografías a menos que tengan ciertos antecedentes familiares de cáncer de mama. En ese aspecto, el autoexamen es accesible y, en caso de ser frecuente, puede ser útil para monitorear la salud mamaria.
”Te permite notar cambios que podrían surgir entre una mamografía y otra, lo que es especialmente importante porque entre exámenes pueden pasar meses”, explica Josefa Cortés.
Uno de los riesgos más comunes es el denominado “cáncer de intervalo”, que es un cáncer de mama que puede desarrollarse particularmente entre las mamografías anuales. Y es justamente cuando la frecuencia del autoexamen cobra más relevancia. Al estar familiarizada con su cuerpo, una usuaria puede notar anomalías y asistir a un médico antes de la próxima mamografía programada y eso puede marcar una diferencia clave en el pronóstico y prevención.
El indicio más común que se puede identificar durante un autoexamen de mamas es la presencia de un bulto, que suele ser duro, no se mueve fácilmente y es diferente al tejido que lo rodea. Sin embargo, existen otros síntomas que pueden despertar las alertas sobre la posible presencia de un problema.
Cambios en la forma o el tamaño de una de las mamas, costras o anomalías en la piel del pezón, secreciones inusuales, como fluido amarillo o sangre, piel con textura de “cáscara de naranja”, o la contracción del pezón, son señales que deben ser monitoreadas de cerca.
”Muchas veces, estos signos no están relacionados con el cáncer, pero cualquier cambio que persista por más de una o dos semanas debe ser revisado por un médico”, enfatiza Cortés.
En el sistema público de salud, plantea, se recomienda acudir a una matrona, mientras que en el sistema privado se puede consultar con un ginecólogo o un cirujano especializado en mamas. En cualquiera de los casos, lo importante es actuar con rapidez y sin miedo.
La labor educativa de Palpa
La iniciativa de Josefa Cortés, que comenzó como un producto diseñado para facilitar el autoexamen, evolucionó a una plataforma de educación que busca empoderar a las mujeres jóvenes. “Nos dedicamos a educar de manera simple, para llegar a un público joven y crear conciencia en mujeres que aún no están en la edad de mayor riesgo”, señala la diseñadora.
El enfoque no es solo informar sobre cómo realizar el autoexamen, sino fomentar un cambio de hábitos en el que las mujeres vean esta práctica como una más de la rutina de su cuidado personal. “No se trata de detectar un cáncer directamente, porque eso lo hará el examen médico: el autoexamen es para notar cambios y actuar a tiempo”, aclara.
Además, el producto Palpa, que consiste en una esponja de ducha que emula la forma de un seno, e incluye jabón para hacer más suave el proceso, ayuda a las mujeres al enseñarles cómo se sienten las anomalías, haciendo más concreta la experiencia para que puedan reconocer cambios.
El cáncer de mama no es exclusivo de las mujeres y los hombres también pueden padecerlo, aunque representan apenas el 1% de los casos. A pesar de eso, el bajo porcentaje no significa que deban estar exentos de la discusión.
”Muchos hombres detectan el cáncer en una etapa más avanzada porque ni siquiera se les ocurre que les puede pasar”, explica la fundadora de Palpa. Además, estos pueden cumplir un rol clave en la detección, señala Cortés, puesto que a menudo son las parejas quienes notan cambios inusuales en las mamas de las mujeres.
”El rol de los hombres en este cambio cultural es muy importante”, comenta Cortés. Eso sí, no solo por su papel y estar atentos a los cambios en las mujeres en su entorno, sino porque también toman mayor conciencia de que ellos mismos podrían ser afectados. Su inclusión en la educación sobre el cáncer de mama y el autoexamen es un paso necesario para fomentar un enfoque preventivo más amplio y culturalmente inclusivo.
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