Christian Rodríguez, militante franco-chileno de La Francia Insumisa: “Macron intenta negar el voto popular, desconocerlo”
El asesor de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, comenta los resultados de las elecciones legislativas, donde el partido consiguió ser el más votado dentro del bloque izquierdista Nuevo Frente Popular.
La victoria del Nuevo Frente Popular, luego de semanas anunciando la eventual entrada de la extrema derecha al poder en Francia, fue una sorpresa para los analistas, e incluso para el presidente Emmanuel Macron. Ahora, con el gobierno por formarse, la discusión en tabla es quién será el primer ministro: un nombramiento que hace la presidencia, pero que tiene que tener el respaldo de la nueva Asamblea Nacional.
Con 182 contra 168 parlamentarios, las relaciones entre el Nuevo Frente Popular y la coalición presidencial Juntos están tensas, con una alta posibilidad de bloqueo y donde el centro no quiera dejar gobernar al bloque izquierdista. Christian Rodríguez es franco-chileno, y fue candidato a diputado en estas elecciones. Además de eso, es miembro del comité de Relaciones Internacionales de La Francia Insumisa, el partido liderado por Jean-Luc Mélenchon, y que fue el más votado dentro del bloque izquierdista Nuevo Frente Popular. En entrevista con La Tercera, comenta este momento poselecciones en el país.
¿Cómo recibieron la noticia de la victoria del Nuevo Frente Popular? ¿Fue una sorpresa? ¿Cómo se lo explican?
Estábamos evidentemente muy contentos, lo seguimos estando, de haber logrado primero el paso a la unidad total con el Nuevo Frente Popular. Así que fue un momento de mucha alegría. Nosotros sabíamos que había una dinámica, eso lo vemos en los bares, lo vemos con los jóvenes, lo vemos en los sectores populares. Había una dinámica de mucha salida, movilización para derrotar a la extrema derecha, que era nuestra tarea principal.
Por lo tanto, sorpresa no, para nosotros no fue una sorpresa, sino más bien se confirmaba una tendencia que estaba pasando en la calle, en los lugares donde uno trabaja y se activa para defender su proyecto. Lo importante es entender que ninguna encuesta, ninguna, logró o anunció algo diferente a lo que era el discurso del poder mediático en ese momento, que era la extrema derecha altísima y nosotros extremadamente bajos.
O sea, hay un discurso que se construye, un relato que se construye, para lo que ha sido la política de Macron: ayudar a que el Frente Nacional, a que el partido de origen fascista, a pesar de cambio de nombre (Agrupación Nacional), siga haciendo lo mismo. Las ovejas no se pueden disfrazar de lobo cuando son lobos, eso es más que evidente.
¿Qué es probable que ocurra ahora, camino a la formación de un gobierno?
Tradicionalmente, el primer ministro es nombrado por el presidente a partir del grupo mayoritario, que en este caso es el Nuevo Frente Popular. Extrañamente, Macron ha negado esta situación, y está ganando tiempo para excluir a La Francia Insumisa, que es el movimiento más importante al interior del Nuevo Frente Popular. Su estrategia está en ganar tiempo, hacerlo ingobernable y aparecer como salvador de un frente, entre comillas, para ellos republicano, donde nos excluirían.
En realidad, negar el voto popular es vetar al pueblo que votó y que escogió. Cuando se llama a una elección, en este caso legislativa, tiene la voz y el mandato el pueblo. Y el pueblo decidió, votó y los resultados están a la luz. Es impresionante como Macron intenta negar el voto popular, desconocerlo, y creo que la situación se transforma en muy peligrosa para la democracia francesa.
La Francia Insumisa fue el partido más votado dentro del Nuevo Frente Popular. ¿Qué puede decir de eso?
Evidentemente que La Francia Insumisa aparece como el movimiento más dinámico, más movilizador y más amplio, no solamente en expresión de diputados, sino en acción de terreno.
Es un movimiento que ha tenido mucha fuerza, con composición mayoritariamente en sectores populares, en jóvenes, en asociaciones, en movimientos sociales y con una presencia también bastante fuerte en los sindicatos. Entonces La Francia Insumisa es detestada por el poder, es observada de muy cerca como muy peligrosa para el sistema, y es normal porque en su radicalidad de propuestas, en su programa, está la determinación a cambiar el sistema actual que ha venido ejerciendo Macron en el poder, que es el neoliberalismo puro y duro que se vivió en los años, en las décadas pasadas en América Latina y que fue derrotado.
Entonces el neoliberalismo, la agresión con esa fuerza que viene en la fase neoliberal de privatizaciones, de destrucción de todos los bienes sociales adquiridos durante muchos años, el estado de bienestar, es lo que fue y ha sido destruido sistemáticamente por los últimos años de gobierno, y es lo que hace que La Francia Insumisa sea el enemigo número uno.
Sin embargo, se nos ha acusado incluso de ser de extrema izquierda, y eso es bastante falso porque no existe la extrema izquierda primero. Si ser de extrema izquierda cuando pides el salario mínimo, cuando pides la jubilación a los 60 años, cuando denuncias el cierre de escuelas, la privatización de la salud… hoy día a todo eso le llaman ser de extrema izquierda, y creo que es una vez más una astucia del poder mediático para tratar de anularte y sacarte del sistema y que aparezcas antisistema.
¿Por qué el macronismo insiste tanto en no colaborar con La Francia Insumisa?
Macron era ministro de Economía de François Hollande. Hollande era del Partido Socialista, y cuando el pueblo escogió la izquierda, jamás se iba a pensar en la cantidad de traiciones que hicieron en ese momento al Partido Socialista de Hollande.
En el macronismo evidentemente la mayoría de sus ministros son ex-PS y en un primer momento Macron apareció mundialmente como un líder que no tenía partido, que no era ni de izquierda ni de derecha, era un gran centrista, por eso nosotros hablamos del extremo centro que representa él.
Rápidamente eso se desmoronó y descubrimos a un Macron al servicio de los intereses de los poderosos, de los intereses del modelo neoliberal más puro y duro que fue aplicando, muy brutal. Él ha gobernado con un artículo, el 49.3, que es imponerle a la asamblea legislativa el silencio para pasar sus leyes. Más de 21, 22 leyes que han pasado con la mordaza al Parlamento francés.
Entonces hemos sido el grupo de más férrea oposición, hemos sido el grupo que tiene las propuestas más serias para enfrentar los cambios que necesita la sociedad francesa hoy día, hemos sido los más consecuentes en defender a los más excluidos, a los más pobres y creo que eso es lo que causa ese odio que nos tienen para acusarnos de cualquier cosa.
Macron es una larga historia de traición, y el macronismo es la suma de ex-gente que viene de la izquierda y ex-gente que viene de la derecha, exclusivamente con ansias de poder para traicionar a su pueblo y eso es lo que no podemos aceptar. Los que nos preguntan por qué no podemos hacer una alianza con Macron debieran entender que es imposible aliarse con el que ha despojado a los derechos de los trabajadores, que ha despojado de derechos a los más excluidos, castigándolos.
En algún momento, se ha acusado de antisemita y antiparlamentaria a la posición de Mélenchon. ¿A qué se deben esos ataques?
En realidad la acusación que lleva a atacarnos y a atacar al líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, no tiene ningún sentido. Pero no solamente no tiene ningún sentido, sino que lo pensamos como una estrategia para golpear, para tratar de destruir la única fuerza de izquierda en Europa que puede transformarse en gobierno, en llegar al gobierno y producir cambio.
Jean-Luc Mélenchon ha sido toda su vida parlamentario. Es ridículo acusarlo de antiparlamentario cuando su vida política ha sido al interior del Parlamento. Nosotros durante años hemos acompañado la lucha parlamentaria, porque creemos profundamente en la vía electoral como resolución a los conflictos de poderes.
Lo que ha pasado aquí es que hace mucho tiempo, con la llegada del macronismo, se ha perdido absolutamente respeto, norma y proceder en la vida parlamentaria. Esta misma aplicación del 49.3, que es un artículo que amordaza a los parlamentarios para terminar una discusión e imponer leyes, es un ejemplo muy nítido. En este país no se ha aprobado ni el presupuesto global anual por los parlamentarios, ha sido impuesto. En este país millones de franceses salimos a las calles a decir no a la jubilación a los 63, 64, 67 años y la impusieron bajo la ley mordaza del 49.3. Y así sucesivamente una cantidad de leyes fundamentales.
Y el antisemitismo es porque hemos defendido permanentemente desde el 7 de octubre el tema del reconocimiento a Palestina como un Estado. Nosotros proponemos reconocer a los dos Estados y sobre todo hemos defendido incansablemente al pueblo palestino, que está sufriendo este genocidio frente a los ojos del mundo. Este es un tema clave porque es un tema ético de la política mundial hoy día. No defender a Palestina éticamente para la política, para la persona que hace política, para la persona que quiere un cambio de mundo, es inconcebible.
Por lo tanto, creo que hay que tener pendiente que nos van a seguir golpeando, nos quieren seguir aislando, esa es parte de su estrategia. El Partido Socialista ya ha dicho que no cederá y que exige, igual que nosotros y los verdes, haya un primer ministro y que ese primer ministro sea de La Francia Insumisa, porque la tradición y el acuerdo que hay es que sea del partido que sacó más representantes al interior del bloque.
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