El día en que Fujimori se instaló en Chile

Fujimori
Alberto Fujimori llega a Santiago el 6 de noviembre de 2005, en un vuelo proveniente de Tokio con escala en Tijuana.

No estaba en los planes de nadie. Un domingo de noviembre de 2005, el expresidente peruano aterrizó en Santiago, lo que generó una pesadilla diplomática entre ambos países. Pero su plan falló y luego quedó detenido. Recién en 2007 se aprobó su extradición a Perú.


Era un día soleado de noviembre, como suele ocurrir en Santiago en aquella época del año. Como buen día domingo la agenda noticiosa en Chile no era de grandes movimientos, ni tampoco había mucho ruido en el exterior: sólo había preocupación por los efectos del tornado Evansville en Estados Unidos, mientras que otros medios destacaban que la junta militar en Myanmar había cambiado su sede, de Rangún a Pyinmana. Nada hacía presagiar lo que terminaría ocurriendo aquella tarde de 2005, justo cuando, además, comenzaba a bajar el tono del impasse entre Chile y Perú por la delimitación marítima.

“Fujimori acaba de aterrizar en Chile”, fue lo primero que se informó, sin más detalles. El expresidente peruano había aterrizado a las 14.30, proveniente de Tokio, con escala en Tijuana, México. “El Chino” llegó en un lujoso Bombardier Global Express, matrícula N949GP, acompañado de tres personas: el japonés Nagato Kusataka, asistente personal; el peruano-japonés Arturo Makino Miura, amigo de los hijos de Fujimori; y el peruano-norteamericano Jorge Béjar, periodista y amigo de juventud del exmandatario (1990-2000).

El avión de Fujimori fue conducido hasta la zona de Aerocardal, distante a poco más de un kilómetro del edificio principal del aeropuerto Arturo Merino Benítez, un lugar especialmente acondicionado para vuelos privados, donde suelen llegar connotados políticos, empresarios y estrellas de rock. En aquella época, estaba autorizado que los pasajeros esperaran al interior de sus aviones privados, ya que el personal de policía internacional se trasladaba especialmente a esa zona para los trámites respectivos.

Fujimori
El día en que Fujimori se instaló en Chile. En la imagen, en su casa en Chicureo, en 2007.

Fue así como Fujimori esperó en el avión. Antes de aterrizar, el piloto informó que su destino era Santiago y que transportaba a cuatro pasajeros. Sin embargo, no entregó las identidades. A las 14.23 el detective Roberto Ruiz Fernández, de turno ese día, llegó hasta el hangar de Aerocardal y ahí se encontró con Makino, Nagato y Béjar, pero nunca vio a Fujimori, que se encontraba en el avión. Los colaboradores del expresidente le entregaron cuatro pasaportes a Ruiz y éste procedió a timbrarlos y a autorizar el ingreso a Chile como turista. Luego, Fujimori se bajó del avión y abordó un Mercedes Benz. Ahí lo esperaba el abogado Juan Carlos Osorio, contratado por el equipo fujimorista para coordinar la aventura chilena. No pasaron más de 15 minutos entre que Fujimori bajó del avión y salió del aeropuerto.

Fujimori y sus acompañantes emprendieron rumbo al Hotel Marriot. En el intertanto, el personal de policía internacional se percató de la situación, “descubrió” la orden de aprehensión pendiente y avisó al jefe de turno de Investigaciones. Pero ya era tarde. A esa hora comenzaron a encenderse todas las alarmas y Ricardo Lagos fue despertado de su siesta. En la embajada peruana estaban indignados. El embajador José Antonio Meier, llamó al canciller chileno, Ignacio Walker y le pidió que expulsara inmediatamente a Fujimori, solicitud que no fue atendida por La Moneda, que optó por el curso regular.

IGNACIO WALKER
El día en que Fujimori se instaló en Chile. En la imagen, Ignacio Walker.

Fujimori se instaló en el hotel y llamó por teléfono a sus abogados y asesores en Lima, para verificar que tuvieran listos todos los documentos judiciales con el objetivo de ayudar a sus abogados en Chile. Dos consejeros de Fujimori contaron tiempo después que el exmandatario eligió Chile porque su sistema judicial le permitiría hablar y defenderse. El alboroto era total.

La solicitud de detención llegó recién pasadas las 21.00 y La Moneda era un hervidero. Los funcionarios chilenos estaban evidentemente sobrepasados. Recién a la una de la madrugada, pero con todos los documentos necesarios, Investigaciones procedió a detener a Fujimori en su habitación. Al abordar la patrulla, que lo trasladó a la Escuela de Investigaciones, en Pajaritos su rostro evidenció decepción.

Plan fallido

El expresidente peruano pasó el día siguiente en una sala amplia de ese edificio, recibió visitas y logró relajarse, aunque sabía que su plan había fallado. “El objetivo es regresar a Perú y si las cosas no salen bien allá (en Chile) regresará a Japón”, afirmó a La Tercera en ese momento el ex embajador de Perú en Japón y cuñado de Fujimori, Víctor Aritomi, quien reveló que el viaje comenzó a planificarse en 2004.

FILE PHOTO: Peru's Alberto Fujimori
El día en que Fujimori se instaló en Chile

La cosa ardía y para que Fujimori no transformara su estadía en una campaña mediática y política, se decidió entonces su traslado, esa misma tarde de lunes, a la Escuela de Gendarmería, en Avenida Matta, no muy lejos del Parque O’Higgins. Ahí, Fujimori no pudo hacer llamados, se le encerró en un cuarto de nueve metros cuadrados, con radio y TV cable, pero siempre con un gendarme acompañándolo. Se le restringieron las visitas, que fueron llegando a Santiago durante toda esa semana, una de las más negras que vivió Alberto Fujimori Fujimori.

Para evitar que la pesadilla diplomática aumentara aún más de tono, el 11 de noviembre comenzó el proceso de extradición. En el intertanto, Fujimori vivió en Las Condes y en Chicureo. Frecuentes fueron sus salidas a pescar al litoral central. Eso, hasta que en septiembre de 2007, la Corte Suprema aprobó su extradición a Perú. Dos años más tarde, fue condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos durante su gobierno. Pero esa es otra historia.

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