Más allá del recreo

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Convertir los patios escolares en paisajes de aprendizaje es lo que mueve a la Fundación Patio Vivo. Su gestora, Ángela Ibáñez (33), y equipo ya han renovado 69 espacios en seis regiones a lo largo de Chile, con 25 mil niños beneficiados social, física y emocionalmente. "Ese es lejos nuestro mayor logro", dice la MA en Arquitectura del Paisaje, quien fue recientemente reconocida por la Universidad Austral como Mujer Destacada en Arquitectura y Urbanismo y su emprendimiento escogido por Unicef como una de las siete iniciativas innovadoras para primera infancia a nivel latinoamericano.




El pasado 24 de marzo Ángela Ibáñez debió haber asistido a una ceremonia en la Universidad Austral de Valdivia, para recibir el premio Marta Sheu 2020, que la distinguía por su aporte como arquitecta del paisaje y su emprendimiento con Patio Vivo: fundación sin fines de lucro que dirige con éxito hace seis años. Pero por la contingencia del Covid-19, como todo hasta ahora, fue postergada para fin de año.

En entrevista por videollamada, la licenciada en Artes y Humanidades y Magíster en Arquitectura del Paisaje (PUC) nos adelanta además que próximamente Unicef reconocerá a Patio Vivo como una organización esencial para avanzar en la necesaria creación de nuevos ambientes físicos de aprendizaje que requieren de un esfuerzo político e interdisciplinar, junto a otras organizaciones que están trabajando experiencias innovadoras en la educación temprana en Latinoamérica. Dos noticias que la tienen contenta y que le inyectan más energía para continuar con esta gran labor.

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Colegio Ayelén, ubicado en el límite urbano de Rancagua: "Creamos un patio que motivara a los estudiantes a jugar como en el campo. Plantamos un bosque de almendros, hicimos una gran loma, y sombra bajo un parrón. Creemos que a través de estos espacios estamos poniendo en valor la cultura agrícola propia de sus familias, entre otros énfasis".[/caption]

"Entender la idea de paisaje, en que más que algo contemplativo genere acciones y logre un impacto en distintas capas, como la educación, la comunidad y el espacio, para generar mejores aprendizajes, ha sido nuestra aventura", dice Ángela.   Sobre la iniciativa, cuenta que mientras estudiaba en la universidad le interesaba mucho cómo se vivían los espacios, más que cómo eran, lo que pasaba adentro de estos. Pero fue en Enseña Chile donde tuvo la oportunidad de trabajar y conocer la realidad de colegios vulnerables, en que observó cómo se usaban esos patios y los problemas de convivencia que producían. "Ahí se me ocurrió que si transformábamos el espacio y hacíamos lugares más cariñosos, probablemente esas relaciones entre ellos también mejorarían". Con esa motivación en mente, Ángela decide especializarse con un magíster, enfocada en transformar patios escolares. Investigando pudo comprobar que en países donde la calidad de la educación ya está instalada, ese espacio destinado al recreo efectivamente es un lugar de aprendizaje. Así nace Patio Vivo, que ha ido mutando con el tiempo.

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Con solo 33 años, Ángela Ibáñez, directora ejecutiva de Patio Vivo y miembro del Consejo Ejecutivo de International School Grounds Alliance (ISGA), ha logrado revertir espacios inertes y convertirlos en lugares vivos y trascendentales para la educación de miles de niños en nuestro país.[/caption]

Al principio partió como un proyecto de huertos y cómo llevar la naturaleza a los colegios podía mejorar las relaciones entre los alumnos en torno al cuidado del medioambiente. Pero al poco andar apareció con más fuerza la idea del juego. "Nos dimos cuenta de que los niños se metían al huerto a jugar y que en las escuelas no había espacios de calidad para ese propósito", explica.

"Hablamos mucho del espacio como el tercer profesor – un concepto del teórico Loris Malaguzzi –,  porque motiva acciones. El primer educador  son los profesores, el segundo son los pares  y el tercero es el espacio", dice Ángela.

¿Qué rol juegan los patios en el aprendizaje?

Trabajamos bajo la premisa de que el patio puede generar poderosas herramientas y oportunidades para el aprendizaje social, físico y emocional. Hablamos mucho del espacio como el tercer profesor –un concepto del teórico Loris Malaguzzi–, porque motiva acciones. El primer educador son los profesores, el segundo son los pares y el tercero es el espacio.

¿Cuáles son las variables que consideran al momento de diseñar?

Los patios escolares son espacios generalmente planos, de cemento, por un tema práctico se busca que sean hiperseguros. Y los aprendizajes en las escuelas siempre están dentro del aula, sin advertir todos los aprendizajes informales que ocurren en el patio. Lo que hacemos es plasmar el proyecto educativo de las escuelas. El proyecto educativo es la hoja de ruta que guía el diseño del patio, y el trabajo que hacemos es vinculando comunidad, espacio y cultura. Nos centramos en esos tres grandes focos. Nos interesa siempre diseñar entendiendo la cultura escolar donde se inserta la escuela. Hoy en día las escuelas de Arica a Punta Arenas son iguales y están perdiendo un montón de aprendizajes y de valoración de la cultura local, cuando en realidad creemos que todos la traemos y nos interesa dar lugar a toda esa historia y a los sueños que traen los niños. Y cuando trabajamos con materialidad propia de los lugares, con técnicas constructivas propias, con árboles de la zona, estamos trasmitiendo esa idea. Por ejemplo, en el Norte trabajamos mucho con piedra, en la zona central trabajamos más con ladrillo, y en el Sur con madera.

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Corporación de educación de la Municipalidad de Renca: "En Renca estamos trabajando a nivel comunal, con el objetivo de transformar las escuelas y jardines infantiles en los mejores lugares de cada barrio, que sean centros educativos y a la vez fortalezcan las relaciones de la comunidad. Juntos hemos transformado 10 patios en paisajes de aprendizaje que promueven el encuentro y el juego libre y activo en contacto con la naturaleza".

En estos momentos de incertidumbre, donde aparece con fuerza la pregunta sobre cómo estamos  educando a los niños y qué  herramientas les estamos dando para adaptarse a los enormes  cambios que estamos viviendo, ¿qué recomendarías?  

Poner en práctica el juego libre para que cumpla su rol educativo. El juego libre significa que los adultos les demos libertad a los niños para desarrollar sus propios juegos, que no intervengamos ni dirijamos el juego para que puedan explorar el medio, dirigir sus acciones y resolver sus propios conflictos. Esto los motiva a conocer sus límites, hacerse cargo de sus propias decisiones y así desarrollar la autorregulación y el autocontrol.   Cuando observas a un niño que practica juego libre verás que la alegría y la concentración que produce el juego en él lo llevarán a adaptarse a las circunstancias para seguir jugando: se parará si se cae, colaborará con su compañero para que siga jugando y resolverá conflictos simples. De esta manera, a través de pequeñas acciones, desarrollará habilidades socioemocionales claves, como la resiliencia, la empatía, la adaptación y la creatividad.   La invitación es a que estos días promovamos los tiempos y el espacio de juego, sin intervención de los adultos, que confiemos en las capacidades de los niños y nos dejemos sorprender por su creatividad; esto los ayudará a bajar la ansiedad y a prepararse para su futuro.

@patiovivo

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