La nobleza del lino
Con más de 4 mil años de historia, esta tela vive hoy su mejor momento. Tres amantes de este noble material argumentan a su favor.
Colomba Living, 38 años en torno al lino
“Todo partió cuando vi la película ‘Romeo y Julieta’ a los 13. Ahí el vestuario, la cama… era precioso, me enamoré del lino”, cuenta Marcela Hernández. Y es que su vida ha estado marcada por este material: partió haciéndose su propia ropa y abrió su primera tienda el año 1982 en General Holley; luego fue mamá y lanzó la línea Colombina, de ropa para niñitas, y una década más tarde se aventuró con productos para la casa, siempre con el mismo protagonista, el lino. Hoy lo trabaja solo al 100%, el que trae de Italia e Irlanda de dos fábricas que cuentan con el sello Masters of Linen®, que certifica su calidad y origen europeo. Acá procesa, suaviza y lava las telas para lograr la caída que caracteriza a su tienda y todo se confecciona en talleres locales. Productos de cama, baño y mesa, además de ropa y proyectos que realiza por completo es hoy lo que ofrece. “El lino debe dar placer, por eso el tratamiento que le doy hoy hace que sea de fácil mantención, se lava en lavadora y hasta en la secadora, no va a encoger”, explica. @colomba_living
“Esta tela tiene propiedades curativas al contacto con la piel; te calma, te baja las revoluciones y su frecuencia te armoniza”
dice la fundadora de Colomba Living.
Entrelinos, la fibra del futuro
“La planta del lino crece en 100 días, su cultivo tiene un impacto medioambiental mínimo y el proceso de fabricación de la tela no genera residuos, todo se aprovecha, pulpa para papel, granos de lino y aceite”, explica Mónica Palma, quien fundó junto a su hermana Macarena, hace 8 años, esta tienda. Tejidos de Francia, Italia y Bélgica dan vida a sus pieceras, sábanas y manteles. “Responde a las necesidades de hoy: es amigable con el medioambiente y es perdurable en el tiempo. Hay que hacer que perdure, es una tela del pasado con miras al futuro”, dice. Sobre si se plancha o no, aclara que no es necesario, se puede secar al aire libre y solo con un rociador estirar con la mano, y si se quiere un efecto más ‘prolijo’ planchar a vapor ligeramente. “No hay que luchar con la arruga, solo eliminar las marcas del doblés”. @tienda_entrelinos
Siena, hecho en Chile
Por más de una década la fábrica de telas nacional Siena confeccionó tejidos de vestuario, esto hasta 1993, cuando su fundador, Kamal Heresi, le pidió a su hijo Gonzalo que lo ayudara en el negocio. Este último decidió cambiar el foco, investigó y apostó por el lino. “Era el producto adecuado para aprender y comenzar a tejer en Chile”, cuenta. Al principio el mercado local no valoraba sus telas, eran caras, pero sí afuera, por lo que comenzaron a exportarla, hoy 30 años después más del 60% de su producción se va al exterior. El proceso es así: el hilo de lino 100% que traen de Bélgica, y que llega en tono natural, se tiñe en Chile con colorantes no contaminantes y luego se hila en la fábrica en Recoleta. Esta empresa local cuenta con la certificación GOTS para textiles ecológicos y orgánicos, y hoy en día el 90% de su producción es lino, con un catálogo de más de 50 tonos. “Las proyecciones mundiales debido al calentamiento global son que la demanda vaya en aumento, ya que no es contaminante como el poliéster. El mercado está pidiendo productos en esta línea”, sentencia Gonzalo Heresi. @sienatelas
“Su arruga es incomparablemente elegante, no es lo mismo un algodón arrugado que un lino arrugado”,
comenta Gonzalo Heresi, de Siena.
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