Editorial

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Sábado 3 de junio de 2017, edición N°734




Las bicicletas cada día colonizan más las calles de Santiago, por comodidad, porque son una buena opción al ineficiente y saturado sistema de transporte público y porque son una manera de hacer algo de deporte cuando las extensas jornadas de trabajo no dejan horas para el ocio. Pero como todo modelo en crecimiento, necesita orden y regulación, más ciclovías, interconectadas entre sí y no meros recorridos que empiezan y terminan en ningún lado, o bien ¿rutas que sean exclusivas para bicicletas? Me llama la atención que algunas de las nuevas vías construidas son tímidas en sus propuestas, muchas son una pequeña franja que no quiere importunar el andar de los autos, que no reconoce el tráfico de bicicletas que se genera en horas de alto movimiento, obligando a los ciclistas a andar en fila y a una velocidad constante. ¿Es esta la manera de los municipios de decir "tenemos X kilómetros de ciclovías nuevas"? ¿Es una estrategia de marketing? ¿Realmente es lo mejor que se puede hacer, considerando que el volumen de ciclistas crece año a año? ¿Se han realizado estudios que proyecten el tráfico a 5, 10 y 20 años? El número de ciclistas urbanos claramente no va a bajar y se requieren las mejores condiciones posibles para sus desplazamientos; hoy son el jamón del sándwich, robándoles espacio a los peatones o tratando de sobrevivir entre los autos. Algo positivo: me sorprendió descubrir un tramo exclusivo para ciclistas hecho con criterio de autopista en el nuevo tramo de la Costanera Sur recientemente entregado; aún no compruebo si es bueno o no, pero promete. Más implementaciones como esa son bienvenidas. Ciclistas: equípense con cascos y protecciones, que los vean y sientan, es un derecho circular por la ciudad, pero es un deber respetar y hacerse respetar.

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