Al Bashir: la caída del dictador de Sudán

Al Bashir

El líder sudanés, que llegó al poder hace 30 años mediante un golpe de Estado, fue arrestado en el palacio presidencial. Una junta tomó el control y suspendió la Constitución.


Omar al Bashir ya no es Presidente de Sudán. El dictador del país africano fue detenido hoy por el Ejército, según anunció el vicepresidente, general Awad Ibn Awf, quien también informó que las Fuerzas Armadas suspendieron la Constitución y tomarán el poder durante dos años. El general anunció la puesta en marcha de un consejo nacional de transición. Asimismo dio a conocer varias medidas de emergencia, como el cierre del Aeropuerto Internacional de Jartum. Al Bashir permanecía en el Palacio Presidencial bajo una intensa vigilancia militar, mientras decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital, para celebrar la caída del autócrata que llevaba 30 años en el poder.

La jornada comenzó con el anuncio, por parte de los militares, de una "importante declaración" que mantuvo en vilo al país toda la mañana. Los rumores sobre la dimisión de Al Bashir comenzaron a circular de inmediato y decenas de miles de personas salieron a las calles de Jartum y, en especial, a los alrededores del cuartel general de las Fuerzas Armadas.

Los promotores de las protestas que provocaron la caída de Al Bashir, de 75 años, se mostraron muy críticos con la toma del poder por parte del Ejército, hecho que calificaron de "golpe conducido por el régimen para seguir en el poder". Las revueltas comenzaron en diciembre debido al aumento del precio del pan, pero pronto se convirtieron en marchas antigubernamentales en las que se exigía la renuncia del gobernante.

Ante la amplitud de las protestas, el mandatario declaró el estado de emergencia el 22 de febrero y destituyó a prácticamente todo su gobierno. Como la presión popular no descendió, liberó a miles de personas. Sin embargo, la caída de Abdelaziz Buteflika en Argelia tras semanas de movilizaciones en la calle envió un nuevo mensaje de esperanza a quienes reclamaban la dimisión de Al Bashir. Coincidiendo con la celebración del 34 aniversario de las revueltas de 1985 que acabaron con el régimen del dictador Jaafar al Numeiri, el pasado 6 de abril miles de sudaneses se concentraron en torno al cuartel general de las Fuerzas Armadas en Jartum. Hasta ese momento, el Ejército no había intervenido en la represión y las fuerzas del cambio pretendían forzarlo a tomar partido.

Masacre de Darfur

Desde que llegó al poder en 1989 mediante un golpe de Estado vivió en la guerra permanente. Primero un conflicto civil entre el norte y el sur de Sudán y luego con las constantes rebeliones como la de Darfur, en la que la contundencia de las milicias a sus órdenes provocó al menos 300.000 muertos. Por ello fue el primer jefe de Estado en ejercicio acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de guerra y contra la humanidad. Fue en 2009, pero Al Bashir se paseó por medio mundo sin que la orden de arresto se haya ejecutado.

Hijo de ganaderos que llegó a ser general del Ejército, Al Bashir es un hombre de pocas palabras, incluso tímido, según quienes le conocen. Hasta hoy había sobrevivido a la guerra, a la Primavera Árabe, a las sanciones económicas estadounidenses, a las acusaciones de La Haya y a las revueltas internas. Sostenido por el petróleo y por su estratégica alianza con China y Rusia, jugando un día a ser islamista y otro antioccidental, gobernó Sudán con mano de hierro, persiguiendo con inquina a opositores y periodistas y ganando una elección tras otra incluso antes de ir a las urnas.

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