Estudiantes de Hong Kong boicotean las clases desafiando a Beijing

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Protestas de estudiantes de Hong Kong. EFE

Tras un fin de semana marcado por enfrentamientos entre radicales y la policía, hoy se vivió una jornada con acciones diversas. En este inicio de curso los estudiantes formaron cadenas humanas delante de sus centros, mientras en varios hospitales enfermeros hicieron filas en pasillos sosteniendo pancartas.


Miles de estudiantes vestidos de negro se manifestaron el lunes en Hong Kong, en el primer día de una campaña de dos semanas de boicot a las clases para mantener la presión sobre el gobierno local leal a Beijing, que sigue sin hacer ninguna concesión al movimiento prodemocracia.

Tras un fin de semana marcado por enfrentamientos entre radicales y la policía, el lunes se vivía una jornada con acciones diversas, muestra de la creatividad del movimiento.

En este inicio de curso, los estudiantes formaron cadenas humanas delante de sus centros.

Mientras, en varios hospitales, enfermeros hicieron filas en pasillos sosteniendo pancartas.

La excolonia británica atraviesa desde hace tres meses su crisis política más grave desde la retrocesión a China en 1997, con acciones casi diarias para denunciar la injerencia creciente de Beijing en los asuntos internos de esta región semiautónoma.

Beijing, que muestra un apoyo total al gobierno hongkonés, multiplicó las amenazas.

"El fin está cerca" para la movilización a favor de la democracia, advirtió el domingo por la noche la agencia de prensa china Xinhua en un editorial.

Esto no impidió que el lunes por la mañana manifestantes vestidos de negro, color emblemático de la protesta, bloquearan las puertas de los vagones en algunas estaciones de metro para impedirles arrancar.

"Una forma de aprendizaje"

El alcance de las perturbaciones no tuvo nada que ver con el caos vivido el 5 de agosto, cuando las operaciones de bloqueo paralizaron durante varias horas el conjunto de la red, caracterizada normalmente por su gran eficacia.

Los estudiantes son desde hace tres meses la columna vertebral del movimiento. Se les ve en primera línea, entre los que arrojan ladrillos a la policía, así como en segundo plano, formando multitudes que se manifiestan.

"Es el primer día de curso pero todavía quiero manifestarme", confesó a la AFP un estudiante de 19 años, que se identificó como Tommy, en el centro de Hong Kong. "Manifestarse es también una forma de aprendizaje", lanzó.

En los hospitales más grandes, enfermeros formaron una fila en los pasillos con pancartas en las que se leían lemas como: "En pie por Hong Kong".

¿Movimiento condenado?

Una enfermera pensaba que el movimiento estaba condenado, y señaló que Beijing no haría ninguna concesión.

"Pero sin embargo tenemos que levantarnos y decir algo. Al menos hemos mostrado al mundo lo que ocurre", dijo a la AFP bajo condición de anonimato.

Por la mañana, alumnos de secundaria formaron cadenas humanas a las puertas de varias escuelas públicas. En una de ellas, una estatua de Sun Yat-sen, que proclamó la República en China en 1912, fue ataviada con una máscara de gas y gafas de protección.

"Hong Kong es nuestro hogar. Somos el futuro de la ciudad y tenemos que asumir la responsabilidad de salvarla", declaró una estudiante de 17 años, que se identificó con el apellido Wong.

"Rechazar la violencia"

El movimiento de protesta nació en junio con el rechazo a un proyecto de ley para autorizar las extradiciones hacia China. La suspensión del texto por el Ejecutivo no bastó para aplacar la movilización, que amplió considerablemente sus reivindicaciones.

Estas van dirigidas ahora a la denuncia de un retroceso de las libertades y contra la creciente injerencia de China, violando el principio "Un país, dos sistemas".

Hong Kong vivió el sábado una de las jornadas de protestas más violentas desde el inicio del movimiento. Y el domingo, miles de manifestantes prodemocracia intentaron bloquear los accesos al aeropuerto erigiendo barricadas.

El lunes, el ministerio hongkonés de Seguridad advirtió que la violencia estaba "cerca de salirse de control".

"Pido al público rechazar la violencia, mantener el orden en nuestra sociedad y proteger el estado de derecho", declaró John Lee Ka-chiu a los periodistas.

La imagen de Hong Kong, hasta ahora considerada como una plaza financiera estable, se vio empañada por el movimiento. La llegada de turistas se desplomó y hoteles y comercios se enfrentan a una caída significativa de su facturación.

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