El opositor ruso es trasladado a una prisión remota en el Ártico
Según el equipo del opositor ruso, no habían podido localizarlo.
El opositor ruso encarcelado Alexei Navalny, que llevaba más de dos semanas sin poder ser localizado, ha sido trasladado a una remota colonia penitenciaria en el extremo norte de Rusia, lo que hace mucho más difícil que pueda organizar una resistencia significativa al plan de Vladimir Putin de mantenerse en el poder en las elecciones presidenciales del próximo año.
Navalny había faltado a una serie de citas judiciales en las últimas semanas y su equipo no había podido localizarlo en varias instituciones penitenciarias de todo el país. Su desaparición suscitó preocupación por su bienestar entre sus partidarios en Rusia, así como en las capitales europeas y en Washington. Pero el lunes, su equipo comunicó que había sido trasladado a una colonia penitenciaria conocida como “el Lobo Polar”, en la remota región ártica de Yamalo-Nenets, una zona de frío glacial, muy aislada y de difícil acceso. Dicen que enviar cartas allí es casi imposible.
“Alexey está vivo, está bien”, escribió Leonid Volkov, ayudante de Navalny, en X, antes conocido como Twitter. “Ahí acaban las buenas noticias. Este es el mayor nivel posible de aislamiento del mundo”.
El episodio pone de relieve el deseo del Kremlin de mostrar su control sobre la oposición rusa y controlar la narrativa que rodea a Navalny, suprimiendo su influencia política. Sus aliados han afirmado que al Kremlin le preocupa su potencial para movilizar a una mayor oposición de cara a las elecciones presidenciales de marzo.
Feroz defensor de la lucha contra la corrupción que galvanizó a la oposición política rusa, Navalny cumple en una colonia penal condenas que suman más de 30 años por diversos cargos. Está encarcelado desde enero de 2021, cuando regresó a Moscú desde Alemania, donde se recuperaba tras caer enfermo durante un vuelo interno en Rusia. Los médicos alemanes concluyeron que había sido envenenado con el agente nervioso de la era soviética, Novichok, de lo que Navalny ha culpado al Kremlin. El gobierno ruso ha negado su implicación en cualquier intento de perjudicarle.
Navalny cuenta con millones de seguidores en las redes sociales. Este mes, el número de suscriptores a su canal de YouTube superaba los seis millones, con más de 1.400 millones de visitas, lo que eclipsa el alcance de cualquier otra figura de la oposición del país. Cuando fue detenido tras su regreso de Alemania, estallaron manifestaciones masivas, lo que llevó a los analistas políticos a sugerir que el Kremlin temía cada vez más que Navalny lograra explotar el descontento por la corrupción y el descenso del nivel de vida para plantear un desafío duradero a Putin.
En prisión, Navalny ha seguido criticando y ridiculizando al presidente ruso durante las vistas judiciales y las apelaciones, utilizando su representación legal para publicar mensajes en las redes sociales en los que acusa a Putin y a su círculo íntimo de corrupción y pide a los rusos de a pie que se levanten contra su gobierno.
De este modo, Navalny debilitó la idea del Kremlin de que la población estaba unida en apoyo de Putin y de su guerra contra Ucrania.
Su desaparición este mes se produjo cuando Putin confirmó que se presentaría a las elecciones presidenciales del 17 de marzo, en las que se espera que gane fácilmente y prolongue su dominio del país durante al menos otros seis años. Navalny respondió a la confirmación de la fecha de las elecciones anunciando el lanzamiento de un sitio web llamado “Rusia sin Putin”, que anima a los ciudadanos a distribuir material de la oposición y a persuadir cada uno a otras 10 personas para que voten en contra del líder ruso.
El Kremlin ha intensificado su campaña para erradicar las críticas al gobierno ruso y a su gestión de la guerra en Ucrania. Periodistas, activistas y disidentes se arriesgan a penas más largas por hablar ahora que antes de la invasión.
“La situación de Alexei es un claro ejemplo de cómo el sistema trata a los presos políticos, intentando aislarlos y reprimirlos”, escribió en X Ivan Zhdanov, director de la fundación anticorrupción de Navalny.
En las semanas previas a su desaparición, el líder opositor había enfermado y el personal de la prisión le había puesto una vía intravenosa, lo que hizo temer por su salud entre sus partidarios. Navalny se ha quejado del mal trato recibido desde su encarcelamiento y ha realizado huelgas de hambre.
Moscú negó saber sobre el paradero de Navalny durante el tiempo que estuvo desaparecido. El portavoz presidencial, Dmitry Peskov, ha dicho que el Kremlin no seguía la pista del opositor.
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