7 impactantes accidentes en la F1 en los que los pilotos resultaron ilesos

Accidente, Romain Grosjean

El francés Romain Grosjean salvó de un impactante choque, escapando del fuego que consumió su auto. Por fortuna, salió sin mayores lesiones.




Una historia de terror se vivió en el Gran Premio de Bahrein de la Fórmula 1. El piloto Romain Grosjean fue el protagonista de una escena que conmovió a todos los fanáticos de la mayor competencia del automovilismo, puesto que, tras el intento de adelantamiento del francés, topó el monoplaza de Daniil Kvyat, saliéndose de la pista, dirigiéndose hacia las protecciones.

Bahrain Grand Prix

Pero, lo que pudo ser un accidente algo común en la F1, se convirtió casi en una tragedia, ya que el auto de Grosjean se partió por la mitad, quedó incrustado en los guardarraíles y comenzó a incendiarse con el piloto aún en su interior. Por fortuna para el galo, logró salir desde las llamas gracias a la ayuda de los encargados de seguridad tras medio minuto de horror, donde de inmediato se vino a la mente lo que sucedió en 1976, cuando el Ferrari de Niki Lauda se incendió y el austríaco terminó al borde de la muerte debido a las quemaduras de segundo y tercer grado.

Ver salir a Grosjean prácticamente ileso del accidente parecía un milagro -solo pequeñas quemaduras en manos y tobillos- pero no es primera vez que vemos en la F1 como un piloto esquiva a la muerte. A continuación, te contamos acerca de otros siete accidentes que tuvieron como denominador común lo impactante y la enorme fortuna de los pilotos.

Hace 30 años, en el Gran Premio de Italia de 1990, la muerte que tantas veces se hizo parte en la F1, pasó por el costado.

En Monza, el denominado Templo de la Velocidad, fue el escenario de una acción increíble. Aquella tarde, Derek Warwick perdió el control de su Lotus y se fue directo contra las protecciones. Su monoplaza perdió la horizontalidad y se volcó de regreso hacia la pista donde, frenando en la mitad del circuito en una de las zonas de mayor velocidad, justo al salir de la curva de la Parabólica.

Milagrosamente, el resto de los bólidos lo fueron esquivando por el costado, sin que hubiese ningún impacto. Esto le permitió al inglés salir como pudo de su auto, con sus rivales pasando todavía por su sector. Luego se fue caminando a la zona de boxes, tomó el auto de reserva y regresó a la competencia sin señales de lesión. Impresionante.

En el Gran Premio de Australia de 1996, día en que debutaba Jacques Villeneuve con el equipo Williams y Michael Schumacher hacía lo propio en Ferrari, la sorpresa y la angustia no tardarían en aparecer.

En la primera vuelta, tras un accidentado arranque, David Coulthard intentó evitar un impacto y al moverse hacia la izquierda con su McLaren golpeó el Sauber de Johnny Herbert, quien a su vez trató de minimizar el daño, frenando como pudo su auto.

Pero atrás venía Martin Brundle, quien no logró reducir la velocidad lo necesario y chocó la parte trasera de los autos de Herbert y Coulthard, saliendo como un misil hacia la trampa de arena en la curva 3, partiendo su auto en dos. Increíblemente, Brundle resultó ileso e incluso fue corriendo al área de boxes para tomar el auto de reserva y así, además, pudo tomar parte en la reanudación de la carrera.

20 años después, en el mismo circuito, se vio otro de los accidentes más recordados. En el GP de Australia de 2016, Fernando Alonso escapó de lo que pudo ser su última carrera. En la vuelta 18, el español intentó adelantar a Esteban Gutiérrez, pero el mexicano frenó para evitar el sobrepaso.

Al ver esto, Alonso intentó superarlo por la izquierda, pero no calculó correctamente, chocando contra la parte trasera del vehículo, destrozando su eje delantero, impacto que le hizo literalmente volar hacia los muros de protección, donde finalizó su recorrido después de dar tres vueltas en el aire. Increíblemente, salió caminando desde un auto completamente destrozado.

“He sido muy afortunado”, dijo al asturiano después de la revisión médica, agregando que “me duele un poco todo porque en un accidente de este tipo se te mueve todo el cuerpo. Quizás las rodillas es donde más dolor tengo al haber chocado contra el chasis varias veces. Mañana aún tendrá más dolor”.

El Gran Premio de Bélgica también aparece en el listado de llamativos accidentes, que por suerte no tuvieron resultados fatales.

De 1998 se recuerda un enorme choque en cadena en el mítico circuito de Spa-Francorchamps. La carrera se inició bajo una copiosa lluvia y en la bajada hacia Eau Rouge se toparon los autos de David Coulthard y de Eddie Irvine. Eso sí, el de McLaren se fue contra el muro de la curva, rebotando hacia el centro de la pista, donde atravesó por entre todos los monoplazas que venían acelerando y que sufrían por la escasa visibilidad que se tenía debido a la lluvia. Como resumen, 13 vehículos quedaron destrozados y por fortuna sin mayores daños.

“No sé cuántos autos me golpearon, mi cabina estaba hecha un desastre, con el líquido del extintor esparciéndose entre mis piernas, mi pie izquierdo magullado por los golpes en la zona de los pedales y mi cabeza había recibido un golpazo. Mika Salo se acercó y me preguntó si estaba bien, mi reacción natural fue responderle que sí, aunque en verdad estaba un poco perturbado y estaba del todo seguro de que yo no estaba del todo bien”, reconocería tiempo después David Coulthard sobre ese confuso y enorme accidente.

Al año siguiente, en el mismo trazado, los pilotos del equipo BAR, Jacques Villeneuve y Ricardo Zonta, hicieron una apuesta, desafiándose a pasar a toda velocidad por la zona de Eau Rouge y Raidillon. Nada bueno podía salir de ese desafío en el GP de Bélgica de 1999.

Y fue lo que ocurrió. Ambos se salieron de la pista en la etapa de clasificaciones, impactando fuertemente contra las protecciones y destrozando los monoplazas. En este caso, el azar jugó a favor de la vida de estos pilotos.

Las jornadas milagrosas en Bélgica no se detuvieron ahí. En 2012, el mismo Romain Grosjean que salvó ileso es domingo en Bahrein había experimentado una situación que pudo ser una tragedia mayúscula.

Por aquellos años, el francés se había ganado el rótulo de “first-lap nutcase” (el loco de las salidas) por parte de Mark Webber, debido a una serie de incidentes en la primera vuelta en diferentes GP. Eso sí, ninguno como el de ese año en el arranque del GP de Bélgica.

En esa ocasión, el piloto de Lotus impactó a Lewis Hamilton apenas se pusieron en movimiento los autos, colisión que llevó a ambos a irse contra el Ferrari de Fernando Alonso en la primera curva, sin embargo, el Lotus de Grosjean descontrolado absolutamente se despegó del piso y pasó por encima de la cabeza de Alonso que, de haber ido un metro más adelante, seguramente no habría podido contar la historia.

Dos años antes de ese accidente, el mismo Mark Webber que le había dado el apodo a Grosjean se vio en una situación extrema.

En el GP de Europa de 2010 que se disputaba en Valencia, estaba tras los pasos de Heikki Kovalainen. Con neumáticos recién cambiados, el australiano confiaba en sobrepasarlo y demostraba una velocidad sumamente mayor, sin embargo, en ese objetivo de avanzar impactó por la zona trasera con su RB6 al Lotus T127 de Kovalainen, tras lo que salió volando con su vehículo, dando una vuelta en el aire antes de caer otra vez en la pista.

Impactante es la imagen desde la cámara on board, donde se ve cuando la trompa del auto se va hacia arriba y queda mirando el cielo antes de dar la vuelta de campana y azotarse contra la zona de seguridad.

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