Test: Kawasaki Z250 SL ¿Quién dijo que Kill Bill no tuvo infancia?
<p>Independiente de lo estrujada que fue en la ciudad y sus autopistas urbanas, nos dimos el gusto de ir con esta naked 250 al circuito del Centro de Manejo Avanzado de Las Vizcachas, donde sin duda estiramos las posibilidades de su mecánica. De lo que este año hemos probado en el "cuarto de litro" creo […]</p>
Independiente de lo estrujada que fue en la ciudad y sus autopistas urbanas, nos dimos el gusto de ir con esta naked 250 al circuito del Centro de Manejo Avanzado de Las Vizcachas, donde sin duda estiramos las posibilidades de su mecánica.
De lo que este año hemos probado en el "cuarto de litro" creo que estamos en presencia de uno de los motores más habilosos y con poder de la cilindrada. En el caso de la Kawasaki Z250 SL, sobresale en su entrega cuando llevamos un rango de revoluciones medio y bajo. Estoy casi seguro que esto se explica por el peso reducido de esta máquina: apenas 148 kilos. Si tuviera que nombrar una experiencia similar, aunque con mayor vocación deportiva, mencionaría la Hyusung GT250 R.

Pero esta "Kawa" incorpora y se le nota la estirpe, sangre, historia, oficio y recorrido de quienes se sentaron a darle forma final. La efeméride quizás nos remonte a la ZZR 250 de finales de los 90. ¿Recuerdan la moto amarilla con traje de similares tonos que montaba supuestamente Uma Thurman en el filme de Tarantino en Kill Bill? Bueno, hoy corren otros tiempos: tiene frenos ABS, encendido digital y arranque eléctrico, lo que sumado a su ligereza corporal la hará una compañera ideal para quienes vienen de un scooter 125 o debutantes absolutos en el mundo de las dos ruedas.
Así fue como nos subimos a una moto-escuela algo pequeña, pero sumamente maniobrable. No soy alto, 1.73, y en el asiento de la Z250 SL me sentí inmenso (tiene una altura del suelo de 780 mm). Creo que alguien de 1,88 metros hacia arriba podría no sentirse bien y hasta verse ridículo en una de éstas. Su manillar es plano y también ancho (no cuento con grandes manos) y esto nos lleva a adoptar una posición de manejo avecindada con lo deportivo.

Con un motor monocilíndrico de cuatro tiempos y refrigerado por agua de 28 Hp vamos a tener una potencia rica para el tráfico lento y trabado. En la autopista llega bien a 120 km/h. Ojo, no aconsejamos intentar un rebase desde ese rango de velocidad.
La lluvia torrencial de comienzos de agosto nos acompañó también durante un trayecto entre Pirque y el centro de la ciudad. Un semáforo que cambió muy rápido de amarillo a rojo puso a prueba no sólo la eficacia de su frenada con ABS, sino cómo reacciona sobre pavimento muy mojado: notable. Y si de fortalezas hablamos, muy injusto sería no reconocerle lo bien que se mete, se apoya y sale de las curvas. Ataca bien los ángulos que uno se propone mentalmente y ahí también es donde volvemos a aplaudir su sencillez y amplia maniobrabilidad (la suspensión es hidráulica y posee una horquilla telescópica de 37 mm).

El primer día de uso me costó acomodar el espejo izquierdo para que me brindara la retrospectiva que yo buscaba. Lo conseguí, pero llamo a buscar y acomodar bien algo tan crucial en el manejo de moto como los retrovisores. Como buena naked, la experiencia llevando un pasajero no figura dentro de sus mejores atributos, aunque eso lo remedia con una comodidad no habitual dentro del segmento para su conductor.
¿Llevas años mirando de reojo el verde arrollador de este fabricante japonés y sus creaciones orientadas, por lo general, a lo deportivo y lo pistero? Bueno, a no saltarse etapas, sobre todo si estamos aprendiendo o venimos de la cilindrada base. Acá está la bienvenida al mundo Kawasaki, la nena, la Kill Bill chica que te hará sentir un grande.
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