Columna de Alina Rohach: ¿Votación o sobrevivencia? La democracia ucraniana en tiempos de guerra

Donetsk
Miembros de las fuerzas armadas rusas pasan junto a un edificio residencial destruido durante el conflicto entre Rusia y Ucrania en Pisky (Peski), una región de Ucrania controlada por Rusia, el 14 de febrero de 2025. Foto: Reuters


Por Alina Rohach, analista politica ucraniana, Transatlantic Dialogue Center

Ante la agresión rusa contra Ucrania, las manipulaciones sobre la legitimidad del gobierno ucraniano se han convertido en uno de los elementos más importantes de la guerra informativa. La propaganda rusa difunde activamente la afirmación de que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, es ilegítimo y que su gobierno es dictatorial. Estos relatos tienen como objetivo no solo desacreditar a la dirección ucraniana, sino también sembrar dudas entre la comunidad internacional sobre la democracia de Ucrania en tiempos de guerra.

Un producto de esta propaganda ampliamente difundida es la reciente declaración del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien llamó al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, un “dictador sin elecciones”. Así, vemos cómo Rusia sigue aprovechándose de la desinformación en la comunidad internacional y difunde ideas convenientes para sus intereses.

Pero, ¿por qué en Ucrania no se celebran elecciones presidenciales en este momento?

La Ley de Ucrania “Sobre el régimen legal de la ley marcial” establece que, bajo el estado de guerra, se prohíbe la celebración de cualquier tipo de elecciones (presidenciales, parlamentarias, locales). Además, la ley determina que, durante el período de vigencia de la ley marcial, las funciones del presidente no pueden ser interrumpidas, incluso si su mandato ha expirado. Celebrar elecciones en tiempos de guerra no es solo una cuestión técnicamente compleja, sino también una decisión estratégicamente importante que puede tener graves consecuencias para la seguridad y la estabilidad del Estado.

Entonces, ¿cuáles son los factores clave que imposibilitan la celebración de elecciones democráticas y justas en este momento? Por un lado se encuentra la seguridad de los votantes. En el este y sur del país continúan los combates activos, y en todo el territorio de Ucrania los ciudadanos están bajo la constante amenaza de bombardeos, ataques aéreos y otros peligros relacionados con las acciones militares. En tales condiciones, cualquier procedimiento electoral solo podría ser un factor adicional que aumenta los riesgos para la población civil.

Además, Rusia ha ocupado más del 20% del territorio ucraniano, donde viven nuestros ciudadanos. En estas áreas residen millones de ucranianos que de hecho no pueden ejercer su derecho al voto debido a los combates, la ocupación o el bloqueo del acceso a los colegios electorales. Durante la guerra, organizar elecciones en los territorios temporalmente ocupados es imposible, ya que las autoridades rusas en esas regiones no garantizan las condiciones democráticas para la libre expresión de la voluntad popular. Además, en estas áreas se imponen severas restricciones a la libertad de expresión y se persigue cualquier manifestación pro-ucraniana, lo que hace imposible un proceso electoral justo y transparente.

En el frente están más de 600,000 ucranianos defendiendo su país del agresor. Para ellos, la organización de elecciones es una tarea extremadamente compleja. ¿Cómo garantizar que los militares, que están en las zonas de combate defendiendo el derecho de su país a existir, no sean privados de su derecho al voto, mientras se asegura la fiabilidad y exactitud de los resultados?

Por otro lado, 4.646.735 ucranianos se vieron obligados a abandonar sus hogares debido a las acciones militares y se convirtieron en desplazados internos (DPI). Esto complica el registro preciso de los votantes y puede llevar a distorsionar los resultados de las elecciones. Además, sin las condiciones adecuadas para votar, los desplazados internos pueden verse efectivamente privados de su derecho al voto, incluso si este derecho está garantizado por la Constitución.

Desde el inicio de la invasión a gran escala, 7,5 millones de ucranianos han salido del país y continúan residiendo en el extranjero debido a la guerra. Organizar elecciones para estos ciudadanos requiere la creación de una infraestructura específica fuera de Ucrania lo cual es una tarea técnicamente y logísticamente compleja, que nuevamente pone en duda la equidad del proceso electoral.

Además de los factores mencionados, la organización de las elecciones requiere movilizar recursos significativos, lo cual, en tiempos de guerra, representa una carga excesiva y podría desviar la atención de las medidas defensivas necesarias. Más aún, realizar elecciones sin un control adecuado podría dar lugar a manipulaciones externas y falsificaciones, lo que generaría amenazas adicionales para los procesos democráticos en el país.

Según datos de encuestas, el apoyo a Volodymyr Zelensky sigue siendo alto (57%) incluso en los períodos más difíciles de la guerra. La mayoría de los ucranianos entiende que la celebración de elecciones en este momento podría ser contraproducente e incluso peligrosa para el país.

Esto pone en duda la veracidad de los argumentos difundidos por la propaganda rusa y proporciona una comprensión clara de que el pueblo ucraniano no solo está dispuesto a apoyar la dirección del gobierno, que fue elegido por medios democráticos, sino que también es consciente de que las elecciones en tiempos como este pueden acarrear graves consecuencias negativas.

De este modo, la cuestión de no celebrar elecciones presidenciales en Ucrania durante la guerra no es solo un aspecto legal, sino también un asunto de seguridad nacional. No se debe permitir que las manipulaciones y narrativas falsas nublen el debate sobre la democracia cuando se trata de la supervivencia del país y su pueblo.

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