Editorial

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Sábado 7 de marzo de 2020, edición N°878




Con la llegada de marzo empieza la rutina y la ciudad se transforma en lo que no queremos. Pero aún hay verano, y en la revista pensamos que extenderlo un poco nunca está de más, por eso buscamos quinchos, ese espacio que cada vez gana más adeptos, no solo porque tener un lugar dedicado para hacer asados sin tener que entrar a la casa o acarrear de un lugar a otro es perfecto, sino, más importante, porque son la excusa perfecta para juntar a la familia y amigos. Si a eso sumamos que el buen tiempo en la capital dura más de lo razonable, un quincho se transforma en un espacio utilizable el año corrido. Lo básico es tener la parrilla –a gas o carbón, según lo que prefieran–, un lavaplatos, iluminación (porque se sabe cuándo se empieza pero no cuándo se termina) y una buena mesa, generosa en tamaño, para comer. A eso uno le puede sumar muebles para guardar platos, vasos y fuentes, y si el presupuesto da, un refrigerador, parlantes, etc.

También les mostramos una casa en la playa que fue creciendo de a poco, de acuerdo a lo que su dueño ha ido imaginando, sin apuro; a lo que ha sumado espacios, el último: un jardín con piscina, protegido del viento y con especies de bajo consumo hídrico.

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