ON desde mi celular
La situación mundial que vivimos hoy ha transformado la tecnología en un servicio básico para las personas. En pocos meses la aceleración digital nos ha transportado a una nueva forma de estar conectados. Nuestros aparatos celulares son la ventana a la facilitación de nuevos servicios que, al estar más tiempo en casa, comenzamos a agradecer poder manejar domóticamente.
Tal como lo dijo Satya Nadella, CEO de Microsoft, estamos presenciando “dos años de transformación digital suceder en dos meses”. Las cifras lo dicen todo: las compras online han duplicado su penetración en tan solo 8 semanas, donde 1 de cada 4 personas está comprando online por primera vez. “Hoy en Chile hay un 102,5% de conexiones a internet –sí, hay más conexiones a internet que personas en el país (Subtel, mayo 2020)—. En resumen, Chile es un país digital”, dice Leo Prieto, fundador de Odd Industries.
En esta nueva forma se hace vital que no solo seamos usuarios pasivos de esta tecnología, “sino que entendamos su funcionamiento para evitar las amenazas y cosechar los beneficios. La tecnología viene a mejorar nuestra calidad de vida y resolver muchos desafíos; imaginen cómo hubiese sido una cuarentena totalmente desconectados”, argumenta Prieto, considerando que gracias a ella hemos sido capaces de trabajar desde cualquier parte del mundo, con acceso a conocimiento ilimitado, pudiendo ser más productivos y estar en constante desarrollo personal. “Pero al igual que un tenedor puede ser práctico y útil, también puede ser usado para sacarle un ojo a alguien. No es culpa del tenedor, es culpa de la persona que no se preocupó de aprender a usarlo o derechamente quiso darle un mal uso. Hay que aprovechar las herramientas tecnológicas, pero debemos aprender a usarlas responsablemente. El potencial del impacto nos exige hacerlo, porque es la única forma de tener un país más sustentable, justo y productivo”, suma Leo.
Pero el panorama actual demuestra que en esta importancia del aprendizaje y uso de la tecnología aún existen brechas en la contraparte del usuario: “En el acceso a conectividad, en la disponibilidad de plataformas tecnológicas, en la capacitación y en el soporte de un ecosistema que facilite el uso o adopción de la tecnología. Tenemos una responsabilidad como sociedad de facilitar el acceso para que la desigualdad no se intensifique aun más con esta crisis”, dice Carolina Altschwager, directora ejecutiva de la consultora Almabrands, psicóloga de la Universidad de Chile y especialista en construcción de marcas y comportamiento del consumidor.
Tecnología, servicio básico
En el marco de la pandemia mundial por la que estamos atravesando, la tecnología se transformó en una necesidad básica que nos permite alimentarnos, sacar permisos de movilización y —lo más importante— mantenernos unidos con nuestros seres queridos, además de trabajar y hacer otras actividades. “Tener acceso a internet y pantallas cambia la experiencia de esta crisis, transformando la distancia en cercanía, la limitación en oportunidad para aprender y para poder seguir haciendo parte de las actividades cotidianas, y el aburrimiento en entretención, entre otros”, cuenta Carolina Altschwager.
Esta aceleración en la adopción digital no responde a querer ser más modernos sino a la necesidad más básica de estar seguros y cuidar nuestras vidas. “Si bien para algunos esta experiencia ha sido nueva, la satisfacción ha sido importante y con el correr de los días probablemente se irá instalando como un hábito difícil de cambiar por los beneficios que entrega”, suma Carolina.
Para los adultos mayores que cuentan con acceso a la tecnología, esta ha pasado de ser un tema netamente moderno y han conectado con ella desde la necesidad más básica que es “la compañía, la estimulación diaria y la seguridad que genera la apertura a aprender y a integrarse a ella”, dice Carolina, quien asegura que el desafío está en conectar con los driver más significativos para sus vidas y tener otras instancias que faciliten el aprendizaje. “Cuando los beneficios se viven y experimentan, la adopción es mucho más fluida”, cuenta Carolina.
La casa inteligente
Es un hecho que la llegada del 5G va a ser un cambio exponencial en las tecnologías móviles y toda esta carrera hacia la digitalización se va a fortalecer aun más. Aquí el uso de celulares y el universo de posibilidades se abren a través de él y aportará incluso más desafíos sociales y productivos puestos al alcance de la mano. “Mucho hemos escuchado de la nube, que es donde hoy vive casi todo lo que hacemos, y en Chile el 84,7% de todas las conexiones suceden sobre internet móvil. Si bien 4G ya nos da una verdadera banda ancha sobre el celular, la latencia —los milisegundos que se demora una instrucción en ir y volver de la nube— todavía es demasiado alta para actividades de tiempo crítico”, explica Leo Prieto.
El miedo existente sobre el 5G habla sobre problemas para la salud por estar expuestos a una fuerte radiación. “El miedo que muchos tienen sobre 5G, o el horno microondas, es infundado. Recordemos que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma (primera ley de la termodinámica), por lo tanto las microondas no son un invento humano, existen en la naturaleza. De hecho, el sol es una fuente tan potente de microondas que menos de una hora en la playa o arriba de un cerro hacen que tu piel cambie de color, algo que nunca va a suceder ni aunque estuvieras meses parado frente a una antena 5G”, explica Prieto.
Esta tecnología exponencial puesta en nuestras manos a través de los celulares la hemos descubierto más íntimamente y nos ha impresionado tanto más en la situación de confinamiento. Nuestras casas son nuestro universo y en ella hemos vertido instancias de satisfacción vinculadas a la tecnología.
Hace casi ya una década la domótica dejó de ser un lujo. Que las luces se prendan y se apaguen solas ya no forma parte de un imaginario futurista, sino que son parte de una realidad al alcance de la mayoría de los bolsillos. “Tener una casa inteligente no es solo automatizar por comodidad, nos permite ser más eficientes en el uso de los servicios básicos como luz y agua. Calefacción que aprende del uso de tu hogar y sabe cuándo calentar o apagarse para no gastar energía, sistemas de riego que monitorean la lluvia para saber cuándo regar y cuánto. Aunque esto aún suena a ciencia ficción, esto se vende hoy en todas las grandes tiendas de Chile”, dice Prieto.
Diferentes dispositivos son controlados con los teléfonos. Un buen ejemplo es lo que ofrece Enel X, a través de un mix de productos que se pueden operar a distancia, favoreciendo el confort de las personas, pero principalmente obteniendo beneficios respecto de la eficiencia energética en el hogar. “En cuanto a calefactores y aires acondicionados, la tecnología wifi viene integrándose fuertemente hace aproximadamente cuatro años. Durante 2020 ya es normal que varias marcas de nuestro mix incorporen tecnología wifi en la mayoría de sus productos”, cuenta Claudio Candia, responsable de Consumo Masivo Enel X. Esta tecnología permite controlar los dispositivos desde el smartphone desde cualquier lugar de la casa, permitiéndonos encenderlos, cambiar su temperatura y programarlos, entre otras características. “Esto último puede ser muy útil para el ahorro de energía o gestionar ambientes agradables a ciertas horas del día, como al despertar o al volver del trabajo”, suma Claudio.
En marcas son varios los que se han sumado a la domotización de las cosas. Samsung Electronics, por ejemplo, cuenta con varios productos inteligentes y con la app SmartThings para monitorear la actividad de sus electrodomésticos.
Kitchen Center ofrece aparatos para el hogar manejados desde el celular, como los hornos modelos Elite y Elegance, que cuentan con una aplicación móvil para dispositivos Android y Apple, llamada Kitchen Connect, donde se pueden programar tiempo, temperatura y funcionalidad.
Además de esto, hoy hay acceso a servicios como Amazon Alexa, HomeKit o Google Home que se convierten en el cerebro de nuestras casas. “Podemos controlar todo directamente desde el celular, o delegarles la tarea a estos dispositivos. Lo bueno es que lo que antes eran sistemas cerrados por marca, hoy se están abriendo a ser interoperables y compatibles. Por ejemplo, tus ampolletas Philips Hue las puedes controlar con la aplicación propia de la marca o con los dispositivos de Apple, Google o Amazon, pudiendo mezclar y combinar sistemas según sean la necesidad y el presupuesto”, concluye Leo Prieto.
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