Las últimas plateras
Actualmente la orfebrería originaria está casi exclusivamente en manos de mujeres, quienes se han transformado en las guardadoras de esta tradición ancestral. Es el caso de las agrupaciones aimara QullQina Ampara y la mapuche Plateras de la Mariquina, cuyas representantes hablan sobre su misión de rescate de este antiguo oficio.
Mercedes Mamani y María Gómez son las únicas orfebres que trabajan la platería aimara en Arica. Ambas son del altiplano: Mercedes, de Putre, y María, de Codpa, pero se conocieron en la capital de la XV Región. Ellas pertenecen a la agrupación QullQina Ampara (Manos de Plata), que se formó en 2010 a raíz de un programa gubernamental para impulsar oficios tradicionales originalmente dirigido a hombres, ya que la platería solía ser un trabajo masculino. “Pero como no hubo respuestas de parte de ellos, nos inscribimos nosotras”, cuenta María, quien agrega que “no sabíamos nada de orfebrería, de hecho la mayoría éramos dueñas de casa, pero sí conocíamos los aros de nuestras abuelas. Un orfebre nos capacitó y pudimos comprar materiales y aprender la técnica, que consistía en laminar, fundir y soldar. Estuvimos cerca de cuatro años aprendiendo este oficio y la verdad es que lo seguimos haciendo porque la platería aimara tiene muchas piezas y técnicas para lograr hacer objetos con volúmenes”. Por otro lado, cuentan que una antropóloga las ayudó con la investigación de las joyas desde algunos museos con el objetivo de definir los diseños.
“Cuando hemos ido a las ferias en los pueblos del interior son las mismas personas las que nos muestran las joyas de sus mamás y abuelas. Es ahí cuando sacamos los modelos, con la autorización de sus dueñas, para rescatar esos diseños”. El trabajo de ambas cultoras ha recibido en dos ocasiones el Sello de Artesanía Indígena, en 2016 y 2018.
Dentro de los oficios aimaras, la orfebrería es menos conocida que la textilería. Sin embargo, la platería está también llena de simbología y significado. “Por lo que hemos investigado, preguntando a los abuelos, sabemos que el cóndor o mallku simboliza las alturas, porque en los cerros sagrados se hacen todas las ceremonias, como el Machaq Mara o año nuevo aimara, y otras como el floreo. Las hojas, las flores y las aves simbolizan la madre tierra, la Pachamama, mientras que las campanas muestran la presencia, el ´aquí estoy`, y las monedas el bienestar para la familia. La luna o phaxsi simboliza a la mujer. Y el rojo es el color de los aimaras y se encuentra en los chales, los tejidos y los aros. En el caso de los pendientes usamos coral, aunque antes los antiguos plateros hacían sus propias mostacillas coloradas para decorar las piezas”.
La platería aimara es un complemento muy significativo de la vestimenta tradicional aimara, que se relaciona con las ceremonias y la cosmovisión andinas. De ahí la importancia de rescatar y difundir la orfebrería, que es parte de la cultura aimara. “Nosotras combinamos el trabajo con el rescate. Cuando vamos a las ferias lo primero que explicamos a las personas es de dónde proviene la joyería, lo que esta significa y que no solo es un adorno, sino que les decimos para qué se usaban. Eso nos hace sentir bien porque la damos a conocer para que no se pierda”, concluyen ambas artesanas.
Plateras de la Mariquina
En 2008 nació la agrupación Plateras de la Mariquina, ubicada en la Región de Los Ríos. La artesana Guacolda Manquelafquén, vocera del grupo compuesto por ocho orfebres, cuenta que sus orígenes se remontan a 2008, año en que realizaron un curso. Gracias a una capacitación Sence de 248 horas, realizada por el orfebre Raimundo Cona, las artesanas pudieron aprender diferentes técnicas.
Al igual que en la orfebrería aimara, en la mapuche esta solía ser cosa de hombres. Como no lo heredaron ni de sus madres ni de sus abuelas, las artesanas tuvieron que aprender a trabajar el oficio prácticamente desde cero. “La mayoría de nosotras combina el trabajo en la casa con la platería. Una de las cosas que más nos gustan de este oficio es poder rescatar las tradiciones mapuches. Hemos visto muchos diseños antiguos y es muy gratificante poder recuperar esos modelos en joyas tradicionales hechas por nosotras”, comenta Guacolda.
Las mujeres viajaron a Santiago a conocer el taller de la orfebre Amalia Chaigneau. Su colección de antigua platería mapuche las inspiró para trabajar los diseños que hoy realizan en sus talleres. Por otro lado, algunas de ellas realizaron cursos para aprender a trabajar con piedras preciosas y cobre, un metal que la cultura mapuche utilizaba desde antes de la llegada de los españoles.
Gracias al apoyo del área de control de calidad de Fundación Artesanías de Chile, las plateras han logrado perfeccionar la técnica, que desde abril de 2019 realizan a baja escala en collares, pulseras, anillos y aros de plata, que venden a través de la entidad.
Los productos de ambas agrupaciones se encuentran a la venta en www.artesaniasdechile.cl
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