Teletón entra a la universidad para hacer vivir experiencias inclusivas a los estudiantes
La Teletón instaló en tres sedes de la Universidad Andrés Bello su “módulo de experiencia inclusiva”, iniciativa inmersiva que busca que toda la comunidad universitaria entienda, desde la empatía y la acción, qué significa vivir en situación de discapacidad. Aquí, los resultados de la experiencia.
Cerrar los ojos por unos minutos y aprender a caminar con un bastón por un circuito que recrea los obstáculos de la calle o de un recinto privado. Sentir miedo a caerte, agudizar tus sentidos. Entender qué significa ver el mundo desde una silla de ruedas. Pensar que eres fuerte y luego intentar descender por una rampa sin perder el control.
La experiencia que preparó la Fundación Teletón y que circuló por los campus de República, Casona y Bellavista de UNAB en la previa al fin de semana en que se realiza la campaña televisiva de la Teletón (4 y 5 de noviembre), es una puerta amplia para abrir la cabeza respecto a lo que realmente significa vivir en una situación de discapacidad y ser estudiante de educación superior. Guiado por la terapeuta ocupacional Trinidad Frías, quien explica con tranquilidad cómo una persona tiene que desenvolverse si tiene algún problema de visión, sordera o dificultades motoras. Ver el mundo desde la perspectiva de una silla de ruedas es muy diferente a verlo por la pantalla o que te lo cuenten.
En el campus de República de UNAB, justo en la hora de almuerzo, los estudiantes miran intrigados este módulo de experiencia inclusiva. Varios se interesan y empiezan a preguntar. Rocío Morales y Camila Cantillana son estudiantes de tercer año de obstetricia y decidieron participar. “Uno no es consciente de esto. Más que la movilidad reducida que tienen las personas, la sociedad es la que los limita”, dice Rocío. “Es bueno que la Universidad tenga estas instancias porque permite que nosotros podamos ponernos en el lugar de las personas que tienen una discapacidad para desplazarse. No sabemos cómo lo están viviendo y ponerse en ese lugar sirve mucho para desarrollar la empatía, para sentirnos más iguales”, dice Camila.
“El programa que estamos haciendo con Teletón fue traer la experiencia de los módulos para los estudiantes y colaboradores de la universidad para que vivan la experiencia. Eso es lo que hace clic. Tu puedes estudiar, te pueden contar, pero el hecho de vivirlo es otra cosa. Es vital saber qué siente el otro. Es fundamental que los futuros profesionales logren ser empáticos con sus pacientes, en el caso de rehabilitación u otras ciencias. La idea es que esto empiece a hacer sentido: hay un otro que es distinto a mí, que tiene capacidades distintas a las mías pero que no deja de tener capacidades”, cuenta María Asunción Cekalovic, directora Nacional de Género, Diversidad, Inclusión y Bienestar de la Dirección General de Desarrollo Estudiantil de UNAB.
Cekalovic agrega que UNAB cuenta con un programa para habilidades y que “trabaja con estudiantes con discapacidades cognitivas principalmente y la idea es que tengan las mismas oportunidades para salir al mercado laboral que cualquier otro estudiante. Ahí se ve la inclusión como un tema integral y no solo como en ciertas habilidades específicas”.
VOLVER A EMPEZAR
Fernanda Molina tiene 25 años y es estudiante de cuarto año de la carrera de Nutrición y Dietética de la UNAB en Concepción. En 2017 sufrió un accidente automovilístico junto a su familia justo en víspera de navidad. El choque la dejó parapléjica por una lesión medular. Recién había terminado el primer año de técnico en enfermería y por el accidente decidió congelar.
“Me tomé todo el 2018 para iniciar mi rehabilitación en Teletón. Ahí me enseñaron a hacer todo de nuevo. Fue bonito y fuerte a la vez. Me dieron una silla de ruedas a la medida y eso me cambió la vida. Pasé de una grande y pesada a una más anatómica, que permitió salir más”, cuenta. Desde la misma Teletón también la acompañaron con información sobre la continuidad de sus estudios. Siempre le gusto el área de la salud y la nutrición, pero no sabía dónde estudiar. Recorrió varias universidades y no se le hacían cómodas ahora desde una silla de ruedas. La UNAB le entregó esas comodidades. “Fui con mis resultados de la PSU y me recibieron desde la matrícula y me mostraron la universidad, los laboratorios, una rampa gigante. Me fijaba si entraba por las puertas con mi silla, si tenían mesas para mí. Hablé con el director de carrera y me dijo que podían faltar detalles para que fuera 100% cómodo para mí, pero fuimos viendo todo eso en el camino. Me adaptaron mesas para mi silla, había baños accesibles y habilitados, los estacionamientos. Me gustó que todo estuviera bien adaptado”.
Fernanda muestra sus experiencias en su cuenta de Instagram (@fermolinare). “La inclusión la sentí desde el minuto uno con los profesores, director de carrera, secretaría académica y compañeros, que siempre se preocuparon de los detalles. Siempre me ayudaron, me dieron seguridad y comodidad, hay una cultura en la universidad y me parece muy importante que se hagan este tipo de iniciativas. Hay gente a las que se les olvida que hay personas que tienen discapacidad y que somos normales, quizás desde una silla de ruedas. Es bueno recordarlo”.
ACTIVAR LA EMPATÍA
Macarena Rivas es subdirectora de Servicios Sociales y Comunitarios de Teletón. Desde su posición cuenta por qué decidieron crear estos módulos de experiencia inclusiva. Rivas plantea que la llegada a la educación superior tiene una trayectoria educativa previa, por ejemplo, con lo que pasa en los colegios. “En Teletón buscamos promover la participación, prevenir el ausentismo y favorecer el aprendizaje apoyando a los equipos pedagógicos. Cuando esa ruta le permite a un joven tener un proyecto de vida que se concreta en la educación superior, podemos decir que estamos cumpliendo nuestra misión institucional. Estos módulos de integración ayudan a empezar a tomar conciencia de que todos tenemos un rol activo en este proceso de inclusión”, explica.
Según plantea Rivas, lo que hace el módulo es entregar conocimientos respecto al diseño universal. El concepto significa un paradigma relativamente nuevo que busca el desarrollo de productos y entornos de fácil acceso para el mayor número de personas posible, sin la necesidad de adaptarlos o rediseñarlos de una forma especial. Rivas apunta sobre la relevancia de cómo ésta puede ser una “herramienta efectiva para ir disminuyendo brechas del ambiente que permitan un mejor desempeño y una participación equitativa y pertinente por parte del colectivo con discapacidad”.
“Lo que queremos dejar instalado en los futuros profesionales que van a construir Chile es que el diseño universal debe estar presente de modo que pase a ser invisible. Queremos que distintas disciplinas y carreras donde se están formando profesionales vayan integrando esa mirada, con el valor de la diversidad humana. Cuando hablamos de concientizar debemos hacerlo desde la experiencia y eso hace que nos preguntemos y nos hagamos responsables de la importancia de la inclusión. Ya no basta con charlas. Hay que pasar a la acción”, dice.
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