Koloman Moser (1897-1918)
Koloman Moser estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena y en la Escuela de Artes Aplicadas. En 1897, junto a Gustav Klimt, fundó el grupo de la Secesión de Viena.
La imagen que se ve arriba, la ilustración, fue una portada de la revista Ver Sacrum, epítome de la Secesión Vienesa y obra de Koloman Moser. En sus páginas, los 19 artistas más representativos de esta nueva escuela, reunidos y encabezados por Klimt, desarrollaron su concepto de creación, trasformándose en la publicación oficial de la Asociación de Artistas Visuales Austríacos.
Gustav Klimt, Koloman Moser y Josef Hoffmann fundaron la revista, que estuvo en circulación durante seis años, entre 1898 y 1903; tuvo un tiraje limitado destinado sólo a los integrantes de la asociación. En ella hubo lugar para el debate y la exposición de cada uno de los nuevos ideales sobre el arte: la anulación del límite entre artes menores y mayores, la unidad y coherencia entre las diversas expresiones –desde la música a la arquitectura–, y, cómo no, la idea de que Viena debía salir de su anonimato. Mientras en Europa, especialmente en Inglaterra, el Arts&Crafts revitalizaba todo, Viena se había dormido y sucumbido a la formación tradicional; esto debía cambiar.
De allí que en este movimiento la ciudad tenga la misma importancia que los nombres, sus cafés donde los intelectuales y artistas se reunían, y cada una de las transformaciones que ésta sufrió a comienzos del siglo XX. Figuras como la de Otto Wagner en arquitectura dieron el impulso para renovar la cara de toda la ciudad. Una serie de obras, como las estaciones del tren metropolitano, edificios públicos y casas, son hoy muestra de cuán en serio se tomó la idea de que el arte y las nuevas formas debían adueñarse de todo. Wagner, en colaboración con Moser, fundó los Talleres Vieneses, un edificio notable, cuna de las más diversas experimentaciones en artesanía.
La idea de inventar nuevos ornamentos en la arquitectura, nuevas formas y figuras en la gráfica, nueva música (nada menos que la atonalidad y las obras de Schoenberg), en fin, mucho del modernismo, pasó en Viena. Y en este escenario la figura de Moser resulta extraordinaria; mientras Klimt desarrolló una robusta carrera como pintor y Hoffmann hizo lo propio en el diseño de mobiliario, a lo largo de varios años Moser exploró modelos gráficos que aplicó a la ilustración, y todo lo que tuviera cabida en el diseño: muebles, libros, viñetas para revistas, moda, vitrales, porcelanas, vidrio soplado, vajilla, platería, joyería y una variedad de papeles murales, y tapicería.
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