Pasto verde o verde pasto

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De que se puede tener pasto sintético, se puede. Pero hay que tener en cuenta que es un maquillaje y que jamás cumplirá el mismo rol, salvo en situaciones donde es útil, como en áreas deportivas (en donde se tiene similar efecto con la pelota), aunque lo ideal sería que fuese de otro color, ¿para qué imitar la naturaleza tan básicamente?

Algunos están bien hechos, solo se nota que son falsos por su tan sospechoso color verde durante todo el año, o al mirarlos a sol y sombra, o cuando no se limpian los desperdicios de pájaro u otro animal, que en un pasto real se absorben.

Un seudoecologista me comentaba que son sustentables, pues no requieren de riego, ni cortes, ni replantados. Pero se olvida que están hechos de derivados del petróleo (se emitió mucho CO  al fabricarlos) y que no son biodegradables. Le comenté que comiendo pasto muchos animales viven -probablemente él también-, pero comiendo pasto sintético se muere cualquiera. Respecto al riego, le informé que no causa ningún daño al medioambiente, salvo el aumento de la cuenta del agua, además se baja la temperatura del ambiente. Aunque lo ideal sería no poner pasto real en áreas donde el agua escasea.

Actualmente se pueden ver casas, techos de edificios y espacios públicos con pasto sintético, una muy literal manera de fomentar las áreas verdes. Para aclarar: el verde correcto es el de la vegetación de verdad, el único útil y beneficioso.

Tuve una muestra en mis manos un par de días, e hice algunas pruebas. Con el fuego solo se ‘chamusca’, liberando gases no precisamente con olor a frutos del paraíso. Lo puse al sol, en Santiago, 22 de enero a las 14.30 y con 29° a la sombra. Las temperaturas registradas, con termómetro infrarrojo, fueron a pleno sol: pasto sintético 49°, pasto verdadero 35°. Ambos a la sombra 26°, piso gres cerámico 54° y temperatura superficial de la piscina 24°. O sea este material elevaría la temperatura de las ciudades 12° más que el verdadero pasto, si se lo emplea en abundancia.

Otro aspecto a considerar es que es ‘robable’, el pasto verdadero no se lo roban; este es fácil de sacar (habría que poner alarmas, cadenas, seguros y un perro de plástico). Finalmente, no creo que sea reciclable, ni nada parecido a  sustentable.

Más raro aun es verlo en un interior, nuevamente se puede, pero eso sí es una humorada.  Lo vi instalado en oficinas, no se ve del todo mal, además es cierto que la acústica mejora, pero aparte de ser ‘perturbador emocionalmente’, no se camina bien, las sillas con ruedas se trancan, se aplasta mucho por las pisadas constantes (especialmente en zona de puertas), no queda claro cómo se limpiará cotidianamente ni menos si alguien derrama un café, un chicle, migas...; ahora sí que los ácaros van a estar muy contentos. No se puede usar estufas portátiles de ningún tipo, por peligros de incendios, las personas podrían morir intoxicadas. Otro efecto producido es el de la electroestática, todos al caminar se ‘cargan’ y cuando se dan la mano o toman la manilla de una puerta se produce una descarga nada de grata. Es mejor no saludar y ojalá las puertas estén abiertas. No es razonable ni sustentable este verdor.

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