Hong Kong: a un año del inicio de las protestas contra China
Si bien lograron tumbar la ley de extradición, a un año del inicio de las manifestaciones los activistas prodemocracia ahora enfrentan un nuevo desafío: la Ley de Seguridad Nacional. La misma que China tilda de “programa antivirus” instalado en ese territorio autónomo.
En la que se convertiría en la mayor manifestación desde la entrega de la excolonia británica a China en 1997, más de un millón de manifestantes -uno de cada siete residentes, según los organizadores- se tomaron las calles de Hong Kong el 9 de junio de 2019 para oponerse a un polémico proyecto de ley de extradición que permitiría a Beijing extraditar a fugitivos de esa región administrativa especial china. Una medida que se percibió entonces como un ataque frontal al sistema de libertades del territorio autónomo, por considerar que el régimen de Xi Jinping podría usarla para procesar a personas por razones políticas.
Ese hito marcó el inicio de meses de protestas, que en septiembre pasado llevaron a que la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, terminara anunciando el retiro del polémico proyecto. Pero no fue suficiente, porque los manifestantes ya habían abrazado otras cuatro demandas que no iban a soltar: retirar el calificativo “revuelta” a las protestas iniciadas en junio, lo que conlleva penas de 10 años de prisión a los detenidos en las marchas; investigar los abusos policiales durante las protestas, libertad para los detenidos y lograr un completo sufragio universal para que el pueblo pudiera elegir también al jefe del Ejecutivo.
Desde que la pandemia del coronavirus entró en escena en enero, las manifestaciones se habían disipado. Pero el 8 de mayo la crispación volvió al Parlamento y, dos días después, las protestas regresaron hasta una decena de centros comerciales. El 6 de mayo, un comunicado de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao de China (HKMAO), el principal órgano de Beijing en la excolonia británica, calificó a los manifestantes de “virus político” y aseguró que el gobierno chino no se “quedaría de brazos cruzados con esa fuerza demente imprudente”, en referencia a los movimientos prodemocracia que encabezaron las protestas el año pasado.
Justo un año después, los manifestantes enfrentan un nuevo desafío: la futura Ley sobre la Seguridad Nacional en Hong Kong. El proyecto de ley, anunciado en mayo por Beijing, prohibirá el separatismo, la subversión, la preparación o la comisión de actividades terroristas, así como las actividades de fuerzas extranjeras que constituyen una injerencia.
En la víspera del primer aniversario del inicio de las protestas de 2019, Zhang Xiaoming, director adjunto de la HKMAO, dijo ayer que la futura Ley sobre la Seguridad Nacional en Hong Kong será como “un programa antivirus” instalado en el territorio, subrayando que los manifestantes prodemocracia iban “demasiado lejos”. “Una vez entre en vigor esta ley será como si hubiéramos instalado un programa antivirus en Hong Kong, para que el principio ‘un país, dos sistemas’ funcione de manera más segura, fluida y duradera”, afirmó Zhang. Según France Presse, se trata de la declaración más detallada hasta hoy de un responsable chino sobre la medida.
Si bien grupos de activistas antigubernamentales tenían programado realizar manifestaciones con motivo del primer aniversario del inicio de las protestas, ayer informaron que las aplazarían una semana debido a las restricciones impuestas a causa de la pandemia. El portavoz del grupo, Ventus Lau, explicó que, en caso de que el gobierno amplíe las medidas para hacer frente al coronavirus, las manifestaciones serán nuevamente pospuestas. Las autoridades, por su parte, insistieron en que la decisión de limitar las reuniones a un máximo de ocho personas seguirá vigente hasta el 18 de junio, si bien han recalcado que la decisión no se basa en motivos políticos sino sanitarios, consignó Europa Press.
En declaraciones al diario digital español El Confidencial, Antony Dapiran, abogado, analista y escritor australiano afincado desde hace años en Hong Kong, que acaba de publicar este mes el libro City on Fire sobre el año de protestas que sacudió la isla, aseguró que las manifestaciones de 2020 “serán distintas” a las del año pasado, pero advirtió que la tensión puede generar “radicalización de algunos manifestantes” y “estallidos de violencia”.
Al respecto, Jean-Pierre Cabestan, académico de la Universidad Bautista de Hong Kong, dijo a La Tercera que “Xi quiere reforzar su control sobre Hong Kong para evitar que se convierta en una ‘base para la subversión’ que pondría en peligro la estabilidad del régimen del Partido Comunista en China”. Sin embargo, el experto cree que se trata de una “misión imposible” para Beijing. “La gente de Hong Kong no va a cambiar su mentalidad, por lo que veo más problemas por delante, más protestas, y tal vez una intervención de Ejército Popular de Liberación (EPL) si es que no se puede mantener el orden”, advirtió.
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